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Desde hace veinticinco años hemos venido asistiendo a una degradación total de valores en nuestra juventud del todo alarmantes, unido a una soez falta de gusto y elegancia. La juventud española, de la que dicen los manipuladores interesados y falaces “es la más preparada de la historia”, es sin duda una de las más ignorantes del mundo.

General Felipe Navarro y Ceballos-Escalera.  Héroe de Monte Arruit y asesinado en Paracuellos del Jarama en noviembre de 1936.

Como muy bien dice Jesús Quintero el gran “loco de la Colina “, “siempre hubo analfabetos, pero la incultura y la ignorancia siempre se habían vivido como una vergüenza. Ahora no. Ahora los jóvenes presumen que no han leído un libro en su vida. Los analfabetos de hoy son los peores, pues la mayoría de los casos han tenido acceso a la educación. Saben leer y escribir. Cada día son más y por ello las cadenas de televisión compiten en ofrecer programas pensados para gente que no lee, que no entiende, que pasa de la cultura y solo aspira a que le entretengan con los crímenes más brutales o con los más sucios trapos de portera.  Todo es superficial, frívolo, elemental, primario. Para que ellos puedan entenderlo.  Son socialmente la nueva clase dominante aunque siempre será la clase dominada precisamente por su analfabetismo e incultura”.

Llama poderosamente la atención, cuando se dan a conocer los resultados de encuestas que se realizan a los jóvenes de hoy, lo que en ello queda reflejado. Desconocen por completo quien fue Miguel Ángel Blanco, el joven concejal del PP de Érmua, asesinado vilmente en 1997 por la banda terrorista ETA. Incluso algunos creen que fue un poeta. Creen que José Antonio Ortega Lara, el heroico funcionario de prisiones que estuvo encarcelado en un tétrico, pequeño y miserable zulo, por la banda terrorista Eta, ¡siempre Eta!, durante más de quinientos días, es un jugador del Real Betis. Para muchos de ellos Andalucía tiene solo una provincia. Y se quedan tan anchos.  Galileo Falilei era griego. La gran escultura del David de Miguel Ángel fue pintada por Leonardo da Vinci. La teoría de la relatividad era de Darwin. La II república cayo porque un tío se metió en el congreso a tiros. Ortega y Gasset eran escritores del realismo.  Y así una ingente cantidad de burradas.  Desconocen por completo la historia de su nación, de sus ciudades, debido a unos planes de estudios lamentables, unido esto a que en cátedras de universidades, institutos y colegios, se han instalado los sempiternos enemigos de España, protegidos y proyectados por una clase política llena de traidores, estultos, ignorantes, trincones y mamarrachos.      

Imagínense que les preguntamos por Monte Arruit y Paracuellos del Jarama, dos lugares muy representativos de la historia más triste de nuestra Patria, donde el patriotismo, la dignidad y el decoro nacionales se elevaron por encima de aquellos alevosos, ruines  y cobardes asesinatos, de miles de compatriotas que cayeron muertos, con honor y valentía. Dirán que Paracuellos del Jarama es un circuito automovilístico y no me imagino lo que opinarían sobre Monte Arruit. Eso sí,  todo rodeado de “jo tía” “no jodas” “me has pillao”.  Es sin duda patético. 

Sin embargo muy ligado a esos dos lugares, donde corrió sangre española a raudales, está el personaje a quien dedicamos este trabajo. El general Felipe Navarro y Ceballos-Escalera.  

La guerra del general Margallo. Cuadro de Augusto Ferrer Dalmau.

Nacido en Madrid el 21 de julio de 1862, ingresó como alumno en la Academia de Caballería de Valladolid el día uno de  Septiembre de 1877, siendo promovido al empleo de Alférez en Julio de 1880. Destinado al Regimiento de Húsares  de Pavía, en 1882 es nombrado ayudante de campo del histórico general Arsenio Martínez Campos, en aquellos momentos ministro de la guerra.  Con el general Martínez Campos continuaría de ayudante hasta 1888 en que pasó destinado al Regimiento de la Reina donde ascendió por antigüedad al empleo de Teniente.

