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ASÍ VIVIÓ EL MADRID ROJO EN 1936 

 

     Nuestro colaborador Julio Merino, tras publicar en «El Correo de España» hace unos días dos históricas Cartas de Agustín de Foxá, el famoso poeta y diplomático, en las que cuenta cómo pudo escapar de aquel Madrid del terror rojo y salvar la vida, ha recibido una carta de un familiar que es un relato estremecedor de lo que vivió la familia Torroba en aquellos primeros días de la Guerra. 

     Por su interés «El Correo de España» la publica en su integridad: 

CARTA DE DON ANTONIO TORROBA

       «Don Julio, no le conozco, pero me ha llegado por un Primo mío que es sobrino de Agustin de Foxá su artículo sobre las dos cartas de este último que recomienda leer. En la segunda sale la detención de mi abuelo Juan Manuel, al que su sobrino Agustín llama tío Juan. 

Le adjunto una reseña que he escrito para la siguiente generación de mi familia como continuación a la 2ª carta de Agustín. 

En la segunda carta sale la detención de mi abuelo Juan Manuel Torroba Goicoechea, entonces presidente de Carbonell y Cía y también presidente de la SUPE (Sociedad de utensilios y productos esmaltados) ambas sociedades radicadas en Cordoba. 

Hay una carta de mi abuelo a su primo argentino Saturnino  Llorente Torroba explicando los hechos. 

La tendrá alguna de mis familiares. 

Al entrar las tropas nacionales en Cordoba y tomar la radio las tropas nacionales ,no se si al director de la SUPE o al de Carbonell , no se le ocurrió peor cosa que por la radio de Cordoba decir: 

Digan a D. Juan Manuel Torroba que vive en plaza de la independencia nº 6 que las fábricas no han sufrido daño. 

Se presentó al amanecer un policía que era honesto a pesar de sus acompañantes. 

Le dijo lo de la radio y que por su seguridad le diera un motivo para detenerle y que mi abuela Sara Llorente y mi tío Jose Luis salieran a refugiarse en alguna casa de un familiar o conocido. Mi abuelo le dijo que tenía armas de caza. El policía le detuvo y se lo llevó. Le acompañó hasta la comisaría su sobrino Agustin de Foxá Torroba que estaba allí viviendo. 

Mi abuela y mi tío Jose Luis corrieron a casa de su tío Paulino Garcia Gago casado con Juliana Torroba, consejero del Banco Hispanoamericano, que vivía en la calle Montalban y de ahí llamaron a tía Martina Torroba cuya casa era mas segura.Y se fueron desde ahí a casa de su tía Martina y donde su hijo José María Jardón Torroba actuó como agregado civil de la embajada argentina. De hecho todos los diplomáticos argentinos se trasladaron a vivir a esa casa protegidos por guardias civiles de confianza. Ahi estuvieron viviendo al no haber embajador de la República  Argentina el encargado de la legación D. Edgardo Lopez Quesada , y los agregados civiles Pepes, julio Lopez laglyece , Daniel Mujica y por supuesto José María Jardón Torroba. 

Mi abuelo llegó a la comisaría. La situación era difícil ahí dentro. El comisario que les había detenido les dijo a los detenidos que se estaban asaltando las comisarías y matando a los detenidos. Que el que quisiera salir por una puerta trasera él se haría el distraído. Solo mi abuelo y un  Urquijo(Ignacio ?) le creyeron. Pensaban que de todas formas los iban a matar y se arriesgaron. El resto de detenidos se quedó en la comisaría, está fue asaltada por los milicianos y asesinaron a todos los detenidos. 

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Mi abuelo con prudencia se fue a su domicilio en plaza de la Independencia  a ver si podía subir sin que le vieran. 

Logró que no le viera el portero que no era de fiar y por la parte interior subió al 2 donde vivía.Dio con los nudillos en la puerta muy flojamente y se escondió. Salió la fiel Hipólita que se echó las manos a la cabeza y le dijo que silencio. La casa estaba llena de milicianos. Le dijo que se pusiera un mono del carbonero y le mancho de carbón manos y cara. 

