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El cese del Col. De los Cobos ha puesto de manifiesto, bien que no por primera vez, que la Guardia Civil padece una gravísima enfermedad, un cáncer que, al seguir sin querérsele poner remedio, con el paso del tiempo va camino de entrar en metástasis. Dicho cáncer es doble: la politización, ideológica y partidista, y el predominio de los intereses personales por encima del cumplimiento del deber.

El primero se ha ido inoculando desde todos los partidos políticos cuyos dirigentes llevan décadas obsesionados con poner a la Benemérita a su servicio tanto ideológico como partidista, de ahí la ya larga retahíla de directores generales inmundos, de los cuales la actual, la “primera mujer”, va camino de llevarse la palma. Este proceso ha inyectado en la Guardia Civil indisciplina, desconfianza, corporativismo, favoritismo, agravios, injusticias, potenciado carreras y destruido otras, sectarismo y otros males no menos disolventes y peligrosos.

El segundo de los cánceres se debe a que, sobre todo los mandos, en especial los aspirantes a serlo en sus escalones superiores, durante esas mismas décadas han abandonado el ideal de servicio a España y al pueblo español, es decir, el de la satisfacción del deber cumplido, por el de servir a sus intereses personales, pervirtiendo la lógica y sana ambición en vil obsesión. Hay que señalar que este segundo cáncer es peor que el primero, porque sin éste, aquél no se hubiera producido.

Por citar pruebas recientes, recordemos el mal ejemplo del Gral. Santiago Marín confesando impúdicamente que había aceptado la orden, manifiestamente partidista y sectariamente ideológica, además de inconstitucional, de impedir que proliferaran las críticas contra la criminal gestión del Gobierno en lo que a la epidemia vírica se refería… ¿extensible a otros aspectos? Asimismo, el cese de Col. De los Cobos se produjo después de que sus dos Generales jefes inmediatos intentaran que les “soplara” el contenido del informe de la “Operación Sanitario. Por presuntos delitos de prevaricación administrativa y lesiones por imprudencia” que apunta directamente al Gobierno. Admitir cerrar la calle del chalet del impresentable vicepresidente porque le molesta que haya ciudadanos que ejerzan en ella su derecho inalienable a la libertad de opinión, es más de lo mismo. Y muchos otros casos.

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La Benemérita esta enferma, muy enferma, siendo difícil su curación porque: a) el virus está dentro, más que fuera y b) no se quiere reconocer la enfermedad, por lo que muy difícilmente se buscará remedio. Van ya varias décadas de confundir la disciplina y la obediencia con la sumisión y el sometimiento; de anteponer el interés personal al deber; de buscar hacer carrera en vez de servir; de exigir derechos y de diluir responsabilidades; de aceptar imposiciones políticas, nombramientos y prebendas, y de confiar en el favor y temer de la arbitrariedad consentida y potenciada. En definitiva, y por desgracia, cada vez son más sus componentes que no hacen honor a los ideales, a las esencias, de dicho Cuerpo que son España, el orden y la ley, por encima de autoridades, ideologías, partidos y beneficios e intereses personales.

P.D.- Las FF.AA. y la Policía Nacional sufren en igual grado los cánceres aquí descritos.

Autor

Francisco Bendala Ayuso