El 26 de junio de 1886 contrajo matrimonio en La Nou Tarragona con María Cristina Morenés y García Alessón, baronesa de la casa Davalillo.  Por esa unión Felipe navarro se convertiría en el Vi barón de Casa Davalillo. El matrimonio tendrá cuatro hijos. Felipe que llegará a general de división del arma de Infantería; José, excelente jinete, ganador para España de dos medallas olímpicas una de oro y otra de plata, en la disciplina de Hípica en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 y Londres 1948. Su carrera militar la culminaría con el ascenso a General de brigada en 1955. En  1968 fue nombrado  Jefe de la Casa Civil de su Excelencia el Jefe del Estado, Generalísimo Franco, cargo que ocuparía hasta poco antes de su muerte el 13 de diciembre de 1974; Carlos, capitán de Infantería, asesinado en Paracuellos del Jarama en 1936 y Cristina.    

En diciembre de1890, vuelve al Regimiento de Pavía. Posteriormente ejerció el cargo de ayudante de campo de los Generales de división D. Federico Ochando y D. Bernardo Echaluce.

En diciembre de 1892 vuelve al Regimiento de la Reina. Al año siguiente entra como alumno en la Escuela Superior de Guerra a fin de diplomarse en Estado Mayor.

Interrumpe sus estudios debido al estallido de la Primera Guerra del Rif también conocida como “guerra de Margallo” presentándose voluntario al Ejército de Operaciones de África que manda el general Martínez-Campos, quien de nuevo le  nombra ayudante de campo en noviembre de 1893. En las operaciones de aquella guerra Felipe Navarro fue distinguido con una Cruz del Mérito Militar  con distintivo Blanco de 1ª clase. Finalizado el conflicto bélico, Navarro se reincorporó a la Escuela Superior de Guerra, a la vez que era destinado  sucesivamente a los  Regimientos de la Reina y de Dragones de Santiago.

General Arsenio Martínez Campos.

Con motivo del estallido en Cuba de la guerra de la independencia cubana en 1895, Navarro, interrumpe sus estudios de estado mayor  y se alista voluntario, ejerciendo de nuevo como ayudante de campo del general Martínez Campos. Por sus operaciones ante los insurrectos de maceo y Máximo Gómez, Felipe Navarro será recompensado con una  Cruz al Mérito Militar con distintivo Rojo de 1ª clase por participar  en las operaciones sobre Mayari Arriba en la provincia de Santiago de Cuba   y por su comportamiento en el combate del 3 de junio librado el día tres de junio  en Seboruco (Santiago de Cuba). El 7 de enero de 1896 logra la Cruz de María Cristina  de 1ª clase al distinguirse en el combate sostenido en el ingenio de San Dimas en la provincia de Sancti Spiritus.

De regreso a la península, en 1896 concluyó el curso de Estado Mayor y es destinado en prácticas al IV Cuerpo de Ejército,  nombrándole, por quinta y última vez, ayudante de campo del general Martínez-Campos, que fallecería en 1900.

1898 Soldados Españoles. Guerra Hispano-Yanqui.

En enero de 1897 embarcó voluntario a la guerra de Filipinas   donde la sublevación había estallado unos meses antes, para continuar allí las expresadas prácticas. Durante su estancia en las islas se distinguió en diversos hechos de armas y fue condecorado por ello: Cruz al Mérito Militar con distintivo Rojo de 1ª clase pensionada por los combates del 3 y 4 de mayo   librados en el barranco de Limbong y asalto y toma del pueblo de Indang.

Por méritos de guerra es ascendido a Comandante por la toma de Maragondón el día 11 de mayo. Obtiene una nueva Cruz al Mérito Militar con distintivo Rojo esta de  2.ª clase pensionada por la acción sostenida el 30 de mayo en  Talisay (Batangas) en la que cayó herido, recibiendo por ello  también la Medalla de Sufrimientos por la Patria.

El día 23 de diciembre el general Fernando Primo de Rivera firmó con  los rebeldes  filipinos el pacto de Biank-na-Bato, que ponía fin a las hostilidades. Emilio Aguinaldo y otros líderes independentistas, salieron hacia el exilio, no sin antes recibir dinero del gobierno español. La paz, parecía estar asegurada. Sin  embargo con el inicio de  guerra Hispano-Yanqui de abril de 1898, el ejército norteamericano derrotaría al español en la batalla de  Manila, tomando el día 13 de agosto la capital de las islas. Una batalla por cierto pactada con el ejército español para evitar que Manila cayese en manos de los rebeldes filipinos.

