22/11/2024 11:08
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Hoy he recibido carta de mi amigo Pablo Jiménez Guarricuco que vive en Caracas y por la actualidad que empieza a tener el hambre en España, bajo el Gobierno socialista-comunista, merece la pena que la haga pública, aunque sólo sea para que esos incautos que se creen las maravillas que les espera con el Pedro y el Pablo al frente, sepan lo que pasa en la Venezuela del «demócrata» Presidente Maduro.

Pero, pasen y lean. En este caso sobran las palabras. He titulado la carta así:

Los diálogos del hambre

Me levanto pensando que le daré a mi hijo de comer… Después de resolver su merienda con un peor es nada salgo al trabajo sin desayunar como muchas veces deseando desde mi preocupación de padre que en la escuela no lo devuelvan por alguna de esas situaciones cotidianas -Los Maestros no han cobrado, no hay agua, no hay luz- y por lo menos se pueda comer el almuerzo. 

Mi estomago protesta con un enorme rugido mientras voy guindando en la camionetica repleta de vecinos y desconocidos; un poco apenado aclaro mi garganta como tosiendo para disimular pero en ese instante otro estomago chilló igual de duro, como con ganas de unirse en esa protesta por comida y al voltear sorprendido descubrí el rostro sonriente de una agradable joven como de 18 años quien sonriendo me dice: ¿será esto el dialogo del que habla Maduro?

Es cierto, el presidente llamó a Dialogo pero no al pueblo, no a los de abajo, el llamó a Ramos Allup a quien acusa al mismo tiempo de golpista, también llamo a dialogar a Thomas Shannon representante del mismo «Imperio» que acusa de injerencista y de conspirar para apropiarse de nuestros recursos naturales… y a nosotros los muertos de hambre que peregrinamos de cola en cola buscando algo que comer nos excluye y nos manda a ser leales, a esperar que nos vendan las bolsas de los CLAP contentivas de lo que ellos les venga en gana y a que aguantemos hasta quien sabe cuándo, sin derecho a protestar o sea dialogo puro…

No sé si desvarío por el hambre pero me pregunto: ¿El pueblo pide dialogo o pide comida?, ¿de verdad el pueblo cree en esos llamados excluyentes a diálogo político del cual nunca sale beneficiado en nada concreto?, ¿Cómo cree un ciudadano opositor en los llamados a dialogar mientras ve como ese mismo gobierno con su generalización discursiva los insulta, los descalifica de manera sistemática usando el sistema de medios públicos?…

Estando ya laborando, cuando son como las diez de la mañana le digo a mí estomago mientras lo acaricio con cariño: aguanta un poco más que ya se acerca la hora del almuerzo; él se retuerce en un ahogado murmullo y me hace temblar con una especie de escalofrío que recorre mi pálida cara.

Veo de nuevo el reloj impaciente de que llegue la hora y me pregunto ¿cómo creer en los llamados de Dialogo del Presidente Maduro si desde su gobierno son capaces de ordenar allanamientos al movimiento alternativo Marea Socialista o a un simple articulista de aporrea por opinar?, ¿cómo creer que el autodenominado «Gobierno Obrero» llama a dialogo de manera sincera cuando vemos a líderes sindicales de Corpoelec arriesgando su vida en una huelga de hambre debido a la negativa de discutir el contrato colectivo de cientos de trabajadores o la utilización de marramuncias para no reconocer la plancha obrera ganadora del Sindicato del Instituto de Ferrocarriles del Estado al cual amedrentan y amenazan con viejos métodos delincuenciales de la tan cacareada cuarta república?.

En fin aquí en Venezuela los únicos diálogos que hay son los diálogos del hambre, esos con poca sustancias intelectual, abombados por las quejas y la frustración, esos que solo giran en torno a recomendaciones para rendir la comida o la el pase de recetas para variar el menú con los escasos ingredientes que se consiguen; diálogos que comienzan tímidamente con el cuchicheo inquisitivo ¿Dónde conseguiste esa leche y esa harina? Y terminan a veces – todo depende de la cola o el día de la quincena- con una acalorada mentadita de Madre presidencial o en la consolación con el viejo refrán «no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista»…

Vuelvo a ver la hora y ya son las dos, -vamos almorzar amiguito- le digo a esa comprensiva y aporreada barriguita mía, pronto saldremos de este abismo, pero necesitamos trabajar más en los medios que nos ofrece la constitución para ello.

«Hay un límite donde la Tolerancia deja de ser una Virtud»

 

 

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                                           Por la transcripción Julio Merino 4 de marzo de 2021

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.