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En enero de 1957 fallecía el Capitán General de Cataluña, Juan Bautista Sánchez González. Había nacido en Illora (Granada) el 12 de noviembre de 1893. Partidario de la restauración monárquica en la figura de D. Juan de Borbón, su muerte está teñida por el misterio. No escondía que era monárquico. Franco, después de llamarlo masón, le dijo que “a mediados de diciembre de 1956, el ministro del Ejército, Muñoz Grandes, le prohibirá aceptar una invitación del conde de Ruiseñada para asistir a una cacería en la finca del Alamín, en el Alberche, donde se aprovecharía la partida de caza para celebrar una reunión de personalidades monárquicas, al objeto de poner fin al régimen”.
Crecieron los comentarios sobre la actividad conspirativa de Sánchez González. Durante unas maniobras, en enero de 1957, pernoctó en un hotel de Puigcerdà. El 30 de enero aparecía muerto como consecuencia de una angina de pecho. El periódico La Vanguardia publicó la siguiente información:
“Casi al cumplirse el decimoctavo aniversario de la liberación de nuestra capital fallece de modo repentino uno de sus heroicos liberadores, el teniente general Sánchez González y precisamente ocupando en Barcelona la altísima función castrense de capitán general de Cataluña.
La noticia., que tacto nos abruma, levanta la memoria de cuantos méritos personales i militares concurrían en la recia personalidad del ilustre extinto, cuya semblanza biográfica que va a continuación recoge los perfiles más sobresalientes de la figura del gran soldado y patriota, cuya modestia relumbró tanto como sus entorchados y condecoraciones. Cristiano de recias convicciones, el teniente general don Juan Bautista Sánchez González supo siempre discernir cuanto había de perecedero en la vida de los hombres y cómo hay que resignarse a la voluntad divina que ahora le ha llamado al eterno descanso.
El fallecido capitán general de Cataluña, a quien tanto estimaban y respetaban los barceloneses, fue un servidor integérrimo del deber en sus más duras y exigentes acepciones, tanto en los fragores y los riesgos del campo de batalla -entre los cuales ganó varios ascensos y numerosas condecoraciones- en las abrumadoras tareas de alta gobernación de la familia militar, pasando por la exigencia de los estudios, las prácticas y las inspecciones que realizó siempre del modo más puntual y exacto y en una de las cuales acaba de sorprenderle la muerte.
Conservó de por vida el entusiasmo y el pundonor de la mocedad y aplicó el mismo celo e idéntica inteligencia en cuantas tareas dependieron de su autoridad. En la guerra como en las maniobras puso de relieve la reciedumbre de su preparación, sus condiciones de mando y compañerismo así como una especial capacidad para mover las fuerzas sobre el terreno y dar, en la batalla, el más elevado ejemplo de serenidad y de valor.
Los generales, jefes y oficiales del Cuerpo de Ejército de Urgel sentirán el dolor de la pérdida de su general en jefe; las tropas se darán cuenta asimismo de cuanto debieron al interés y al afecto paternal del capitán general de Cataluña. Correspondientemente, Barcelona y la región entera, aunque más los barceloneses por la cercanía y vecindad del teniente general Sánchez González, expresarán su pena por la desaparición de un ciudadano verdaderamente modélico en el respeto y cumplimiento de las normas y en el ejercicio de la convivencia, que dejara entre nosotros el indeleble recuerdo de quien, siendo liberador heroico de la ciudad quedó prisionero de sus bellezas y del modo de vida que los barceloneses practicamos y al cual supo y quiso adaptarse tan ilustre vecino como cumplido y cristiano caballero. ¡Honor y gloria perdurables a1 heroico militar!”.
Con anterioridad estudió en la Academia de Infantería de Toledo, siendo su primer destino el Regimiento Córdoba 10, de guarnición en Toledo y allí permaneció hasta su ascenso a capitán, cuando fue destinado a Marruecos, en plena Guerra de África. Allí participó en el desembarco de Alhucemas, donde fue herido tres veces. AL estallar la guerra civil española estuvo luchando en varios frentes al mando de diversas unidades como la 5ª Brigada de Navarra. Participó en las batallas de Brunete, Belchite y Teruel. Llegó con sus tropas hasta el Mediterráneo, por Vinaroz. Como general de brigada, también participó en la campaña de Cataluña, siendo sus unidades las primeras que entraron en Barcelona. En una alocución radiada dijo a los barceloneses que “os diré en primer lugar a los barceloneses, a los catalanes, que os agradezco con toda el alma el recibimiento entusiástico que habéis hecho a nuestras Fuerzas Armadas. También digo al resto de españoles que era un gran error eso de que Cataluña era separatista, de que era antiespañola. ¡Debo decir que nos han hecho el recibimiento más entusiasta que yo he visto… en ningún sitio, os digo, en ningún sitio nos han recibido con el entusiasmo y cordialidad que en Barcelona”. En 1944 ascendió a teniente general y estuvo al frente de las capitanías generales de Aragón, Baleares. Tomó posesión de la Capitanía General de Cataluña en noviembre de 1949.