En marzo de 1898 Felipe Navarro había regresado  a España, recibiendo el diploma de Estado Mayor y siendo destinado  al Regimiento de Caballería de Reserva de Madrid y en septiembre al Regimiento de Cazadores de Lusitania Allí permaneció hasta diciembre de 1902, en que pasó a la Escuela Militar de Equitación como profesor

El 4 de octubre de 1906  fue nombrado por el rey Alfonso XIII gentilhombre de cámara. Un año más tarde era promovido al cargo de ayudante de órdenes de su Majestad el Rey Don Alfonso XIII. En 1908 asciende a Teniente coronel y participa como jurado en varias pruebas hípicas celebrados en Bélgica y Portugal.

En 1909 estalla guerra de Melilla Navarro sería agregado al cuartel general del   Comandante en Jefe de las Fuerzas del Ejercito   de Operaciones en Melilla, prestando servicios de campaña y participando el día 26 en la toma de SebtEulad-Daud y Atlaten, con lo que se alcanzaron la mayoría de los objetivos territoriales propuestos en la campaña. A finales de diciembre, terminadas las hostilidades, regresó a la península.

En agosto de 1913 ascendió a Coronel, manteniéndose en el cargo de ayudante de órdenes del rey.

En mayo de 1914 fue nombrado jefe de las Fuerzas de Caballería de la Comandancia General de Larache. Por su notable participación en diversos combates recibió varias recompensas: Cruz al Mérito Militar con distintivo Rojo de 3.ª Clase por los combates del 2 de agosto que se libraron en  Sidi Bu-Haya y Hayera y la Cruz de María Cristina de 2.ª Clase por el combate de R´gaia  del 18 de noviembre.

Por sus servicios de campaña en Larache fue promovido al empleo de General de Brigada en octubre de 1916. En octubre de 1917, se le confió el mando de  la 3ª Brigada de Caballería con sede en Burgos. En agosto de 1918 es designado jefe de sección del Ministerio de la Guerra, haciéndose cargo de la de Cría Caballar y Remonta   En 1919 recibió la Gran Cruz de la Orden de san Hermenegildo.

En julio de ese año de 1919, su buen amigo, con quien combatió en las campañas de Cuba y Larache, el General Manuel  Fernández Silvestre, es nombrado Comandante General de Ceuta. Navarro solicita y consigue el puesto de segundo jefe de la Comandancia que se hallaba vacante, participando en las operaciones de la campaña.

Los generales Fernández Silvestre y Navarro junto a otros jefes y oficiales del Ejército.

En febrero de 1920 Fernández Silvestre es designado comandante general de Melilla, asumiendo Navarro el mando de forma accidental de Ceuta durante dos semanas, hasta que se incorporó el nuevo jefe el General Álvarez del Manzano.

Navarro no lo dudaría y acompañaría a su amigo Silvestre a la Comandancia General de Melilla como segundo jefe, cuyo cargo llevaba aparejado el ser alcalde Melilla. 

El general Navarro participó en todas las operaciones militares que tuvieron lugar en la zona de Melilla, dirigiendo personalmente algunas de ellas. Recorrió todas las posiciones del territorio, ocupadas por nuestro ejército.  el general Silvestre no le hacía partícipe de la información ni del curso de los acontecimientos político-militares. Por ello sería distinguido con la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo Rojo «por los servicios de campaña prestados y méritos contraídos en nuestra Zona de Protectorado en África  durante un período de operaciones mayor de seis meses, en virtud de propuesta del Alto Comisario de España en Marruecos y de acuerdo con el Consejo de Ministros”.  

El 19 de julio de 1921 el general Felipe Navarro, al mando de fuerzas de Policía Indígena, llega a Annual, intentado socorrer a la sitiada posición de Igueriben, que denodada y valerosamente defendía el comandante Benítez. Sin embargo la gran cantidad de fuerzas enemigas, situadas en lugares estratégicos, hicieron imposible la misión de conectar con los hombres de Benítez.

 

Comandante Julio Benítez, uno de los héroes de Igueriben.  

