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El vehículo del Automovilismo Rápido Militar (ARM-121) en el que Eduardo Dato sufrió el atentado

A lo largo de nuestra historia, si hacemos excepción de momentos muy puntuales, las capacidades operativas de las fuerzas encargadas de garantizar el orden público y la seguridad ciudadana siempre estuvieron muy mermadas. No solo nos referimos a los medios humanos que también, en la mayoría de los casos, no alcanzaban los mínimos exigidos, sino especialmente al material y medios asignados para poder asumir sus funciones con unas garantías medianamente aceptables.

El atentado sufrido por el Presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Dato, el 8 de marzo de 1921, en la madrileña plaza de la Independencia, vino a poner de manifiesto estas carencias que no solo afectaban al Cuerpo de Seguridad, sino también al de Vigilancia. Prueba de ello es el comentario que inserta el diario ABC en su número correspondiente al 9 de marzo, día siguiente a producirse el magnicidio, en el que alude a la notable falta de medios de que disponía la Ronda del Presidente o lo que es lo mismo el servicio de protección asignado a Eduardo Dato, señalando que «toda la buena voluntad, todo el deseo y el entusiasmo de la Ronda del Presidente, se estrella ante la escasez de medios con que cuenta».

Llegado a este punto, hay que hacer hincapié que existe constancia que en fechas anteriores al atentado, el Jefe de la Ronda del Presidente había expuesto al Subdirector General de Seguridad la necesidad de reorganizar el servicio pues si bien el número de efectivos destinados a proteger el domicilio de Eduardo Dato podría considerarse excesivo, no así el encargado tanto de su escolta personal como de verificar las contravigilancias y la protección del itinerario por el que transitaba a diario el Jefe del Gobierno camino de su domicilio.

Pero sigamos de nuevo, en este punto, al ABC quien, en el mismo artículo al que nos hemos referido, prosigue describiendo lo limitado del dispositivo de protección presidencial en la misma jornada del atentado: «Para vigilar el trayecto como el que hay que recorrer desde el Senado hasta la calle Sagasta había ayer cinco policías distribuidos de la siguiente forma: uno, a la puerta de la Alta Cámara; otro, en la calle del Arenal; otro, en la Puerta del Sol; otro en Cibeles y el último en la puerta del domicilio del Sr. Dato».

Este despliegue, tan mermado de personal en un itinerario tan largo, considerando además la carencia absoluta de cualquier medio para la transmisión de órdenes y comunicados, deja bien a las claras su escasa, cuando no nula, efectividad como quedó puesto de manifiesto el día de la comisión del magnicidio.

Las motocicletas presentadas en 1922

Pero todavía el columnista de ABC añade un dato a todas luces esclarecedor a la hora de valorar los medios con los que contaba la Ronda, pese a las constantes reclamaciones en este sentido presentadas por sus responsables: «Y para hacer la vigilancia diaria, la Ronda no dispone ni de un automóvil, ni de una motocicleta, ni de un carruaje siquiera». En resumen, no contaba con los elementos mínimos necesarios para asignar al Presidente una escolta de carácter dinámico.

Por lo tanto, haciendo una valoración somera sobre los hechos referidos parece lógico pensar que si el servicio de protección del Presidente del Consejo de Ministros, en un escenario de agitación social, de penuria económica e incluso de preguerra, cuando no de guerra, dada la situación del Protectorado de Marruecos, disponía de tan notoria escasez de medios que obligaba a que la escolta -por llamarla de alguna manera- tan solo fuese de carácter estático, recurriendo al establecimiento de los puestos de seguridad descritos, mucho mayor sería la carencia de estos medios en otras Unidades de cualquiera de los Cuerpos integrantes de la Policía Gubernativa.

Existe constancia del malestar general de los integrantes de los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad por esta paupérrima situación lo que provocó que, en más de una ocasión, se denunciasen estas carencias, incluso en los medios de comunicación, ante las Autoridades políticas pese a lo cual tales reclamaciones se desoyeron sistemáticamente. Algunos de los informes realizados tras el magnicidio indicaron que simplemente contando con dos motocicletas para la escolta del Presidente, este no habría sufrido el atentado que le costó la vida.

Pese a todo, tras la comisión de este magnicidio, la Policía se sitúo en el punto de mira de políticos, periodistas y de la sociedad en general, una vieja costumbre de los españoles esta de culpar, en un caso como este, a quien menos responsabilidad tiene en lugar de volver la vista hacia los representantes de los poderes públicos, exigiéndoles que doten de los medios necesarios a los Cuerpos e Institutos creados para defender la sociedad tanto de enemigos internos como externos.

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De igual modo que en 1898 se culpó a la Armada, pese a batirse con valor, honor y gallardía, de la pérdida de las últimas colonias cuando en realidad los únicos culpables fueron los sucesivos Gobiernos que olvidaron la necesidad de poseer una Escuadra potente, capaz de dar respuesta a cualquier eventualidad, alguna de ellas más que evidente y esperada, ahora una buena cuota de responsabilidad en el asesinato de Dato recaía en la Policía y de ahí que necesitase un cambio en sus estructuras que, pese a todo, si demandaba.

Fruto de esta voluntad de cambio, la Gaceta de 16 de junio de 1921, publica un Real Decreto por el que se reorganiza la Policía Gubernativa, que trajo como consecuencia una serie de mejoras que afectaron a ambos Cuerpos policiales, especialmente al Cuerpo de Seguridad que, además de quedar militarizado, vio incrementadas sus capacidades operativas, al menos en lo que a Madrid se refiere, e incluso sufrió algunas modificaciones que alteraron de forma sustancial una parte de su uniformidad.

