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El Generalísimo Franco gira una visita a los Campamentos Juveniles de la provincia de La Coruña.

Preside también un ejercicio táctico, realizado por fuerzas del Ejército de Tierra pertenecientes a la  VII Región Militar.

En la tarde del viernes 25 de agosto de 1944, El Caudillo  de España, Francisco Franco,  ha visitado esta tarde tres campamentos instalados por la Falange en la provincia de La Coruña. Desde el Pazo de Meirás,  el Jefe del Estado se dirigió al campamento que llevaba el nombre de “Pilar Madrazo”, del Frente de Juventudes femenino, instalado en una  finca de Almeiras, donde se hallaban acampadas noventa flechas azules de toda la provincia de la Coruña.

En la puerta del campamento esperaron la llegada del Caudillo de España el capitán general de la VIII región Militar , Teniente General José Los Arcos; gobernador militar de La Coruña, General Coll Fuster; gobernador civil, Emilio Aspe Vaamonde; el jefe nacional de Deportes de F.E.T. y de las J.O.N.S., José María Gutiérrez del Castillo; el jefe provincial del Movimiento y consejero nacional  Diego Salas Pombo; el presidente de la Diputación, señor Romay; el teniente de alcalde, señor Míguez, en representación del alcalde de La Coruña; el fiscal de la Audiencia Territorial de La Coruña, señor Alcántara; el delegado provincial del Frente de Juventudes, Rafael Salgado; la delegada provincial de la Sección Femenina, Carmen Navarro, y otras autoridades y jerarquías, así como los jefes de los cuerpos de la guarnición y de los institutos armados en La poruña, representaciones oficiales civiles militares, eclesiásticas, jerarquías y numerosos miembros de la Falange de la provincia coruñesa.

El Generalísimo Franco llegó a Almeiras cuando las manecillas del reloj marcaban las cinco y media de la tarde. Tras ser cumplimentado por las primeras autoridades, Franco entró en el campamento donde se encontraban formadas las jóvenes del Frente de Juventudes Femenino con sus  instructoras al frente,  que recibieron  al Generalísimo con gritos entusiastas de “¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!”.

Una Centuria del Frente de Juventudes en formación para recibir al Caudillo de España en su visita al campamento Nacional “Francisco Franco” de Gandarío (La Coruña)

El jefe provincial del Movimiento, Diego Salas Pombo, junto al Secretario Local, camarada Vicens,  explicaron al Caudillo todas las actividades que se desarrollaban en el albergue, a la vez que le mostraba, unos planos expuestos en el recinto del campamento, que estaban relacionados con la adquisición y reforma del Castillo de Santa Cruz, donde se proyectaba establecer un campamento permanente para el Frente de Juventudes femenino.

De seguido el Jefe del Estado paseó y contempló una huerta aneja al campamento entre los vítores de las acampadas, que cubrían carrera. El Generalísimo ocupó un sitial, colocado ante un escenario al aire libre  y adornado con flores y columnas, que ‘tenían en el centro una enorme fuente de flores,

Una escuadrista del Frente de Juventudes Femenino leyó una salutación al Caudillo y le entregó un pliego, con artísticos dibujos y composiciones, obra de varias de las muchachas acampadas que contenía el programa de la función qué en honor del Jefe del Estado se iba a celebrar a continuación, que se inició con la actuación del Grupo  de danzas del Frente de Juventudes del campamento, ataviadas con trajes típicos  de las Islas Canarios, que interpretaron y bailaron  varias Isas y Folías típicas del rico folclore de las islas afortunadas.

A continuación, otro coro y grupo de baile interpretó y bailó canciones típicas gallegas. El cuadro artístico ejecutó más tarde una escenificación de “La Cenicienta”, escrita en verso  por la instructora la coruñesa Manolita Martínez Romero.  Todas las representaciones fueron muy aplaudidas y el Generalísimo felicitó efusivamente a las instructoras por tan magnifica función.

El Caudillo de España, constantemente vitoreado, abandonó el campamento de Almeiras y se dirigió con su escolta y séquito hacia el Albergue Nacional del S.E.U. situado en Bergondo.

El edificio del Albergue de Borgondo se encontraba adornado con numerosas Banderas nacionales y del Movimiento. El Generalísimo Franco llegó sobre las siete menos cuarto de la tarde. La guardia de Campamento se hallaba formada a la puerta. En el interior formaban también los miembros del S. E. U. que cumplían su turno de verano. Eran más de centenar de afiliados de los distritos de Santiago de Compostela, Valladolid, Oviedo y Madrid.

El Caudillo pasó revista a la formación que posteriormente desfilaría ante él. Tras ello el Generalísimo presenció una demostración gimnástica de los acampados, carreras de obstáculos y de destreza físico-militar y otras competiciones deportivas, recorriendo igualmente todas las instalaciones del Albergue entre aclamaciones, gritos de ¡Franco! ¡Franco! de los jóvenes seuistas.