El día 20 Silvestre llega a Annual y ordena a Navarro desplazarse a Melilla a fin  de solicitar urgentemente refuerzos.  El día 22 de julio, Navarro al conocer el desastre de Annual, la deserción de una gran cantidad de soldados que huyeron del frente, regresa de nuevo a  Annual. Recibe la noticia de que Fernández Silvestre ha muerto por boca del comandante Emilio Alzugaray Goicoechea, jefe de Ingenieros del sector de Annual, y del hijo del propio general Silvestre, quienes le informan de forma imprecisa de lo sucedido. De esa forma, Navarro asume el mando directo de las operaciones, dirigiendo la retirada de los abatidos soldados  intentando organizarlos y recuperando  por el camino a todos los efectivos que se hallaban dispersos por la huida. La diezmada columna va  a permanecer en las posiciones de Batel y Tistutin durante cinco días, los que van del 24 al 29 de julio. Son alrededor de 1200 hombres acorralados por el poderoso fuego enemigo de más de diez mil rifeños que se han hecho con las piezas abandonadas de la artillería española.

Navarro y sus hombres no tienen más remedio que abandonar esas dos posiciones, llegando exhaustos y desorganizados a Monte Arruit, al ser sorprendidos por cerrado fuego enemigo que hizo que desertaran los últimos miembros que quedaban fieles de la Policía Indígena. Navarro no quiso abandonar a  los heridos, sobre unos 250 hombres y esto ralentizó la marcha de la columna que la componían tropas  de los regimiento  de Infantería «San Fernando»,  “África” “Ceriñola” y “Melilla”, así como Policía Indígena con las tres piezas de Artillería que se pudieron salvar, convoy de municiones con tan solo siete mulos, que transportaban cada uno dos cajas de cartuchos de fusil y dos carros llenos de munición.

Como apuntábamos la llegada a Monte Arruit fue desoladora, siendo abandonadas las  tres piezas de Artillería, con los cerrojos puestos, a unos 300 metros de Monte Arruit, que pasaron a poder  de los rifeños. Se combate sin tregua para llegar a Monte Arruit. Allí caerá el heroico Capitán de Ingenieros D. Félix Arenas, acompañado con cuatro oficiales de Ingenieros y dos de infantería  defendiendo heroicamente la posición de Tistutin durante la noche, amparado de esa forma el repliegue de la columna  hacia Monte Arruit  Arenas agota la  municiones y cae gloriosamente juntos  sus seis oficiales.

Posición de Monte Arruit en 1920.

Una vez en Monte Arruit, adonde llega pistola en mano,  acompañado entre otros por el Teniente Coronel Primo de Rivera,  el general Navarro va a dirigir la resistencia de la posición con enorme firmeza y valentía, arengando a sus soldados, estando siempre situado en primera línea, durante catorce días las durísimas embestidas de un enloquecido y sediento de sangre enemigo moro. Seran alrededor de tres mil hombres que con su valerosa decisión de resistir en Monte Arruit, salvarían  a la indefensa Melilla de caer en manos de las kabilas rebeldes, puesto que estas se empeñaron de forma errónea  en acabar con ese foco de resistencia en vez de tomar la ciudad.

La situación se hace insoportable. Sin víveres, agua ni municiones, asediados por todas partes y sin que las tropas españolas puedan acudir al rescate, el   Alto Comisario de España en Marruecos, general Dámaso Berenguer, autorizó al General Navarro a entabla dialogo con los rifeños de Abd el Krim para entregar la plaza. Navarro, que había sido herido en los combates del siete de agosto, al principio se niega a rendirse.

Dos días después y tras acordar con sus oficiales la rendición, solicita unas condiciones al enemigo que a cambio de la entrega de las arañas se respete la vida de todos los defensores de Monte Arruit.  Abd El Krim y sus hombres aceptan de forma artera y traidora, como se pudo comprobar, las condiciones y los soldados españoles comienzan a salir de la posición, dejando amontonadas sus armas. Heridos y enfermos se preparan para ser evacuados. En ese instante  los rifeños atacan de forma despiadada y atroz a los indefensos soldados, degollando y sacándole las vísceras a casi todos los  españoles. De los tres mil sitiados sobrevivieron el general Navarro, algunos oficiales y sesenta soldados, varios de ellos sanitarios. Navarro y sus hombres serían hechos prisioneros y enviados a Axdir. Abd el Krim forzaría al gobierno español a canjearlos por dinero un año y medio después concretamente el día 27 de enero de 1923. En su cautiverio Navarro fue maltratado, vejando, insultado, pasando largos periodos de tiempo encadenado, pero manteniendo una gallardía y dignidad fuera de lo común, luchando siempre por sus hombres prisioneros con él.  