Durante su destino en Barcelona tuvo algunos enfrentamientos con Franco. Se negó a ejecutar a algunos condenados por haber participado en la guerra. También prohibió que los falangistas asesinaran a gente. Juan Bautista Sánchez, como otros militares, se sublevaron contra la II República para cambiar a los políticos del Frente Popular que consideraban corruptos y no para implantar una dictadura en España. Contrario a los consejos de guerra contra los civiles, se negó a sacar al ejército a la calle durante la huelgas de tranvías que tuvieron lugar en Barcelona los años 1951 y 1957. Esto lo puso en jaque contra Franco.
Como hemos dicho Juan Bautista Sánchez falleció repentinamente en Puigcerdà el 29 de enero de 1957. Pedro Saiz Rodríguez, ministro de Educación Nacional en el primer gobierno de Franco, comentó sobre el Capitán General que “la muerte ha sido piadosa con él. Ya no tendrá que luchar con las tentaciones que tanto le atormentaban en los últimos tiempos. Tuvimos mucha paciencia, ayudándole a evitar el escándalo que estuvo a punto de cometer”. Parece ser que, al conocerse la noticia, durante un consejo de ministros dijo que “era un traidor”. Ricardo de la Cierva cita otra frase en la cual Franco exclamo que “Mi general, te has ganado el derecho a morir”. La rumorología se disparó. Algunos eran conscientes que en breve seria revelado como Capitán General de Cataluña. Por eso corrió el rumor que Franco había mandado asesinarlo. Incluso Francisco Franco Salgado-Araujo en Mis conversaciones privadas con Franco comenta que “se dice que Franco mandó matar al capitán general de Cataluña Sánchez González”. Y más adelante relata las palabras que le dijo Franco al respecto. Es explícito al afirmar que “siento su muerte, pues era un gran soldado, pero al mismo tiempo se me ha quitado la preocupación de tenerlo que relevar, pues no convenía ni mucho menos que continuara ejerciendo el cargo de capitán general de Cataluña, dada su manera de pensar en relación con la política del régimen”.
Se cuenta que antes de su muerte estaba preparando un pronunciamiento para derrocar a Franco. Se dice que quería requerir para él la presidencia del Gobierno. El objetivo era erradicar la corrupción de la Falange. Nada de todo esto se ha podido probar. Aquellos que insistieron en la conspiración lo hacían más como un deseo que como una realidad. Juan Bautista Sánchez, se puede decir, que fue un instrumento indirecto e ingenuo de aquellos juanistas que deseaban la caída de Franco y el retorno de la monarquía. Según Juan Fernández corrieron varios rumores sobre el fallecimiento del general:
1.- Muñoz Grandes llegó a Cataluña con una orden de Franco: destituir a Juan Bautista Sánchez del mando de la capitanía general. Tras una violenta discusión entre este último y el ministro del Ejército, Juan Bautista Sánchez falleció a causa de una angina de pecho.
2.- En plena discusión entre ambos militares, hizo acto de presencia el teniente general del Ejército del Aire, Joaquín González Gallarza, adicto a la causa monárquica y conspirador con Sánchez González. Se estableció un forcejeo, y Muñoz Grandes hizo un disparo, que causó una grave herida a Gallarza. Poco después, Juan Bautista Sánchez fue asesinado por asfixia.
3.- Franco envió a Cataluña al capitán general de Valencia, Ríos Capapé para hacer entrar en razón a Juan Bautista Sánchez. Durante la violenta discusión que se produjo entre ambos, en la que Ríos amenazó a Sánchez de palabra y obra, éste sufrió un ataque al corazón.
4.- Franco envió a Muñoz Grandes con la misión de advertir a Sánchez González de que desistiese de sus maniobras conspiratorias. La discusión fue dura, aunque dentro de la caballerosidad de ambos militares. Sánchez, bastante excitado advirtió al ministro que se rebelaría con sus tropas si Franco le destituía. La sobrecarga emocional de esta entrevista hizo que el capitán general, que ya había tenido problemas cardíacos, falleciese al día siguiente, en el hotel de Puigcerdà. En su semblante no había signos de violencia.
Sea como fuera la causa de la muerte, lo cierto es que Franco salió ganando al desaparecer uno de los que conspiraban contra él. Las honras fúnebres se celebraron en Barcelona. A ellas asistieron representantes de todas las organizaciones democráticas catalanas que, por aquel entonces, estaban en la clandestinidad. El general Sánchez González fue enterrado en el cementerio del Sur-oeste, por expreso deseo de su familia, en un nicho ofrecido por el Ayuntamiento de Barcelona. La familia deseaba que descansara en la tierra que tanto amó y distinguió. Todos reconocieron sus grandes dotes como militar, con grandes cualidades humanas, y su extraordinaria labora siendo capitán general de Cataluña.
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