A las siete de la tarde el Jefe del Estado se despidió de los mandos del albergue y emprendió viaje, entre las aclamaciones, hacia el Campamento Nacional del Frente de Juventudes masculino “Francisco Franco” situado junto  a la bellísima  playa de Gandario, enclavada en el ayuntamiento de Sada.

En el campamento el Generalísimo  a su llegada fue cumplimentado por el delegado Nacional del Frente de Juventudes, José Antonio Elola Olaso, y por los alcaldes de Sada y Betanzos, el comandante de Marina de Sada  y mandos de las Falanges locales.

La guardia del campamento le rindió honores y el Caudillo les pasó revista. Tras ello  saludó uno  a uno a los mandos e instructores del campamento, estrechándoles la mano.

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El Caudillo de España en el campamento Nacional Francisco Franco de Gandarío (La Coruña)

En el centro del campamento se encontraban formadas  dos Centurias con 240 jóvenes afiliados al Frente de Juventudes  de La Coruña y León, que conformaban un turno que tendría un mes de duración.

El campamento Nacional de Gandarío, que llevaba el nombre de “Francisco Franco”, estaba situado de forma privilegiada entre una gran masa de árboles, dando la espalda  a la gran playa de Gandarío. Constaba   de diez grandes barracones de madera, donde se alojaban los militantes y que llevaban los nombres de José Antonio y otros caídos de la Falange Española. En todos ellos los jóvenes muchachos habían labrado numerosos símbolos patrióticos, escudos Nacionales, Yugo y Flechas y retratos del Caudillo y José Antonio,  así  como leyendas entre las que destacaba una que decía:” Nos guía el Caudillo. Señor, protege su vida”.

El Generalísimo recorrió todas las instalaciones y sus barracones, inspeccionando también la Escuela de Aeromodelismo del campamento.

Después las dos centurias  del Frente de Juventudes, que realizaban el turno campamental,  desfilaron ante el Jefe del Estado entonando canciones y marchas del propio Frente de Juventudes y militares, dirigiéndose posteriormente al campo de deportes del campamento, donde el Generalísimo presenciaría una demostración gimnástica y varias evoluciones de instrucción premilitar  de los escuadristas,

Igualmente  realizaron varios juegos y una imitación de torneo de cañas al estilo de la Edad Media. Terminaron con ejercicios de patrullas militares con carreras de obstáculos, cerrando la demostración con un desfile. El Caudillo entregó un trofeo al jefe de la Patrulla que había realizado los ejercicios señalados en menor tiempo.

En el transcurso de la instrucción premilitar el Generalísimo redactó y escribió de su puño y letra un parte que decía:- “La disciplina es la base de nuestro Movimiento”, y que fue transmitido por telégrafo de banderas, medio de comunicación muy utilizado en navegación, un conjunto de signos que establecía una correspondencia entre letras y señales y que realizaron cuatro escuadristas del campamento con movimiento de brazos, con una bandera en cada mano.

Finalizado el desfile el  Caudillo Franco fue informado de la ampliación que se proyectaba para el campamento nacional, visionando planos donde se especificaba las obras a llevar a efecto, que consistían principalmente en  dotarle de la triada de aguas, estación depuradora, fosas sépticas y otras instalaciones sanitarias permanentes, EL jefe del Estado, recibiría varios ejemplares del periódico “Mástil”, que se editaba en el campamento y que también sería repartido entre las autoridades acompañantes del Jefe del Estado e invitados. Para finalizar la vista se sirvió  una merienda de campaña en los comedores del campamento en honor del Generalísimo.

Una vez finalizada la merienda tuvo lugar el acto solemne de Arriado de Banderas. Con todos los jóvenes del Frente de Juventudes y sus mandos, formadas en cuadro, el Caudillo procedió a arriar la Bandera Nacional, arriando las de Falange Española de las JONS y Comunión Tradicionalista, el delgado Nacional de Juventudes, José Antonio Elola y el capitán General da la VII Región Militar, Teniente General Los Arcos. De seguido fue entonado el “Cara al Sol” dando el Caudillo Franco, las voces de ritual.

Tras el canto del bellísimo himno de amor y combate, llegó el rezo de la oración a los Caídos, que recitó el capellán del campamento, y la ofrenda de una corona de laurel. El Generalísimo pronunció el grito de ¡Caídos por Dios y por España!, saliendo de todas las gargantas un unánime, fervoroso y rotundo ¡Presentes!

Eran las nueve y media de la noche cuando el Caudillo abandonó el campamento  Nacional que llevaba su nombre, entre vítores y aclamaciones de todos los acampados y sus mandos, así como de un gran número de vecinos, que se hallaban situados a la salida del campamento,  los cuales rodearon el vehículo del Generalísimo, que tuvo que detenerse varias veces para que Francisco Franco pudiese  corresponder a las muestras de adhesión y afecto de las que era objeto.     