El general Dámaso Berenguer, alto comisario  de España en Marruecos, visita Monte Arruit, en octubre de 1921. Entre los restos de los soldados podridos al sol, tiene que taparxe la boca con un pañuelo, debido al insoportable hedor.

Los cadáveres quedaron insepultos, mutilados, desnudos, pudriéndose al sol hasta la reconquista de la posición en el mes de octubre por tropas españolas. Monte Arruit fue una infamia, una autentica masacre cobarde y traidora que pesará siempre sobre el enemigo marroquí y su canalla líder Abd El Krim. El entonces comandante legionario,  Francisco Franco en su libro “Diario de una Bandera” dejara escrito: “Renuncio a describir el horrendo cuadro que se presenta a nuestra vista. La mayoría de los cadáveres han sido profanados o bárbaramente mutilados. Los hermanos de la Doctrina Cristiana recogen en parihuelas los momificados y esqueléticos cuerpos, y en camiones son trasladados a la enorme fosa.

 “Algunos cadáveres parecer ser identificados, pero sólo el deseo de los deudos acepta muchas veces el piadoso engaño, ¡es tan difícil identificar estos cuerpos desnudos, con las cabezas machacadas!”

Una vez libre de su cautiverio se trasladó a Madrid. Allí conocerá por medio del expediente Picasso que se instruyó para depurar las responsabilidades de aquel infausto y grandioso desastre, el general Navarro tendría que comparecer ante un consejo de guerra, celebrado en junio de 1924, y cuyo tribunal fue presidido por el Capitán General Valeriano Weyler. El fiscal del Consejo Supremo de Guerra y Marina, general García Moreno, solicito para él la pena de ocho años de prisión y pérdida del empleo.

   

De Izquierda a derecha, coronel de Infantería Araujo, general Navarro, teniente coronel de Infantería Manuel López Gómez, teniente coronel de Infantería Eduardo Pérez Ortiz y comandante de Caballería José Gómez Zaragoza, embarcados de vuelta a Melilla tras finalizar su cautiverio en Axdir, en enero de 1923.

Sin embargo gracias a la gran defensa, con vehemente exposición de los hechos, que realizó el auditor Luis Rodríguez de Viguri, defensor del General Navarro, este fue absuelto y exonerado de todos las responsabilidades siendo rehabilitado por completo y felicitado por la defensa de Monte Arruit y la retirada de Annual. Ascendido a General de División y con la medalla de sufrimientos por al Patria concedida  por su herida en Monte Arruit, Navarro es destinado a mandar la 9ª División de Caballería con sede en Zaragoza   y un mes después, en agosto, fue nombrado general inspector Caballería.

En 1924 se le nombra comandante general de Ceuta, interviniendo  en las operaciones de campaña realizadas en la zona de Ceuta.Tetuán, entre ellas dirigió el difícil repliegue de las tropas españolas desde el Zoco El Arbaa a Ben Karrik  en el marco del gran repliegue general ordenado por el presidente del Gobierno General Miguel Primo de Rivera.

Tras un grave accidente de automóvil del que se recuperó satisfactoriamente, Felipe Navarro es nombrado en noviembre de 1925 ayudante de campo del rey Don Alfonso XIII.

En 1926 Navarro es ascendido a Teniente General tras cuarenta y nueve años de servicio. Se le nombra Capitán General de la Vi Región Militar con sede en Burgos, pasando en abril de 1927 a ocupar la Capitanía General de la I Región Militar en Madrid- Es nombrado también miembro de la Asamblea Nacional Consultiva, un parlamento limitado creado por el presidente del gobierno general Primo de Rivera.

En 1930 a la edad de 68 años el Teniente General Navarro pasó a la reserva. Cuatro años más tarde con la II república en el poder, con Manuel Azaña como presidente del gobierno y ministro de la Guerra, Navarro paso definitivamente al retiro.

