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Pues, ahora resulta, o lo parece, que sí, que don Pedro ha leído «El Gran Terror», la obra en la que se narra con tal documentación lo que fueron aquellas salvajes y criminales «Purgas» del sanguinario Joseph Stalin entre 1935 y 1939. (Si hasta el camarada Orlov, el que supervisaba en Madrid las checas de la tortura y de la muerte y hasta la masacre ordenada por el joven Carrillo en Paracuellos. Durante los tres años que duró la guerra española en la zona roja Orlov fue el poderosísimo hombre de Stalin que estaba muy por encima de todos los jefes, del Gobierno y de la República. El criminal de España fue asesinado en Moscú nada más volver por conspiración contra el Estado y como Trotskista) porque da la impresión que don Pedro Sánchez está siguiendo el camino, aunque no los métodos, de aquel tirano que se cargó a más de 30 millones de seres humanos. (¿Y dónde estaban las Democracias defensoras de los Derechos Humanos de Europa? ¿Tuvo Stalin un cheque en blanco de los intelectuales de París?).

Pero, para que no haya dudas sobre lo que es una “Purga” les reproduzco lo que dice la RAE.

“Una purga o, más precisamente, purga política, en el uso de las ciencias sociales, es la remoción de personas consideradas peligrosas o indeseables por parte de los líderes de un gobierno u otra organización política o religiosa.

El término purga proviene de la práctica  médica y fue introducido en el lenguaje político a partir del siglo XVII durante la Segunda Guerra Civil inglesa. Las purgas pueden ser una mera separación del cargo sin ulteriores consecuencias, o más comúnmente la exoneración seguida por la inhabilitación para ejercer otros cargos, la prisión, el exilio o incluso la pena de muerte con o sin juicio”

Es, en cierto modo, lo que el Presidente Sánchez viene haciendo tanto en el Gobierno como en el PSOE cuando quiere quitarse de en medio a los molestos. La “purga” que ha hecho en el Partido desde que regresó por aquellas primarias “amañadas” ha conseguido ya que el antiguo y viejo Partido fundado por Pablo Iglesias y triunfante en el periodo de Felipe Guerra haya desaparecido en la práctica, porque hoy aquel PSOE es el “Sanchismo puro”. Aunque solo sea a bote pronto les señalo los últimos cargos y personas que han caído. Desde Carmen Calvo a Adriana Lastra, pasando por Abalos, Carmen Tejero, Edmundo Bal, María José Segura, Irene Lozano, y tantos que habrá que dedicar un estudio especial a la “purga del PSOE”… porque hoy tengo especial interés en reproducir las víctimas de la “gran purga” de los nobles y grandes de España condecorados o premiados por el Generalísimo Franco.

 

 

Títulos nobiliarios concedidos

por Francisco Franco

 

Año 1948

Duque de Primo de Rivera, con grandeza de España, concedido a título póstumo, el 18 de julio, a favor del político José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, III marqués de Estella, grande de España, dirigente nacionalsindicalista;

Duque de Calvo Sotelo, con grandeza de España, concedido a título póstumo, el 18 de julio, a favor del político José Calvo Sotelo;

Duque de Mola, con grandeza de España, concedido a título póstumo, el 18 de julio, a favor del general Emilio Mola Vidal;

Conde del Alcázar de Toledo, con grandeza de España, concedido también el 18 de julio, a favor del capitán general José Moscardó Ituarte, entonces presidente del Comité Olímpico Español.

Año 1949

Marqués de Dávila, concedido el 18 de julio, a favor del entonces ministro del Ejército, general Fidel Dávila Arrondo (abajo), con grandeza de España adicional desde el 18 de julio de 1951 (abajo);

Conde de Labajos, concedido el 18 de julio a título póstumo, a favor de Onésimo Redondo Ortega, dirigente nacionalsindicalista, uno de los fundadores de las JONS, muerto en una emboscada al iniciarse la Guerra Civil Española;

Conde de Pradera, concedido el 18 de julio a título póstumo, a favor de Juan Víctor Pradera y Larumbe, figura relevante del partido tradicionalista, orador y político, asesinado por los anarquistas.

Año 1950

Conde del Jarama, a título póstumo, a favor de Joaquín García-Morato y Castaño, militar y aviador español;

Marqués de Alborán, a título póstumo, a favor de Francisco Moreno Fernández, militar y marino español;

Marqués de Queipo de Llano, a favor de Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, militar español;

Marqués de Saliquet, a favor de Andrés Saliquet Zumeta, militar español;

Conde de Arruga, a favor de Hermenegildo Arruga Liró;

Conde de Arteche, a favor de Julio Francisco Domingo de Arteche y Villabaso.

Año 1951

Marqués de Varela de San Fernando, a título póstumo, a favor de José Enrique Varela Iglesias, militar español;

Conde de Benjumea, a favor de Joaquín Benjumea Burín, político español;

Grandeza de España para unir al marquesado de Dávila (arriba), a favor de Fidel Dávila Arrondo (arriba).

