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En muchos casos parece que se pretende dar a entender, que el Nazismo es la antítesis del Marxismo, lo cual es una afirmación errada. Por ello creo interesante hacer una comparación entre ambos.

En primer lugar, el Nazismo y el Marxismo se parecen en el nombre.  Uno dio lugar al régimen Nacional Socialista de Hitler y el otro a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y a muchas otras dictaduras marxistas que se autocalificaron de Repúblicas Socialistas.

En segundo lugar, aunque sea lo más grave, ambos el Nazismo y el Marxismo han dado lugar a un terrorífico numero de victimas en sus intentos por alcanzar o mantenerse en el poder. En el caso del Nazismo el Museo del Holocausto, inaugurado en Washington en 1993, cifra el número de víctimas en unos 17 millones. En el caso del Marxismo, aunque no se ha creado aun el Museo correspondiente, esperemos que se realice en el próximo futuro, los estudios realizados, y en particular el Libro Negro del Comunismo, publicado en 1997, cifran el número de víctimas en más de 100 millones.

Hay quienes sostienen que no todos los que apoyaron al partido Nazi pretendían que se produjera el Holocausto. Otro tanto afirman que ocurrió con quienes apoyaron a los partidos Socialistas Marxistas, lo cual es muy posible que haya sido así.

Sin embargo, la realidad Nazi es ampliamente conocida y repudiada pero la realidad Marxista lo es mucho menos. No obstante, si se aplica el método científico de observación de la realidad, es innegable que los 30 regímenes Socialistas Marxistas que ha habido en el mundo hasta hoy han sido todos dictaduras criminales, con un impacto muy superior al del Nazismo.

Por ello, damos por aceptadas esas cifras y nos vamos a centrar en el análisis sintético de la esencia sus ideologías, tomando como referencia dos documentos claves que indiscutiblemente reflejan el contenido esencial del Nazismo y del Marxismo.

En el caso del Nazismo, tomamos como referencia el Programa de 25 puntos aprobado en 1920, al crearse el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y respecto del cual Hitler afirmó en 1925 que “era inmutable”. En el caso del Marxismo tomamos como referencia El Manifiesto Comunista de Marx y Engels de 1848, que se mantuvo en sucesivas ediciones prologado por ambos. Tras la muerte de Marx en 1883, Engels en su prólogo a la edición de 1888 decía “el Manifiesto es un documento histórico que ya no tenemos derecho a modificar” ratificando por tanto su contenido íntegro.

 

El programa Nazi dedica nueve de sus 25 puntos a proclamar la prioridad de derechos de la raza alemana:

“exigimos la unificación de todos los alemanes en una Gran Alemania (punto 1)”
“Exigimos la igualdad de derechos para el pueblo alemán con respecto hacia otras naciones” (punto 2)
“Exigimos más tierras y territorios (colonias) para el sustento de nuestro pueblo y la colonización para el sustento de nuestra sobrepoblación” (punto 3)
“Sólo un miembro de nuestra raza puede ser un ciudadano. Un miembro de la raza solo puede ser aquel que posee sangre alemana, sin importar su credo. En consecuencia, ningún judío puede ser miembro de la raza, y por ende, ser ciudadano alemán” (punto 4)
Aquel que no posee la ciudadanía alemana puede vivir en calidad de huésped y tiene que estar bajo la autoridad de legislación para extranjeros” (punto 5)
“Cada cargo público, de cualquier tipo, debe ser ocupado solamente por ciudadanos alemanes” (punto 6)
“Cualquier tipo de inmigración de no-ciudadanos debe ser detenida” (punto 8) …
“Todos los escritores y empleados de los diarios que aparezcan en lengua alemana deben ser miembros de la raza” (punto 23)
Exigimos la libertad de culto … siempre y cuando …no se oponga a los sentidos morales de la raza aria (punto 24)

 

Marx y Engels en su Manifiesto Comunista no exaltan a ninguna raza en particular ni critican a ninguna otra. En su lugar subrayan la superioridad de la clase proletaria, es decir de todos aquellos que no son propietarios de los medios de producción, y dejan claro que “hay que derrocar el régimen de la burguesía, llevar al proletariado a la conquista del poder”

En cuanto a sus objetivos generales el Marxismo señala que hay que

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“abolir la cultura burguesa porque vuestras ideas burguesas de libertad, cultura, derecho, etc., son simplemente productos del régimen burgués de propiedad y de producción”.

