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Pasado 9 de marzo de 2020, el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), también conocido como el think tank – poco cacumen, la verdad- del ministerio de la guerra presentaba el Cuaderno estratégico 203, Emergencias pandémicas en un mundo globalizado: amenazas a la seguridad. Vaya, resulta curioso. Ellos, los militares, junto a los servicios secretos (no en vano, formados en su mayor parte por milicos), las mayores amenazas para nuestra vida libre y decorosa garabateando sobre amenazas. La Tacones dando lecciones de castidad.

Pangolines gamberros, murciélagos locoides

Casualmente, otra casualidad (¿y van?), se presenta dicho documento cinco días antes de la declaración del estado de excepción/sitio, llamado alarma. Como comprenderán, apreciados lectores de ECDE, estos cuadernos se van preparando con detenimiento. Con mucho – muchísimo- detenimiento y antelación. Durante 2019 y antes (vamos, cuando nadie había oído hablar de pangolines gamberros ni murciélagos locoides) nuestras élites militares, sus malvadísimas testas dizque pensantes, fueron perfilando, junto con otros documentos que ya he citado en anteriores artículos, la falsa pandemia que padecemos.

El basuriento y patético informe cuenta con cinco capítulos -firmado cada uno por un autor distinto- en los se va elucubrando acerca de la «grave amenaza» que representan las ¿veraces? epidemias/pandemias a nivel planetario, el implacable y despótico control de las autoridades sanitarias estatales y supranacionales, la «incidencia» (sic)de las epidemias a lo largo de la historia y las «capacidades sanitarias» que hay en España para hacer frente a «crisis» de semejante estilillo. O el lustroso papel que se debe otorgar (cap. 2) a la Organización Mafiosa de la Salud, títere de cachiporra de Gates.

Enchironados en casa, por mis cojones

La clave de toda esta papelera restaurada se halla, de todas formas, en el quinto y último capítulo – muy mal escrito, por cierto, como todos – por el coronel veterinario Alberto Cique Moya. Allí afirma el perínclito Cique – te voy a dar yo extraños y casuales cisnes negros – que «con relación al establecimiento de cuarentenas forzadas en escenarios biológicos por microorganismos de alta transmisibilidad hay que tener en cuenta que, cuanto antes se instaure, menor será el impacto del brote epidémico«. Más claro, agua limpia.

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El documento detalla, por supuesto, la ineludible conveniencia de contar con las «herramientas legislativas» necesarias para implementar las medidas de restricción forzada de movimientos en situaciones epidemiológicas especiales». En nuestro caso se enfatiza la Ley Orgánica 3/1986 de medidas especiales en materia de Salud Pública. Cum Fraude optó por un falso estado de alarma. Nuestros gallifantes regionales prefieren hacer caso a los milicos.

Y por supuesto, lavando el cerebro a todo quisqui

Pues de eso se trata, de torturar psicológicamente a tus propios compatriotas bajo falsos pretextos sanitarios. El cuaderno también apunta a la necesidad de hacer un «esfuerzo de comunicación» (sic, resic) para que la ciudadanía asuma como propio el deber de asumir las medidas adoptadas. Campañas/pajarracas como el Yo me quedo en casa contaminando nuestras  existencias se ajustan a la perfección con esta abyecto designio. Arrasadora propaganda para dar y tomar. Así, aclaran estos papeluchos, se reducirá el «esfuerzo en tareas de seguridad» para impedir movimientos no autorizados. La «preparación psicológica y concienciación del personal» también serían de especial utilidad en tales circunstancias. Servidumbre voluntaria, pues eso. El esclavo feliz, ¿eso os mola?

Lo demás ya lo conocen. Cum Fraude nos secuestra en casa desde mitad de marzo y los milicos, tralarí tralará, en la puta rúe como Pedro por su casa, haciendo el mongui, fumigando dios sabe qué. Profetas de las pelotas, los listillos del ministerio de La Mofletes lo clavaron. Pero a nadie debe asombrar. Vivimos desde marzo una fastuosa operación psicológicas (PSYOP), planificadísima operación – plandemia – cuyo propósito axial deviene endosar información seleccionada e indicaciones  a la opinión pública (y publicada)  con el fin de fiscalizar sus emociones, motivos, razonamientos, pensamientos profundos, y en última instancia la conducta de organizaciones, grupos e individuos. Guerras psicológicas, torturas mentales de alto voltaje. Volvernos tarumbas perdidos para hacer con nosotros lo que les salga de la punta del pitín. Repito, el «buen soldado» contra sus propios compatriotas. Vamos, maquinación, comernos el tarro con sus mentiras de Estado, abarcando el planeta entero. Y, siempre, en el cuadro de mandos, la infame OTAN tutelando la teatrera pamema.

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Fomentando la ludopatía

Tortura psicológica, militarización del espacio público (la calle es todos, coño), inaudita represión y censura, mucha censura. A su lado la muchachada censora de los malditos malditos o Newtrola, niños de teta. Sus patéticas reflexiones sobre la posverdad, sistemáticas y continuas (Cuaderno de Estrategia, 197). Semejantes embusteros armados, denunciando la denominada Disinfodemic, las archifamosas Fake News. Te despollas. Y, por supuesto, blanqueando todo su horror, mediante sobornos a todo el mundo. Ahora le toca el turno a la ONCE. Excitando uno y otro la letal ludopatía. El cuponcito del 3 de agosto. Chicos majos, legitimadores del mal. Ambos. Y (casi) toda la peña. En fin.

http://www.ieee.es/en/Galerias/fichero/cuadernos/CE_203_2p.pdf 

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.