22/11/2024 02:36
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Los españoles sufrimos una doble pandemia, la del coronavirus, y la castuza política del medio millón de politicastros profesionalizados como tales, la mayoría sin oficio ni beneficio.

La primera tiene cura, pero la segunda, mucho me temo que es mortal de toda necesidad…

Parece evidente que el coronavirus viene de China, y que ha sido fabricado en laboratorios militares, como una nueva arma de destrucción masiva de sus adversarios, es decir de todo el mundo.

El hecho de que China tenga listos y en producción medios para combatirlo, y todo el material que se precisa, parece una clara evidencia de ello…

Dicen que no ataca a los negros, por razones que desconozco, y que parece ser más un arma de destrucción masiva de los hombres blancos.

¿Es posible que sea por el calor que impera en África, y que –se supone- mata rápidamente al virus, o por lo menos impide su propagación…?

Si a ello unimos que ataca mucho más, es más letal, para las personas mayores, parece creado ex profeso para eliminar de la faz de la tierra a los ancianos, visto que no quieren morirse, y habría que ayudarles a dar el paso definitivo, y nunca mejor dicho.

Sentada esta tesis, que como todas admite su antítesis, y la posterior síntesis, creo que los europeos pensantes deberíamos ver qué podemos hacer, y que debemos hacer.

La silenciosa invasión china de España, una auténtica inundación amarilla, propiciada por Zapatero, cuando vendió el veinticinco por ciento de nuestra gigantesca deuda pública a China, habida cuenta de que era papel mojado, y cuyo único valor era el precio del papel…, a cambio de gigantescas contraprestaciones, que nunca he podido localizar en el BOE, y que mucho me temo que se pactaron bajo la mesa, me anima a exponer públicamente mis ideas al respecto:

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Nunca compro nada en tiendas o bazares chinos, porque normalmente son productos de pésima calidad, y ello por no decir que carecen de cualquier calidad…

Tampoco frecuento –y a partir de ahora, todavía menos-, bares, restaurantes, peluquerías, etc., de los chinos, pues su higiene es francamente lamentable, y la “calidad” de sus productos también.

Ahora bien, si usted va estreñido, los cafés en bares de chinos son francamente recomendables, pues rápidamente te mueven el estómago.

España en particular, y Europa en general, debería restringir la concesión de ciudadanías, permisos de trabajo y residencia, etc., a cualquier chino, y proceder a la expulsión de todos los que cometan algún delito, o estén en nuestra Patria de forma irregular, por no decir ilegal, que también.

Debería ejercerse una especia vigilancia sobre los pisos de prostitutas chinas –los hay a miles por toda España- y asimilados, salones de masajes con final “feliz”, etc.

Con ellos se generan grandes sumas de dinero negro, que luego se “lavan” e invierten en actividades productivas o especulativas.

Y, por último, ¡si eres español, procura consumir productos, bienes o servicios de compatriotas tuyos, pues los españoles debemos protegernos y ayudarnos entre nosotros, pues somos una minoría en vías de extinción!

Autor

Ramiro Grau Morancho
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