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Antes de nada agradecer a las entidades sociopolíticas mundiales haber implementado este nuevo tipo de guerra internacional, prácticamente incruenta, que dejará un saldo de víctimas mortales enormemente inferior a cualquiera de los conflictos bélicos más nimios de la historia. Esta Primera Guerra Sucia Mundial (en adelante: IGSM) tiene los mismo efectos devastadores sociales y económicos (pese a ser términos sinónimos en este caso, ya que el dinero ya lo es todo en la sociedad) que las dos Guerras Mundiales conocidas por todos, pero se está llevando a cabo sin el asesinato masivo de inocentes ni el genocidio que los conflictos bélicos suponen. Pero todo conflicto internacional arrostra un gravísimo perjuicio para la mayoría de habitantes del Planeta, y un gran beneficio para sus élites. Lo novedoso de esta IGSM es que las élites han ampliado sus filas y se han blindado de una manera sin precedentes.
En toda guerra hay vencedores y vencidos, en eso estaremos todos de acuerdo, como también lo estaremos en que los damnificados siempre son los habitantes de todos los países inmiscuidos en ella, y los vencedores las élites económicas de ambos bandos, así como los vencidos son los dirigentes sociopolíticos del bando perdedor. Lo novedoso de la IGSM es que ha desarrollado un casus beli que no incluye la distinción entre bandos enfrentados, y que ha logrado unificar al enemigo, y hacerlo unívoco: toda la población mundial. Sí, todos los habitantes de la Tierra somos los culpables de la crisis mundial por congojavirus… bueno, especifico: los ciudadanos que no seamos miembros de élites económicas, gubernamentales ni funcionarios de las Fuerzas del Orden, o sanitarios. Ejemplos espenoles de ello son:
– elites económicas: INDITEX , “donante” de material sanitario –las comillas son porque esta inversión la recupera al desgravar impuestos gracias a ella–.
– gubernamentales: el Che pa Blemos y Pedro Sandez, saltándose la cuarentena (las primeras damas, esas 2 zorras, están infectadas).
– funcionarios de las Fuerzas del Orden: pululan, despóticamente, a sus anchas por las calles y son aplaudidos por el vulgo, mientras que siguen faltando a su deber y a su juramento con Espena.
– funcionarios sanitarios: sólo trabajan a cambio del dinero de nuestros impuestos, maltratan al paciente y desconocen el juramento hipocrático y el término “filantropía” del que presumen; y son aplaudidos por el vulgo.
Todos los conflictos y crisis internacionales son un juego de suma cero (1-1=0), es decir, para que alguien pierda alguien gana, te quito algo y lo tengo yo. La economía es como la energía: ni se crea ni se destruye, se transforma. En el caso de la economía mundial, que es el motor principal de todo, el dinero sólo cambia de manos, de ahí el origen de todas las crisis, como esta de 2020. Pensad en qué sectores se benefician de esta alerta mundial vírica y descubriréis tantos ataques de falsa bandera y tantas quintas columnas que os abrumará.
Me resulta soez y denigrante que la excusa para la mayor crisis económica mundial contemporánea sea un simple virus análogo al de la sempiterna gripe. No porque el virus no sea mortal, que lo es para un espectro pírrico de la población mundial, sino porque un virus de este tipo es como un puñal enfundado: jamás hará daño si no se desenfunda. ¡ Es tan simple evitar que este virus sea dañino! ¿Por qué está dañando –muy poco pero dañando– entonces? Por la sencilla razón de que el paisanaje pretende NO CONTAGIARSE, que es muy diferente a evitar NO CONTAGIAR. Aquí está el quid de la cuestión, que todavía no he visto plantear a nadie. Si nadie ataca, no hay necesidad de defensa, ergo… es imposible la guerra. Digo esto porque la defensa siempre es el mejor ataque en estos asuntos y, sobre todo, justificación de todas las guerras. Jamás hay un casus beli que no sea defensivo, JAMÁS. Ergo… el problema siempre es del que ataca, como el virus, que no olvidemos es un agente infeccioso que ataca, no que se defiende de nosotros.
Pero nosotros, como portadores, somos los atacantes. Y como la única obsesión del ser humano es protegerse así mismo, pese a quien pese y caiga quien caiga, el virus se está extendiendo. Porque con las mínimas normas cívicas y de higiene exigibles a todo ser humano que viva en comunidad, jamás se puede extender un virus de este tipo; que sólo se contagia por contacto directo con él en boca-nariz-ojos. El ciudadano se pone la mascarilla para evitar ser contagiado, no para no contagiar, que es la verdadera función de la inmensa mayoría de mascarillas; pues sólo las que tienen filtros (“las caras” para que me entienda el vulgo) evitan contagiarse, y son de un solo uso. Todos los fallecidos, que aunque pocos y casi todos víctimas potenciales de la gripe igual que del congojavirus, han fallecido por la falta de respeto del portador del virus que se lo transmitió, pues dudo mucho que los fallecidos se hayan tirado a los brazos de un infectado; máxime cuado la capacidad de movimientos de los ancianos es tan reducida. La negligencia es igual de culpable que la intencionalidad. Dejad de creer que el enemigo siempre son los demás, porque el enemigo suele estar en el espejo de tu casa.
¿Por qué la plebe, los analfabetos que son la mayoría de la población mundial, gritan desde sus agujeros vitales, a los transeúntes: “¡Quédate en casa!”?. Exactamente por el mismo motivo que vitorean a Messi, se gastan 2mil euros por estar 2 minutos con los miembros de Metallica en su camerino o votan a políticos que saben son y serán corruptos y multimillonarios con sus impuestos… ¡y que la historia demuestra que es un gremio UNIFICADO Y SOLIDARIO!, el lema de los Reyes Católicos resume lo que son los políticos: “Tanto monta, monta tanto”.
El problema es la ignorancia, no los virus. El problemón es la pandemia de analfabetismo que los mass media, los publicistas, las élites económicas y el sector informático (con sus apps para dejar el cerebro el “stand by” mientras todo te lo hace la puta máquina), videojuegos y “cultural” han instaurado. El problemazo es que el vulgo podría dejar de serlo, pues armas para ello las hay por doquier, pero lo cómodo es regocijarse en la estupidez, delegar todas las funciones en otros y seguir en el redil acolchado donde habitan.
La única pega a esto es que personas como yo, que no escondo mi intelecto pese a que sea contraproducente para mi estado sociopolítico y económico, personas como yo somos exactamente igual de potenciales contagiados por este virus análogo a la gripe; y jamás seremos transmisores, que es la causa de todo este mal. Por lo menos este caos inoculado a nivel mundial ha servido para que el populacho sepa las mínimas normas de higiene humana y nos ha dejado claro que hay que lavarse las manos… y, sobre todo, que los responsables de esto se lavan las manos y son aplaudidos por los que acaban de aprender que hay que lavárselas.
Yo no me quedo en casa. Faltaría más. Mi vida la dirijo yo, no delego en nadie para ello.
Una última reflexión: ¿Ya no existe la gripe común, que mata a tantísimos cientos de miles de personas en el mundo, anualmente? ¿Ya no hay guerra en Siria ni refugiados wellcome? ¿Ya no hay conflicto armado en Irak, Afganistán y etc?. ¿Ya no hay alerta mundial por el cambio climático? ¿ya no hay yihad?¿Ya no hay feminismo? ¿ya no hay tantas cosas que hasta la irrupción del congojavirus eran el problema de la humanidad? Volverán… como prometió Terminator que haría… y lo cumplió. La IIGSM está incubada.
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