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El alma poblada por sus diferentes «yo», marca sus reglas, se entrega incondicionalmente, descubre conexiones, accede a las heridas encerradas en su propio misterio inquisidor, atrapado en el subconsciente…
 
Fue sembradora de esperanza, anunciadora de cambios para las mujeres, impetuosa, precoz, indómita, en la escritura encontró su voz propia y su cobijo. Desde muy niña salió al encuentro de las letras que fueron su viaje de evasión.
 
Considerada como una bandera feminista, Dueña de la palabra, «el mejor cerebro de hombre alojado en un cuerpo de mujer».
Dama con porte, destacada, sencilla, concienzuda, comunicativa, de personalidad arrolladora, nada engreída, de noble aristrocracia por su cuna, poseía el don de la conversación.
Hablo de doña Emilia Pardo Bazán y de la Rúa-Figueroa, de la que el día 12 de mayo de 2021 se cumple el centenario de su fallecimiento.
Está enterrada en la capilla de la iglesia de la Concepción en Madrid.
 
Contrajo matrimonio con 16 años con José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza, él tenía 20. El enlace se celebró en la capilla de la granja de Meirás, propiedad de los padres de Emilia, el 10 de julio de 1868.
Su marido siempre la admiró y apoyó en todo.
Tuvieron tres hijos: Jaime, Blanca y Carmen.  
 
Su incursión en el mundo de la poesía es breve comparado con el cómputo total de su obra.
El año 1876, el de nacimiento de su primogénito, Jaime, gana el concurso convocado en Orense para conmemorar el centenario de Feijoo.
En 1881 y con la colaboración de Francisco Giner de los Ríos se edita el poemario de Emilia, cuyo título es: Jaime.
 
Además de la literatura otra de sus pasiones fue la música, era una buena aficcionada y entendida.
La música era el decorado sonoro de su escritura. Le servía de inspiración para sus novelas, cuentos, relatos, crónicas periodísticas.
Le gustaba y era muy seguidora de la obra de Richard Wagner. Para periódicos argentinos escribió unas crónicas muy brillantes y que obtuvieron gran éxito, en las que trataba como se iba imponiendo Wagner en Madrid, también sobre el estreno de Parsifal, y otras obras.
 
Muy inteligentemente y con mucho sabor de la época elaboraba unos artículos literarios-musicales,
donde investigaba la historia del libreto, el resultado era de gran interés para sus lectores.
Tenía gran sensibilidad para todas las artes. Hablaba varios idiomas, y cuando llegaba a un país le gustaba leer a los autores de allí en su lengua original.
 
Emilia pertenecía a una familia acomodada, ella era culta, viajó mucho a diversos países, a Portugal en reiteradas ocasiones. Era católica.
Algunos escritores varones le tenían una poca de manía, Juan Valera la llamaba «la inevitable» porque la encontraba siempre en las tertulias y reuniones culturales «propias de hombres», ya que en esa época la mujer quedaba relegada al ámbito doméstico.
Con contundencia, ella afirmaba que una cuestión de fisiología no podía decidir la trayectoria vital de una persona, no lo consintió nunca.
 
En dos ocasiones intentó que la aceptaran en la Real Academia, sin éxito, a pesar de tener prestigiosos valedores para entrar en dicha Institución, como Armando Palacios Valdés, Ramón y Cajal, etc.
Años después Carmen Conde sería la primera mujer académica.
 
Aunque su libro más conocido es: Los pazos de Ulloa, no cabe duda de que es una obra maestra, también tiene otros muy relevantes.
 
*Insolación: novela corta y desenfadada, escandalosa para la época, donde una viuda joven y guapa, que en el año 1887 en 6 días acaba en la cama de un hombre sin pasar por la vicaría.
 
*La cuestión palpitante: son un grupo de artículos donde se versa sobre el naturalismo, el realismo y algunas reflexiones de Émile Zola, publicados en 1882 en el periódico La Época.
 
*La sirena negra.
 
*Bucólica.
 
Dominaba muy bien la narrativa breve, patente queda en su magnífica colección de cuentos. Pubblicó casi 600. Donde describe cuestiones de la vida cotidiana, en estado puro.
 
*Dulce dueño: última novela, escrita en 1911.
 
Una vez que se publicaban sus libros ya no los volvía a leer.
Se puede pensar que en algunas ocasiones se protegía detrás de algunos de sus personajes.
Su ciudad natal La Coruña está presente en gran parte de su obra, oculta bajo el nombre de «Marineda».
Algunos escritores decían que sus libros no parecían escritos por una señora.
En Madrid vivió en la calle Princesa, allí la visitaban amistades como Tomás Borrás y Bermejo, periodista y escritor.
Recibía comentarios despectivos, a veces directos y otras indirectos referentes a su peso, producido por unas complicaciones derivadas de la diabetes, ella nunca tuvo complejo por este motivo.
Potente era su fuerza mental.
 