Año 1952

Marqués de Somosierra, a título póstumo, a favor de Francisco García-Escámez Iniesta, militar español;

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Marqués de Ramón y Cajal, a título póstumo, a favor de Santiago Ramón y Cajal;

Grandeza de España, a título póstumo, para unir al condado de Rodezno, a favor de Tomás Domínguez Arévalo, político español;

Marqués de San Leonardo de Yagüe, a título póstumo, a favor de Juan Yagüe Blanco, militar español.

Año 1954

Marqués de Santa María de la Almudena, a favor de Juan Bautista Tedeschini y Danieli;

Conde de la Cierva, a título póstumo, a favor de Juan de la Cierva y Codorníu.

Año 1955

Marqués de Vigón, a título póstumo, a favor de Juan Vigón Suerodíaz, militar español;

Conde de Fenosa, a favor de Pedro Barrié de la Maza.

Año 1958

Conde de Echeverría de Legazpia, a favor de Patricio Echeverría y Elorza.

Año 1960

Condesa del Castillo de la Mota, a favor de María del Pilar Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, dirigente nacionalsindicalista;

Marqués de Suanzes, a favor de Juan Antonio Suanzes Fernández, militar y político español.

Año 1961

Marqués de Bilbao Eguía, a favor de Esteban Bilbao Eguía, político español;

Marqués de Casa Cervera, a título póstumo, a favor de Juan Cervera Valderrama, militar y marino español;

Marqués de Kindelán, a favor de Alfredo Kindelán Duany, militar y aviador español;

Conde de Martín Moreno, a favor de Francisco Martín-Moreno, militar español;

Conde de Pallasar, a título póstumo, a favor de Joaquín García Pallasar, militar español;

Marqués de Torroja, a título póstumo, a favor de Eduardo Torroja Miret.

Año 1964

Grandeza de España, a título póstumo, para unir al condado de Vallellano, a favor de Fernando Suárez de Tangil y Angulo, político español.

Año 1965

Baronesa de Camporredondo, a favor de María Samaniego y Martínez-Fortún.

Año 1967

Autorización para usar en España el título de duquesa de Badajoz, con grandeza de España, concedido por Juan de Borbón, conde de Barcelona, a su hija Pilar de Borbón.

Año 1969

Conde de El Abra, a favor de Alfonso de Churruca y Calbetón.

Año 1972

Autorización para usar en España el título de duque de Cádiz, con grandeza de España, concedido por Juan de Borbón, conde de Barcelona, a su sobrino paterno Alfonso de Borbón y Dampierre.

Año 1973

Conde de Bau, a favor de Joaquín Bau Nolla, político español;

Duque de Carrero Blanco, con grandeza de España, a título póstumo, a favor de Luis Carrero Blanco, militar y político español.

Año 1974

Conde de Maeztu, a título póstumo, a favor de Ramiro de Maeztu y Whitney.

Naturalmente, las “purgas”  del Presidente Sánchez, de momento, no acaban en Siberia. Aquella, como puede comprobarse en el libro del americano Conquest, fueron espeluznantes. Les reproduzco solo unas líneas como prueba:

 

“Por el momento, sin embargo, la nueva ―unidad‖ del Partido fue celebrada. En enero de 1934 su XVIImo Congreso, el ―Congreso de los Victoriosos‖ se reunió. Los 1.966 delegados (de quienes 1.108 serían fusilados en los próximos pocos años) escucharon a los entusiasmadamente unánimes oradores. El propio Stalin, puso el tema: Es un hecho que en el XVto Congreso todavía era necesario probar lo correcto de la línea del Partido y pelear contra ciertas agrupaciones anti-leninistas, y en el XVIto Congreso, finalizar a los últimos partidarios de esos agrupamientos. En el presente Congreso no hay nada que probar, así parece, nadie a ser derrotado”….

Por el momento, nada fue hecho en ninguno de los lados. Fue electo, un Comité Central, consistente casi exclusivamente de stalinistas veteranos de la lucha intra-Partido, pero incluyendo, entre sus miembros titulares, a Pyatakov; y entre sus miembros candidatos, a Sokolnikov, Bukharin, Rykov y Tomsky. De los 139 miembros candidatos y titulares, 99 (eso es más del 70 por ciento) morirían violentamente durante los próximos años—y otros ocho, más tarde.

Los nuevos órganos electos por el nuevo Comité Central reflejaban un jaque ahogado [19]. El Politburó ya no era, para Stalin, más satisfactorio que, el que lo había bloqueado a él en el asunto Ryutin en 1932. Y, en particular, esta vez Kirov, fue electo no sólo al Politburó, sino también al Secretariado; donde él se unía a Stalin, Kaganovich, y al siniestro protegido de Stalin, Zhdanov.

