21/11/2024 11:53
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Hace unos días bogando sin rumbo por el océano de Youtube, me encontré con un PODCAST de la SER. Di
a la tecla y me deje llevar aguas adentro. La conductora de aquel turbio río de palabras era una tal Nieves
Concostrina. El espacio quedaba denominado “Acontece que no es poco”. Comentaba la tal Nieves hechos
ocurridos en la Corte española en tiempos de María Cristina y de Isabel II. Aquellas palabras vomitaban mofa
y burla contra la religión. Más específicamente contra los creyentes. De estos decía que la religión, tan solo
con palabrería nos desactiva el cerebro, dejándonos con el electroencefalograma plano. A nuestra nación se
refería como “esta negra España de rosario y superstición”. A Jesús de Nazaret le llamaba Brian (el de la
sarcástica película).
Tiene que ser muy triste tenerse que ganar la vida exhibiendo en público la propia ignorancia.
Ya lo decía Guy Consolagno, el celebérrimo astrónomo estadounidense: “Es curioso, la gente que piensa
que hay contradicción entre la ciencia y la religión, generalmente no saben que es la ciencia o no saben que
es la religión, o ambas”.
Y doña Nieves Concostrina mostraba su ignorancia sin pudor en aquel podcast.
Debe de ser muy doloroso que, para poder sobrevivir, alguien se vea obligado a mostrar ante las gentes las
carencias que pueblan su mente, pues tal y como decía Max Born Premio Nobel de Física, año 1954: “Sólo la
gente boba puede decir que el estudio de la ciencia conduce al ateísmo”.
Y doña Nieves Concostrina hacía ver a sus oyentes, por el tono de sus palabras, la vaciedad de sus relatos
sin avergonzado comedimiento.
Es posible que a doña Nieves Concostrina no le suene el nombre de Mohammad Abdus Salam. Pues
bueno, doña Nieves, Mohammad Abdus Salam obtuvo el Premio Nobel de Física el año 1979 por su trabajo
en la teoría electro débil, la cual explica la unidad entre la fuerza nuclear débil y la fuerza electromagnética.
Esta teoría es la última etapa en el esfuerzo por proporcionar una descripción unificada de las cuatro fuerzas
fundamentales de la materia o lo que es lo mismo de la Naturaleza, que como sabe doña Nieves Concostrina,
son la energía gravitatoria, la energía electromagnética, la energía nuclear débil y la energía nuclear fuerte.
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Bueno, doña Nieves, pues Mohammad Abdus Salam dijo aquello de “todo ser humano necesita la
religión…»; este sentimiento, como Jung argumentaba con firmeza, es uno de los impulsos principales de la
humanidad.
Y dado que al parecer, doña Nieves Concostrina, carece de este sentimiento religioso necesario para el ser
humano, le sugerimos con todo nuestro afecto que se haga revisar por un buen especialista sus dispositivos
psicológicos, puesto que tal y como afirmaba en su día May Rollo, el pionero de la psicología y psicoterapia
existencial en América: “Me ha causado alarma el hecho de que prácticamente todo ateo genuino con quien
he tratado ha exhibido inequívocas tendencias neuróticas».
Doña Nieves Concostrina, se encuadra en la fe atea, creencia tan ampliamente seguida y favorecida desde
el poder actualmente en España. Fe que lleva “al ateo a estar engañado, pues cada vez que emite un juicio
moral, está actuando como si tuviera una referencia objetiva, cuando su filosofía, de hecho, se opone a ello”,
tal como afirma el filósofo y matemático William A.Drembski.
Decía Christian B. Anfinsen, Premio Nobel de Química. Año 1977 que “sólo un idiota puede ser ateo».
Debemos reconocer que existe un poder incomprensible o fuerza con previsión y conocimiento ilimitado que
inició el universo entero por primera vez”.
La misma sabiduría popular y ancestral ha creado aquel refrán que reza: “Donde se derriban los altares
crecen los muladares”, aserto, cuya veracidad queda demostrada con diáfana exactitud, con los textos de doña
Nieves Concostrina en el podcast de la SER que venimos comentando. Identificamos aquí la palabra muladar
con esos enjambres de seres humanos que, como estado tienen la ineptitud, como bandera la necedad, y como
vocabulario exclusivo el insulto.
Comprendemos a doña Nieves Concostrina cuando califica a España de nación de supersticiones, pues el
ateismo, hoy día, se propaga intensamente. No existe mayor superstición, que aceptar que la materia se
autoprogramó, en virtud de mágicas causas, antes de su propia existencia objetiva, para emerger del abismo
vacío de la nada al campo de la existencia de la realidad concreta. No existe superchería más demencial que
considerar que la materia inerte se impuso a sí misma, antes de su propio despertar a la realidad cósica, las
leyes que habrían de regular sus íntimas estructuras, obedeciendo a sortilegios mistéricos.

Queremos hacer llegar a doña Nieves Concostrina nuestra felicitación por la enorme vis cómica en las que
se asientan sus palabras y argumentos. Pero igualmente quisiéramos decir a doña Nieves, con el cariño, con el
que se reprende a una niña pequeña que ha dicho un taco, que la blasfemia no ofende a quien la escucha, sino
que tan solo describe a quien por su boca la excrementa..
Doña Nieves Concostrina dice de los creyentes, como yo, que tenemos el cerebro con encefalograma
plano. Eso doña Nieves, es una estruendosa estupidez. Asúmalo, por favor, doña Nieves. Asumir la propia
gilipollez, le hará mucho bien a su equilibrio personal tanto en sus áreas puramente cognitivas, como en
aquellas otras de carácter emocional.
Pero, bueno, nosotros por nuestra parte, vamos a regalar a doña Nieves Concostrina, a fin de amueblar un
poquito su cabeza tan huera de saberes, y sosegar una miajita sus ateos y fervientes anhelos, el discurso que
pronunció Nicolás Sarkozy siendo presidente de Francia, en su toma de posesión como canónigo honorario de
San Juan de Letrán. Canonjía honoraria que, como debe saber doña Nieves Concostrina, es un título adherido
a la Jefatura del Estado francés a partir de Enrique IV rey de Francia desde.1598 a 1610.
Quisiéramos que usted, doña Nieves Concostrina, tomara conciencia, después de haber leído este discurso,
de que un ser humano, si tiene esa fortuna, puede creer en la Causa Causorun como dijera Cicerón hace más
de veinte siglos, o por el contrario puede no creer, padeciendo la correspondiente desventurada desesperanza
en sus días, pero lo que no debe ningún ser humano, aunque sea para ganarse el pan, es consentirse hacer el
ridículo ante sí mismo.
Vamos allá, doña Nieves… (continuará).

Autor

Juan José García Jiménez
Juan José García Jiménez
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Proby

¿De cuándo es ese «podcast»? Porque esta hija de puta trabajaba últimamente en Radio Nacional, en esa mierda que presenta Pepa Fernández. ¿Es que ya ha cambiado de emisora?

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