1-« Sí, iremos a las urnas en las próximas elecciones porque ese es el paripé de las Democracias, pero yo os aseguro que si las urnas nos son adversas romperemos las urnas y nos echaremos a la calle… y ahí volveremos a ganar el Poder. El Socialismo no puede conquistar el Poder con guante blanco. Tenemos que acorralar en sus casas a las gentes de las Derechas, tenemos que acabar con los señoritos y los caciques. ¡Hoy a las urnas, mañana a la calle¡. Atención al disco rojo«.
2-«Ea, ya han ganado sus elecciones, ya se pavonean como Pavos Reales en las Cortes y en el Gobierno, ya tienen lo que siempre han tenido, el Boletín Oficial del Estado. Pues bien, que con su pan se lo coman. Porque ahora ha llegado nuestra hora, la hora de echarnos a la calle hasta adueñarnos de todas las calles y todas las plazas de España. Hay que acorralarlos y meterles el miedo en el cuerpo, hay que apoderarse del oro del Banco de España (más de 3.500 millones de pesetas, y lo sé porque he sido Ministro de Hacienda) para mitigar el inmenso paro que nos ahoga y poder ayudar a los más necesitados… ¿y cómo, me preguntaréis? ¿ Que cómo? Formando nuestras propias falanges (sí, esa fue la palabra utilizada) de PROFESIONALES de la revuelta callejera, ESPECIALISTAS en arrastrar a las masas y provocar a las Fuerzas de Asalto y a la guardia Civil hasta que pierdan los nervios y disparen contra el pueblo. Necesitamos mártires para nuestra causa, necesitamos, al menos, un muerto… y no debemos titubear, y si es necesario verter sangre se verterá sangre«.
3-«Ante la situación ultrarreaccionaria y antiobrerista de los Poderes Públicos sólo cabe, de momento, una táctica: la agitación permanente, que el Gobierno no duerma tranquilo ni una noche. Si ellos quieren dictadura la tendrán, pero no la de ellos sino la nuestra, la Dictadura del Proletariado. Por eso hay que tomar las calles ya y llenar las esquinas de barricadas. Hay que enfrentarse a las Fuerzas opresoras aunque sea con navajas«.
No se asusten, que estas palabras que van por delante no las han dicho todavía ni Sánchez, ni Puigdemont, ni Otegui… aunque en su mente están y, sin embargo, es la política que están imponiendo aprovechándose de la “mayoría parlamentaria” que tienen sumados todos.
Pero, tan socialistas, comunistas o separatistas como estos fueron los que las pronunciaron en 1933 y 34. Las primeras las dijo Francisco Largo Caballero, en aquel momento líder absoluto del PSOE, de UGT y ex–Ministro de Trabajo. Las siguientes las pronunció Indalecio Prieto, el líder parlamentario socialista de los años 30. Y las terceras las pronunció el joven Santiago Carrillo, el supervisor de Paracuellos y Secretario General de las Juventudes Socialistas Unificadas. Contra los de hoy ya solo cabe levantar una bandera: o urnas y elecciones libres y no manipuladas (como las de Maduro) o mandato constitucional.
Está claro, no hay más cera que la que arde.
Por la transcripción
Julio Merino
Autor
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Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.
Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.
Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.
En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.
En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.
Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.
Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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La democracia solamente es el mecanismo de usar a las masas ignorantes como fuerza para legitimar el poder del que lo detenta, con la particularidad de que las masas se creen que ellas mismas han alcanzado el poder y se gobiernan a sí mismas mediante unos servidores (ministros).
¿Se puede llegar más bajo en la degradación intelectual y espiritual de una civilización?
«Cuando se deja de creer en Dios, se es caoaz de creer en cualquier cosa.»