Fracasado el alzamiento Militar en Madrid, el Teniente General Navarro es detenido el 14 de agosto de 1936, en su domicilio de la calle Marqués de Riscal por elementos pertenecientes a la Brigada del Amanecer, que le trasladan a  la Dirección General de Seguridad en la calle de Víctor Hugo, ingresando ese mismo dia en la cárcel Modelo de Madrid acusado de ser militar golpista, de ideas monárquicas. El Teniente General Navarro, que contaba en ese momento 671 años de edad no había participado en los planes del alzamiento militar en Madrid.

El día 21 de agosto de 1936, ante el rumor, aireado por el periódico Claridad, de que varios presos de ideología falangista planeaban una fuga carcelaria, el Comité Provincial de Investigación Publica, con la autorización  del Director General de Seguridad Manuel Muñoz,  uno grupo de milicianos y chequistas se dirigió a la cárcel Modelo a fin de interrogar a  los presos.

Al día 22 de agosto, se iniciaría la matanza de indefenso presos. Y tras subir los milicianos a los tejados del recinto penitenciario y colocarse en estratégicas posiciones, provocaron un incendio en el interior de la Modelo, obligando a los reclusos a salir a los patios, donde los ametrallarían sin piedad, provocando la muerte de un gran número de ellos. El Teniente General Navarro consiguió parapetar del fuego indiscriminado de una de las ametralladoras a un grupo de jóvenes reclusos y aprovechando la confusión producida por el incendio pudo escapar en dirección a su casa donde sería nuevamente detenido.

Entre los asesinados de aquella masacre bárbara e indiscriminada  estaban Melquíades Álvarez, antiguo presidente de las Cortes Españolas, decano del Colegio de Abogados de Madrid y presidente del partido Republicano Liberal Demócrata,; Jesús Martínez de Velasco, Ministro de Estado de octubre a diciembre de 1935 en el gobierno presidido por Joaquín Chapaprieta y jefe del Partido Agrario; Julio Ruiz de Alda, capitán aviador militar, héroe del Vuelo Plus Ultra, junto al Comandante Ramón Franco, el Teniente de Navío Juan Manuel Duran y el mecánico Pablo Rada, al lograr la gran hazaña de cruzar el océano Atlántico sur en 1926  y posteriormente uno de los fundadores de Falange Española; Fernando Primo de Rivera, médico militar, hermano de José Antonio y militante de Falange Española; Manuel Rico Avelló, exministro y antiguo alto comisario de España en Marruecos; el ex ministro republicano Ramón Álvarez Valdés que ocupó la cartera de Justicia entre diciembre de 1933 y abril de 1934, en los gabinetes presididos Alejandro Lerroux; José María Albiñana, médico y político; los generales  Rafael Villegas, sublevado en Madrid en julio de 1936 y Oswaldo  Capaz, primer militar español que ocupó el territorio de Sid Ifni en abril de 1934, así como el Teniente Fanjul Sedeño, hijo del general Joaquín Fanjul Goñi, detenido en el asalto al Cuartel de la Montana el día 20 de julio de 1936 y posteriormente fusilado;  el comisario Santiago Martín Báguenas, que había sido comisario-jefe del Cuerpo de Investigación y Vigilancia y el Falangista, antiguo miembro del PCE, Enrique Matorras, entre otros.

Finalizada la Guerra de Liberación, soldados nacionales portan féretros de patriotas asesinados en Paracuellos del Jarama en 1936.

Navarro permaneció en la Modelo hasta el día 7 de noviembre. Con las tropas Nacionales en la ciudad universitaria de Madrid y el gobierno huido a Valencia, se inicia las terribles sacas de las cárceles que acabaran en los asesinatos de Paracuellos del Jarama, Soto de Aldovea  y Torrejón de Ardoz.  bajo la responsabilidad de Santiago Carrillo Solares como consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid y su número dos Segundo Serrano Poncela, a quienes le dedicaremos otros trabajos, dando cumplida información sobre sus fechorías.

Cuadro Los fusilamientos de Paracuellos del Jarama, obra de Carlos Sáenz de Tejada.