La Comisión de Control Central (CCC), que le había fallado a Stalin en 1932, fue reducida en status y perdió los restos de su independencia del liderazgo político. Kaganovich se convirtió en su cabeza. Pero Rudzutak, fue traído de regreso al Politburó, aunque con reducido status. El había sido un miembro titular del Politburó antes de tomar asiento en la CCC. Ahora, él era un miembro candidato menor. Este fue el único cambio en el Politburó aparte de la adición de Pavel Postyshev como miembro candidato, ―alto y delgado como una vara, con una abrasiva voz de bajo. Ningún tonto… pero insensible a los sentimientos de otros‖. El último candidato de Stalin y el más endurecido emisario en la campaña ucraniana.

Los órganos dirigentes del Partido electos por el Congreso, no serían los únicos cuerpos en jugar roles importantes en el período por venir. Mientras tenía lugar la abierta y pública lucha política de la pasada década, desarrollos más siniestros estaban ocurriendo en lo que puede ser llamado, el lado técnico del gobierno despótico. La Policía Secreta, fundada en 1917, se había convertido en un cuerpo enorme y altamente organizado, y había ganado gran experiencia en arrestos arbitrarios, represión, y violencia. Ninguno de los oposicionistas lo habían objetado; Bukharin, en particular, había sido efusivamente entusiasta sobre su rol.

 

Los métodos de Stalin

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No sabemos si el Presidente Sánchez interrogará así a los que va a “purgar”. Pero, resulta interesante saber cómo interrogaba el propio Stalin:

―¿Tú crees que pueda que Kamenev no confiese?‖ Preguntó Stalin, sus ojos deceptivamente atornillados en el techo.

―Yo no sé‖, respondió Mironov. ―El no cede a la persuasión‖.

―¿Tú no sabes?‖ Preguntó Stalin con marcada sorpresa, mirando fijamente a Mironov.

―¿Tú sabes cuanto pesa nuestro Estado, con todas las fábricas, maquinarias, el ejército, con todos los armamentos de la Marina?‖

Mironov y todos los presentes miraron sorprendidos a Stalin.

―Piénsalo de nuevo y dime‖, demandó Stalin. Mironov sonrió, creyendo que Stalin se estaba alistando para finalizar un chiste. Pero Stalin no  tenía  intenciones  de  hacer  bromas.  El observó a Mironov completamente ansioso. ―Yo te  estoy  preguntado,  ¿Cuánto  pesa  todo eso?‖. Insistió él.

Mironov estaba confundido. El esperó, todavía en esperanza que Stalin convirtiera todo en un chiste, pero Stalin se mantuvo mirándolo fijamente y esperando una respuesta. Mironov encogió sus hombros y, al igual que un estudiante de primaria sometido a un  examen, dijo en voz trémula, ―Nadie puede saber eso, Yosif Vissarionovich. Está en el ámbito de figuras astronómicas‖.

―Bien, y ¿puede un hombre soportar la presión de ese astronómico  peso?‖  Preguntó tercamente Stalin.

―No‖ respondió Mironov.

―Ahora entonces, no me digas más que Kamenev, o éste o aquél prisionero, es  capaz  de soportar  esa  presión.   No  vengas  a  mí  a  reportarte‖,  le  dijo  Stalin  a  Mironov,  ―¡hasta  que  tú tengas en ese maletín la confesión de Kamenev!.

 

Y para terminar recojo algo que no sé si es un chiste, una broma o un cachondeo. Pero como me lo han contado lo cuento. Me han dicho que don Pedro Sánchez respondió al asesor que le planteaba acabar económicamente con los grandes títulos del Franquismo (Condes, Marqueses, Baroneses, Señoríos, y Grandes de España) le respondió:

— Macho, te equivocas, eso fue lo que hizo Stalin con los Nobles rusos, que les expropió de todo, todísimos, sus bienes y les dejó que se marcharan al exilio con sus títulos, porque lo más duro para ellos sería arrastrar sus títulos pidiendo limosna por París…. No, si les quitas sus bienes y les dejas sin título se pueden ir a París y hacerte daño desde allí… si les dejas sus bienes y les quitas sus títulos no tendrán más remedio que quedarse aquí para defender sus fincas y sus palacios… así que, de momento, vamos a quitar todos los títulos que otorgó el Dictador.

 

Y así se irá haciendo siguiendo la nueva Ley de Memoria Histórica y Democrática. En total, Franco concedió 4 ducados y autorizó otros 2 (todos con su inherente grandeza de España), 15 marquesados (1 con grandeza de España posterior), 16 condados (1 con grandeza de España originaria), 1 baronía y 3 grandezas de España adicionales (una de ellas a uno de los marquesados por sí concedidos, mencionados arriba). Es de notar la introducción de la figura jurídica de los títulos nobiliarios póstumos (en total, 4 ducados con su inherente grandeza de España, 8 marquesados, 6 condados y 2 grandezas de España adicionales).

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.