Feminista convencida, clamaba la igualdad radical para la mujer igual que para el hombre.
En París acude a un congreso internacional sobre feminismo.
Se reía cuando escuchaba decir que la mujer en general no estaba preparada para votar, y la española mucho menos.
 
Además de su marido, tuvo varias relaciones sentimentales, la más conocida es la que mantuvo con Benito Pérez Galdós, que a nivel personal fue clave. Humanamente se entendieron a la perfección, se convirtieron en el motor de la vida el uno del otro. Queda inmortalizado en la correspondencia epistolar que mantuvieron, algunas cartas bastante explícitas, de brutal franqueza, fruto de una relación en algunos momentos turbulenta.
 
Otra tambien conocida fue la que mantuvo con José Lázaro Galdiano. El comisario y director de la biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano, Juan Antonio Yeves y los estudiosos de la obra de la escritora gallega coinciden en que se conocieron en Barcelona, en los últimos días del mes de mayo de 1888 en la Exposición Universal, los presentó Narcís Oller, escritor catalán, por deseo de Galdiano.
 
Tuvieron un «devaneo», palabra muy de la época. Como aún permanecía unida a Galdós, le escribe como disculpándose: (… Esto ha sido un error momentáneo de los sentidos, fruto de circunstancias imprevistas al verme seguida, apasionadamente querida, y contagiada). Como al autor de Los Episodios Nacionales le profesaba un cariño eterno también le dice: haz por comer y no fumes mucho…
 
Con motivo del centenario del fallecimiento de la creadora, La Fundación Lázaro Galdiano ha organizado una exposición fotográfica, un fotograbado y 15 instantáneas en las que aparecen su marido, sus hijos, sus padres, José María Pardo-Bazán y Mosquera y Amalia María de la Ruá-Figueroa y Somoza. Algunas van acompañadas de la fecha de realización, abarcan el periodo de edad de la homenajeada desde los 18 a los 39 años de edad.  Algunas de sus obras, cartas y parte del archivo personal de la gallega, donde queda clara su relación amistosa, personal y profesional.
 
Era una época hostil para la mujer. aún así fue la primera mujer ateneísta, asfaltó el camino a otras muchas féminas, reivindicando el lugar de ellas en los ambientes intelectuales.
Su escritura siempre fue a corazón abierto e inmersa en una lucha descarnada. Tocó todos los temas, política, historia, etc.
 
En los últimos años de su vida obtuvo reconocimiento y prestigio.
En 1906 Alfonso Xlll la reconoce como Condesa de Pardo Bazán por Gracia Pontificia, igual que su padre.
 
El 10 de mayo de 1843 nació Benito Pérez Galdós.
 
«El mundo es un conjunto de ojos, oídos y bocas, que se cierran para lo bueno y se abren para lo malo gustosísimas». (De la novela: Viaje de novios). Emilia Pardo Bazán.

Luis Alberto de Cuenca y Pilar Redondo en un acto cultural sobre Emilia Pardo Bazán

 

Autor

Pilar Redondo
Pilar Redondo
Escribe en varios periódicos, entre ellos: "ÑTV", "El Cierre Digital", y revistas, algunas: "La Casa", "Sueños de papel", "Azahar".
Desde hace 23 años es miembro de la Asociación Literaria Hasday, aunque colabora con cuantos colectivos culturales se lo solicitan. Fundadora del primer club de lectura de la Biblioteca Provincial de Córdoba.
Junto a Francisco Muñoz coordina las rutas culturales: "Los Grandes de Córdoba" y "La Batalla de Munda".
Ha trabajado en dos programas de Canal Sur Televisión: "El público lee" y "Pido la palabra". Organiza actos culturales en colegios, instituciones, etc.
Es autora de dos libros de relatos: "Relatos atormentados" y "Relatos de humor", (incluidos en la Colección Guadalquivir).
Tres poemarios: "Mortalmente eterna", "Quejíos del alma", "La piel del alma".
Doce cuentos infantiles, pertenecientes a la Colección Albolafia y cuyo emblema es la rana Clotilde.
Junto a otras nueve escritoras es productora de un disco de poemas musicalizados, titulado: "Poetizando, mujeres con voz y verso". Es en apoyo a las víctimas de la violencia de género y cualquier tipo de violencia en general.
Ha publicado dos libros de artículos periodísticos: "El pacto de las libélulas" y "Los labios de las amapolas".
Junto a don Julio Merino ha escrito las siguientes novelas: "Vitoria Colonna, el gran amor del Gran Capitán". "Las marionetas de Cuspis". "La princesa del jazmín", "la boda cautiva", "Leila de Granada", (Pertenecientes a la trilogía de La Reconquista).
"Cuando los dioses se hacen humanos", "Penélope la Reina tejedora". "Betsabé y el Rey David", "Pelayo el Astur", (forman parte de la serie de los dioses).
Es fundadora de dos clubs de lectura en la Biblioteca Provincial de Córdoba. En uno llevan una andadura de casi dos décadas, y en el segundo, es de reciente creación, de este 2023.