El Teniente General Navarro saldrá en dirección a Paracuellos, a la tarde-noche de ese día siete, atado de manos,  junto a su hijo el teniente de Infantería Carlos Navarro Morenés, afiliado a Falange Español de las JONS, en un bus de dos pisos, sacados de las cárceles mediante listas nominativas,  con la excusa de un traslado a Valencia por la inminente entrada de las tropas de Franco en Madrid.  

Allí serían fusilados miles de españoles en su condición de militares, religiosos, falangistas, monárquicos, católicos, niños, atados de dos en dos, sin compasión, sin tiro de gracia, dejándoles morir desangrados,  en lenta agonía, incluso echándoles tierra encima cuando todavía no habían fallecido. El Teniente General Navarro y su hijo Carlos fueron  enterrados  en la fosa nº2 de las seis que en  principio  se excavaron en el lugar que hoy ocupa el cementerio custodiado por la Hermandad de Nuestra Señora de los Mártires y Caídos  de Paracuellos del Jarama. Sus cadáveres nunca fueron encontrados. La fosa número siete fue excavada en 1940, una vez finalizada la guerra de Liberación española,  para recoger los cadáveres de los asesinados en  Soto de la Aldovea y Boadilla del Monte,  entre otros lugares.

Los responsables de orden público, socialistas y comunistas, obligaron a los vecinos de Paracuellos a enterrar a las víctimas asesinadas ese día siete. Al continuar las matanzas  en días sucesivos, se decidió buscar otros lugares que fueron el Soto de la Aldovea en el término municipal de Torrejón de Ardoz.

Una vez finalizada la guerra española en  1939, los familiares del Teninte General Navarro denunciaran ante la Causa General instruida por el Ministerio de justicia el asesinato de su padre y hermano,  registrando oficialmente sus fallecimientos. El hijo mayor del general, Felipe, a la sazón teniente coronel y que también había sido preso desde el inicio de la guerra (aunque en su caso había logrado sobrevivir), declaró como testigo de los fallecimientos de su padre y de su hermano Carlos. La esposa de Carlos también declaró como testigo de la muerte de su marido. 

Cementerio de Paracuellos del Jarama en la actualidad.

Que sirvan como recuerdo imperecedero de aquellos patriotas asesinados por el vil marxismo, sacrificados en odio a la fe en la terrible persecución religiosa desatada en  España  entre los años 1934-1939, entre ellos el Teniente General Felipe Navarro y Ceballos-Escalera, un héroe del Ejército Español, los magníficos versos del recordado José Luis de Santiago y Merás

Cayeron en Paracuellos.

Español ¿ya no te acuerdas?

Si ellos lo perdieron todo,

fue para que tú vivieras.

La tierra que los cubrió

no pudo cubrir su gesta.

Los muertos no mueren nunca

mientras alguien los recuerda.

Pero la traición los mata

y el olvido los entierra.

Español llora por ellos.

Llora por su estéril guerra.

¡Hoy sí que han muerto de veras!

¡Hoy si les han dado tierra!

 

EN EL OCHENTA Y CUATRO ANIVERSARIO DE LOS MARTIRES DE PARACUELLOS. ESPAÑOLES PERDONAD, PERO NO OLVIDÉIS.

Autor

Carlos Fernández Barallobre
Carlos Fernández Barallobre
Nacido en La Coruña el 1 de abril de 1957. Cursó estudios de derecho, carrera que abandonó para dedicarse al mundo empresarial. Fue también director de una residencia Universitaria y durante varios años director de las actividades culturales y Deportivas del prestigioso centro educativo de La Coruña, Liceo. Fue Presidente del Sporting Club Casino de la Coruña y vicepresidente de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña. Apasionado de la historia, ha colaborado en diferentes medios escritos y radiofónicos. Proveniente de la Organización Juvenil Española, pasó luego a la Guardia de Franco.

En 1976 pasa a militar en Fuerza Nueva y es nombrado jefe Regional de Fuerza Joven de Galicia y Consejero Nacional. Está en posesión de la Orden del Mérito Militar de 1ª clase con distintivo blanco. Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, es desde septiembre de 2017, el miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, encargado de guiar las visitas al Pazo de Meiras. Está en posesión del título de Caballero de Honor de dicha Fundación, a propuesta de la Junta directiva presidida por el general D. Juan Chicharro Ortega.

 
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