El Decreto de reorganización antes mencionado supuso la creación de la Dirección General de Orden Público que vino a sustituir a la hasta entonces existente de Seguridad; la creación de este alto organismo provocó la articulación de un presupuesto extraordinario con un montante de 38.984.306,25 pts. destinado a satisfacer obligaciones relativas a alquiler de instalaciones, dietas, pluses, viajes, vestuario, ganado, armamento, material, etc.; destinando una partida específica de 250.000 pts., para la adquisición y entretenimiento de bicicletas, motocicletas y vehículos destinados al Cuerpo de Seguridad.

A simple vista, una exigua partida como esta, dentro del contexto del monto total, lejos de tratarse de un esfuerzo importante en materia económica, demuestra, cuando menos, cierto grado de sensibilidad de la nueva Dirección General de Orden Público, plasmada ya en su norma programática, a la hora de tratar de incrementar la operatividad de la Policía Gubernativa puesta en entredicho tras el asesinato del Presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Dato Iradier, acaecido tan solo tres meses antes.

La creación de la Dirección General de Orden Público y el nombramiento de Millán del Priego para ocuparla incidió favorablemente en cuanto a la pretensión de mejorar las capacidades operativas de la Policía. En este sentido ya el 4 de julio de 1921, a los pocos días de tomar posesión como Director General, la prensa madrileña comenzaba a hacerse eco de alguno de sus proyectos.

Uno de estos primeros proyectos de más inminente entrada en vigor fue la creación de una Unidad móvil especial, la “Ronda Volante”, dentro del Cuerpo de Seguridad, encargada de patrullar por parejas las zonas radiales de Madrid. Esta nueva Unidad, integrada por 50 hombres, dotados de motos o bicicletas para realizar su servicio ordinario, fue presentada oficialmente en la noche del 5 de siguiente, suponemos que utilizando el material disponible consistente, con total probabilidad, en las bicicletas con las que ya contaba el Cuerpo de Seguridad en la Capital.

 

Alguno de los medios presentados en Madrid en 1922

A partir de principios de 1922 la prensa continuó informando de los proyectos en los que trabaja la Dirección General de Orden Público. Uno de ellos, sin duda poco conocido y no llevado a buen fin, era la posible fusión, o al menos la creación de un mando único encarnado en la figura del Director General, del Cuerpo de Seguridad y de la Guardia Municipal con la finalidad de lograr un mayor y mejor aprovechamiento de los recursos humanos disponibles; sin que pasase de un mero planteamiento programático ya encontró la primera oposición en el Alcalde de Madrid, el Marqués de Villabrágima, quien vertió duras críticas sobre la propuesta, llegando incluso a plasmarlas, de forma jocosa, en algún medio de comunicación.

Otro proyecto que se barajó y que tardó muchos años en hacerse realidad fue la creación de una Unidad canina, utilizando para ello perros pastores alemanes y que, por cierto, fue tomado con cierta ironía por parte de la prensa madrileña e incluso por el propio Alcalde de la Capital quien aprovechó esta circunstancia para arremeter de nuevo contra el Director General.

Igualmente, también por estas fechas, comenzó a hacerse pública la intención de adquirir material móvil para la Policía. El propio Director General de Orden Público, Millán del Priego, aludió a este proyecto en una intervención de la que se hace eco la prensa madrileña en sus ediciones correspondientes al 2 de febrero de 1922.

Finalmente, con el presupuesto de referencia, se adquirieron un total de 12 automóviles de la marca Mercedes Hudson, destinados al personal del Cuerpo de Vigilancia -la Ronda del Rey- destinado en la Casa Real y al de las Rondas del Presidente y de los Ministros; 25 motocicletas provistas de sidecar de la marca Harley Davidson; 208 bicicletas para dotar a las nuevas unidades ciclistas; dos camiones, uno de ellos celular, con capacidad para 24 detenidos, y otro, un Mercedes Benz, para el transporte rápido de un Pelotón reforzado de Guardias (16); dos autocamiones con probabilidad de la marca Adler y dos cocinas de campaña con tracción animal, constituyendo con ellos el embrión del Parque Móvil de la Policía. 

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El camión de transporte rápido del Cuerpo de Seguridad

Una vez el material adquirido hubo llegado a la Capital de España, en la mañana del 20 de abril, en un alarde de fuerza, estos medios fueron presentados al pueblo de Madrid. A tal fin en la calle pintor Rosales del madrileño Distrito de Universidad formaron a la cabeza 208 Guardias ciclistas en columna de cuatro, seguidos de 25 motocicletas, también en columna de cuatro, doce vehículos ligeros y cerrando la columna el camión de transporte del Pelotón reforzado de Seguridad, un vehículo celular, dos autocamiones y dos carros cocina.

Aun cuando visto con la perspectiva de hoy en día esta dotación parece insuficiente, al menos supuso un claro avance cualitativo y cuantitativo en cuanto a la asignación de medios móviles de los que hasta entonces carecía la Policía y que, poco a poco, con más lentitud de la deseada, se vieron incrementados en años posteriores. En este sentido baste recordar que el vehículo de transporte rápido del Pelotón de Guardias presentado en 1922 fue el único disponible en la presentación de la Sección de Vanguardia y Asalto que quedó constituida, tras el advenimiento de la II República, el 17 de mayo de 1931 en Madrid y presentada el 30 siguiente.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".