“abolir la patria, la nacionalidad. Los trabajadores no tienen patria”

Además, el Marxismo es contundente y rechaza a todo socialismo no marxista, sean los socialismos utópicos, pequeñoburgueses, la socialdemocracia actual, etc. Los descalifica a unos porque “mantienen el régimen tradicional de propiedad y la sociedad tradicional” y a otros porque no están de acuerdo con “la lucha de clases” y a todos porque el cambio «solo puede alcanzarse por la vía revolucionaria».

 

En lo económico, el Nazismo proponía una visión socializante

“el Estado debe encargarse de proporcionar un sustento y modo de vida para los ciudadanos (punto 7)

“la abolición de las ganancias obtenidas sin trabajo y sin esfuerzo, y la abolición de la esclavitud del interés” (punto 11).

“la nacionalización de todas las industrias asociadas al complejo militar (punto 13) 

“el reparto de beneficios de todas las industrias pesadas (punto 14)

“una expansión a gran escala del sistema de pensiones para adultos mayores” (punto 15)

“la colectivización inmediata de los grandes almacenes y su arrendamiento a bajo costo a las pequeñas empresas… (punto 16)

 una reforma agraria adecuada a nuestras necesidades, la promulgación de una ley para la expropiación gratuita de terrenos con fines de utilidad pública … la prevención de toda especulación en los terrenos. (punto 17)

 

El Marxismo también propugnaba, en el camino hacia el socialismo, medidas económicas tales como «Expropiación de la propiedad inmueble». «Fuerte impuesto progresivo» «Abolición del derecho de herencia». «Centralización del crédito en el Estado por medio de un Banco del Estado en régimen de monopolio». «Nacionalización de los transportes», etc.

Pero su meta económica principal era más radical que la del Nazismo ya que propugnaba “la abolición de la propiedad privada” y señalaba que “El proletariado se valdrá del Poder para ir despojando paulatinamente a la burguesía de todo el capital, de todos los instrumentos de la producción, centralizándolos en manos del Estado”. Trasladaba así al Estado la responsabilidad exclusiva en la organización, producción y distribución de mercancías. La aplicación práctica del Marxismo llevó a la eliminación de la propiedad privada y por tanto de la iniciativa privada, así como a la supresión del mercado libre. El Capital, un libraco de un millón de palabras, ha sido y para muchos sigue siendo, la demostración científica de las teorías del valor trabajo y de la plusvalía, así como de las tres leyes de la ciencia marxista (reducción creciente de la tasa de beneficio, acumulación de capital y empobrecimiento creciente de la población). En muchos casos les cuesta reconocer su grave falsedad, a pesar de que China Comunista se abrió desde 1978 a la propiedad privada nacional extranjera y a la economía de mercado.

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En cuanto a los métodos de acción, el Nazismo creó un grupo paramilitar uniformado, llamado Camisas Pardas (SA). Después Hitler los percibió como posibles rivales ante su poder por lo que Hitler, el 30 de junio de 1934, en la llamada Noche de los Cuchillos Largos, ordenó a las SS la ejecución de sus líderes e integrar a los restos de las SA en ellas.  La aplicación del terror y de la violencia por parte de los Nazis es suficientemente conocida.

Por su parte los partidos de inspiración Marxistas siempre tuvieron sus grupos de choque para hacer realidad la lucha de clases y procuraron armarlos.

El programa marxista señala que sus objetivos requieren que se realice “una acción despótica sobre la propiedad y el régimen burgués de producción». No cabe ignorar que despótico tiene como sinónimos dictatorial, tiránico, autoritario, arbitrario y que conlleva la violencia que todos los regímenes comunistas han utilizado.

Por si no quedara claro, el catecismo marxista de 1848 concluye así: Finalmente, los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos solo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente”.

 

   En suma, el Nazismo enfatiza la toma del poder por la raza alemana mientras que el Marxismo la propugna para el proletariado.

En planteamientos económicos el Nacional Socialismo es socializante. como se ha indicado, y “exige la formación de un fuerte poder central hacia el Reich” (punto 25).  El Marxismo lo es en mayor medida al propugnar una eliminación total de la propiedad privada.

Ambos desembocan en un totalitarismo, más intenso en el Marxismo al eliminar la posibilidad que el sector privado pueda dar lugar a una fuerza de oposición al poder central.

Ninguno de ellos es compatible con los sistemas democráticos occidentales, uno por la prioridad que otorga a la raza y el otro al proletariado.

Finalmente, sus respectivos marcos ideológicos absolutistas, hacen desembocar tanto a Nacional Socialismo como al Socialismo en terribles dictaduras basadas en el ejercicio del terror policial. Basta con mirar la realidad histórica conocida.

 

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Enrique Miguel Sánchez Motos
Administrador Civil del Estado.