Cuando entró un miliciano Hipólita agarró a mi abuelo por la cintura como si fuera su amigo y dijo: 

Me voy a dar un paseo con este . Ahí os quedáis. 

Sacó a mi abuelo del edificio. Ya sabía que mi abuela y mi tío Jose Luis estaban en casa de tía Martina Torroba , madre de José María Jardón.Y lo acompañó hasta allí. 

Mientras mi abuelo había estado detenido y antes de que llegaran los milicianos Hipólita logró esconder las joyas de mi abuela, las monedas de oro y otras cosas valiosas en un hueco que había en la parte alta de las contraventanas que ella conocía. 

Al poco de salir detenido mi abuelo y huir mi abuela Sara y mi tío Jose Luis Torroba se presentaron los milicianos y se encontraron en el portal a un vecino de apellido Martinez Yncenga y su hija, monja pero vestida de civil para evitar que la reconocieran como tal. Se pusieron nerviosos al ver a los milicianos que le preguntaron por Juan Manuel Torroba. Pensaron que era el abuelo intentando disimular y allí mismo los asesinaron. 

Los abuelos y mi tío Jose Luis estuvieron refugiados desde ese final de julio hasta enero o febrero de 1937 en que salieron en el torpedero Tucumán de la armada Argentina. 

Mi tío Jose Luis y unos cuantos chavales más refugiados en la embajada al estar en edad militar no tenían derecho a salvoconducto y por las leyes de asilo tenían que ser entregados a las autoridades  de la republica para incorporarse al ejército de la República y  que fueran al frente. 

Pero una de las embajadas que había entregado a todos los chicos en edad militar se encontró que todos fueron asesinados en la ciudad universitaria y no se habían incorporado al ejército de la republica. 

La embajada argentina decidió no entregarlos y sacarlos de la zona republicana sin autorización o salvoconductos.  

Se sobornó a uno de los jefes de la FAI( federación anarquista ibérica). Este los vistió con el mono y banderas de los anarquistas y armas de verdad. El pacto era un maletín con dinero en moneda extranjera y llevarles hasta Alicante donde estaba anclado el torpedero Tucumán. 

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Para asegurarse que cumplía todos los chicos recibieron la orden de que si el anarquista se bajaba de la viajera ( así llamaban a los autobuses) disparasen sobre el. El chofer era alguien de confianza. 

Al pasar por controles o poblaciónes disparaban al aire y la gente y policías se apartaban con miedo pensando que eran anarquistas de verdad.  

Llegaron a Alicante donde se pudieron embarcar aunque hubo problemas que  solucionó el comandante del torpedero apuntando con las ametralladoras del torpedero al último control de unos anarquistas que en ese momento había en el puerto y recelaban de esa extraña comitiva. 

El anarquista de la FAI se embarcó con su maletín. 

Tenia una lista de los chavales que salieron vestidos de anarquistas pero no la encuentro.  

Pero se que después de la guerra la embajada hizo un informe al gobierno de España. No se en que archivo estará. 

Argentina envió 2 barcos de guerra a España durante la guerra civil. El crucero 25 de mayo y el torpedero Tucumán. 

Hay un libro editado en Argentina donde se narran muchas de los hechos en los que se involucraron los argentinos en defensa del derecho de asilo ante la barbarie republicana, entre esos hechos la expedición «anarquista » y como se rescató de un hospital, se trasladó a Alicante y embarcó en el 25 de Mayo a la monja Colón , hermana del Duque de Veragua que había sido asesinado. 

Se titula: 

«Crucero 25 de Mayo. Agosto de 1936. Rumbo al mediterráneo.» 

Es un libro interesante a partir de la mitad del libro cuando ya entra en la actuación de la armada argentina en esos tiempos difíciles. 

 

Atentamente: 

Antonio Torroba 

1 de mayo del 2021 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.