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A grandes rasgos tenemos a FARMAFIA, un meganegocio en manos de personas ultrarricas, preferentemente yanquis, decidiendo desde el pináculo de la pirámide en qué intervienen, dónde intervienen y, sobre todo, quién vive y quién muere. FARMAFIA invierte masivamente en vacunas únicamente cuando ciertas «enfermedades» afectan a Occidente. Y en todo este asunto, el racismo científico, el neocolonialismo y la eugenesia juegan un papel fundamental. Primero matamos a la chusma africana, negra y pobre. Luego, la blanca. Tan pobre como aquella. Los premios de la nieta del comisionista saudí apuntalan el horror.
Gates, de robador a mesías
Para Bill Gates las vacunas son «filantropía geoestratégica» que nutre todos sus hipernegocios relacionados con las mismas, incluida la ambición de Microsoft de controlar una empresa global de identificación de vacunas con nanochips. En ese sentido, reforzado en el último foro de los pobrecillos mendigos de Davos, el proyecto ID2020 –Identidad Digital 2020– promueve la digitalización global con datos biométricos y tecnología blockchain de todas las personas del planeta. Control totalitario y absoluto. Detrás, siempre los mismos: The Rockefeller Foundation, Microsoft y Gavi “The Vaccine Alliance”, recién Princesa de Asturias de Cooperación. Risas. Despótico control dictatorial sobre la política de salud internacional, la punta de lanza de una suerte de neocolonialismo empresarial de nuevo (¿viejo?) troquel.
La obsesión del mediocre Gates con las vacunas, tenebrosa. Se alimenta de una paranoica convicción mesiánica de ser el elegido para salvar el mundo con tecnología y de una voluntad divina para poder experimentar con las vidas de los seres humanos inferiores: negros, indios, pobres, chusma blanca. Gates, repito, es un perfecto mierdas. Muy mediocre, a años luz de Jobs, mangándole sus mejores ideas, se cree muy listo. Como esos entes luciferinos que manejan el mundo y sus ritmos. El resto de la humanidad, ganado prescindible. En ese sentido, el profesor Patrick Bond, antiguo y principal economista de Nelson Mandela, describió las prácticas “filantrópicas” de Gates como «despiadadas» e «inmorales». Se quedó corto. Muy corto.
Gates en la India: polio y papiloma humano
Bajo la promesa de erradicar la poliomielitis con 1.200 millones de dólares, ordenó que se administraran 50 dosis (en lugar de cinco) a cada niño antes de los 5 años. Algunos médicos indios culpan a la campaña de Gates de provocar una devastadora epidemia de poliomielitis, causada por una cepa de vacuna, que paralizó a 496.000 niños entre 2000 y el 2017. Repito el dato: fueron los propios galenos indios los que realizaron la denuncia. ¿Segura la vacuna contra la polio? Enga ya.
La Organización Mafiosa de la Salud (OMS) admitió a regañadientes que durante la explosión mundial de la poliomielitis predominó una cepa proveniente del programa de vacunas de Gates. Las epidemias más espantosas en el Congo, Filipinas y Afganistán están relacionadas con las vacunas de Gates. En 2018, tres cuartos de los casos de polio en el mundo provenían de estas.
En 2014, la Fundación Bill y Melinda Gates financió pruebas experimentales de vacunas contra el Virus del Papiloma Humano, desarrolladas por GSK y Merck, que fueron aplicadas a 23.000 niñas de provincias remotas de la India. Aproximadamente 1.200 sufrieron efectos secundarios graves como trastornos autoinmunes y de fertilidad. Incluso siete de ellas murieron. Las investigaciones del gobierno indio acusaron a Gates por financiar a los investigadores que cometieron violaciones éticas generalizadas, como presionar a niñas de aldeas frágiles para firmar el contrato de aplicación de las vacunas, amedrentar a los padres, adulterar formularios de consentimiento o objetar la atención médica de las lesionadas.
Gates en África: meningitis, tétanos, malaria y esterilización forzosa
Durante la campaña MenAfriVac de Gates 2002 en África subsahariana, sus equipos vacunaron a la fuerza a miles de niños africanos contra la meningitis. Entre 50 y 500 niños desplegaron parálisis. Los diarios sudafricanos se quejaron: «Somos conejillos de indias para los fabricantes de drogas». El jardinero fiel, Le Carré.
En 2010, Gates se comprometió a aportar 10.000 millones de dólares a la OMS para reducir la población, en parte, mediante nuevas vacunas. Un mes después, Gates dijo en una charla de TED Talk que las nuevas vacunas «podrían reducir la población». En 2014, la Asociación de Médicos Católicos de Kenia acusó a la OMS de esterilizar químicamente a millones de mujeres keniatas con una falsa campaña de vacunación contra el tétanos. En ese sentido, se encontraron una sustancia química que inducía esterilidad en cada vacuna probada. Tras negar las acusaciones, la OMS finalmente admitió que había estado desarrollando las vacunas de esterilidad durante más de una década. Acusaciones similares llegaron de Tanzania, Nicaragua, México y Filipinas. Y de más países.
En 2010, la Fundación Gates financió un ensayo de la vacuna experimental contra la malaria de GlaxoSmithKline, que pudo matar mató a más de 100 niños africanos y causó graves efectos muy nocivos, como parálisis, espasmos y convulsiones febriles a unos mil de los más de cinco mil niños vacunados
Un estudio elaborado en 2017 (Morgensen et Al., 2017) expuso y comprobó que la popularísima vacuna DPT- difteria, tos ferina y tétanos – promovida por la OMS está aniquilando a más africanos que las enfermedades que pretende prevenir. Las niñas vacunadas sufrieron una tasa de mortalidad diez veces superior a la de los niños no vacunados. Obvio.
FARMAFIA y el control del mundo
Además de utilizar su “filantropía” para controlar la OMS, UNICEF y GAVI, Gates financia a empresas farmacéuticas privadas que producen vacunas y, de paso, a una enorme malla de grupos industriales farmacéuticos que irradian propaganda engañosa, manufacturan estudios embusteros, efectúan operaciones psicológicas contra la indecisión en materia de vacunas ( como la actual, ya que ciertos médicos comenzaban a mostrar ciertas objeciones) y utilizan el poder y la guita para amordazar a la disidencia y forzar la sumisión.
La falsidemia del covid-19, perfecta para Gates, ya que le da proporciona una ocasión inmejorable de utilizar nuevos programas de vacunas del tercer mundo para aplicarlos, posteriormente, en críos occidentales. Y en adultos. Una vacuna – o un anillo- para gobernar el mundo. En fin.
Autor
- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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