A la mañana del día siguiente, sábado 26 de agosto,  el Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos presenciaba un ejercicio táctico efectuado por fuerzas de la guarnición de La Coruña en el campo de instrucción de Peña Moa, situado en las afueras de la capital, adonde llegó a las once de la mañana, acompañado   del jefe de la Casa Militar, teniente general Agustín Muñoz Grandes; del segundo jefe, general Francisco Franco Salgado; ayudantes y varios jefes de la propia Casa Militar.

El Caudillo, al bajarse del vehículo en que viajaba, fue cumplimentado por el Capitán General de la Octava Región Militar, Teniente General José de los Arcos Fernández; gobernador militar de La Coruña, general Coll Fuster; general jefe de Artillería del Cuerpo de Ejército de Galicia, Francisco Iturzaeta; general de Ingenieros, señor Duran; el coronel jefe de Estado Mayor de la Octava región,  Luis Molina Rodríguez, y otros altos jefes con mando en la guarnición de La Coruña.

En su honor la unidad de música de la división 81 interpretó el himno Nacional. El Caudillo, después de saludar y estrechar la mano a todos los jefes del Estado Mayor de la región y a los jefes y oficiales de las  Armas, Cuerpos y servicios del Ejército e Institutos armados, que formados en una larga fila le esperaban, se dirigió al puesto de mando, que se había instalado en una tribuna, cubierta con un enramada, en una zona elevada del terreno.

El Generalísimo Franco preside en Peña Moa, (La Coruña), un ejercicio táctico de fuerzas de la VIII Región Militar. En la imagen el Caudillo junto al Teniente General Los Arcos, Capitán General de la VIII Región Militar.

Con el lanzamiento de tres bombas de palenque se dio la señal para el comienzo del supuesto táctico. El Capitán General de la Octava región y su jefe de su Estado Mayor explicaron al Caudillo las características y desarrollo del ejercicio, en el que participaron un batallón de Infantería, grupos de Artillería, Ingenieros y servicios, al mando del coronel de Infantería señor García del Busto, jefe del regimiento número 29. El Generalísimo siguió atentamente todas las incidencias del ejercicio, que eran transmitidas por teléfono de campaña al puesto de mando. La presencia del Generalísimo entre sus soldados fue advertida muy pronto por las tropas, y en todas las posiciones se produjo un movimiento de intensa emoción y alegría.

A las doce en punto, alcanzados todos los objetivos propuestos en el desarrollo del tema, se dio la señal de alto el fuego.

Seguidamente el Caudillo se dirigió a una casamata de estilo rústico levantada en las cercanías del puesto de mando, en donde fue obsequiado con un aperitivo que le ofreció la guarnición. Encima del lugar que ocupó el Jefe del Estado había unos grandes letreros, compuestos con hojas y ramas, en los que en grandes caracteres se leía el nombre Invicto Caudillo  Franco.

El capitán general de la Octava región en nombre de la guarnición y en el suyo propio pronunció unas palabras donde expresó el testimonio de inquebrantable adhesión y respeto de todas las fuerzas a su mando hacia el Generalísimo y Caudillo de España Francisco Franco.

El Caudillo contestó con unas breves palabras, y terminó con el doble grito de ¡Arriba España! y ¡Viva España!, que fue contestado de forma unánime. El capitán general de la Octava región dio el grito de ¡Viva Franco!, que fue clamorosamente coreado.

A continuación el Caudillo -se dirigió hacia una pequeña tribuna en la que era visible una Cruz de Santiago desde donde presenció el desfile de las tropas que actuaron en el ejercicio, flanqueado a su izquierda por el  capitán general de la Octava región.

Finalizado el desfile de las fuerzas, el Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos salió con dirección a su residencia veraniega del Pazo de Meirás.

Antes de partir se despidió de los generales y altos mandos del Ejército, felicitándoles y haciendo presente su satisfacción por el perfecto desarrollo del ejercicio táctico y el alto grado de instrucción demostrado por las tropas. En ese instante los jefes y oficiales del Ejército e Institutos armados prorrumpieron en clamorosos gritos de ¡Franco, Franco, Franco!, que se prolongaron varios minutos. La Unidad de música de la división 81 interpretó de nuevo el himno Nacional. Una gran cantidad de público, que se había congregado en las inmediaciones del campo de instrucción de Peña Moa, tributó al Caudillo una expresiva y cariñosa despedida con gritos de ¡Franco! ¡Franco! y ¡Arriba España!  

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Autor

Carlos Fernández Barallobre
Carlos Fernández Barallobre
Nacido en La Coruña el 1 de abril de 1957. Cursó estudios de derecho, carrera que abandonó para dedicarse al mundo empresarial. Fue también director de una residencia Universitaria y durante varios años director de las actividades culturales y Deportivas del prestigioso centro educativo de La Coruña, Liceo. Fue Presidente del Sporting Club Casino de la Coruña y vicepresidente de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña. Apasionado de la historia, ha colaborado en diferentes medios escritos y radiofónicos. Proveniente de la Organización Juvenil Española, pasó luego a la Guardia de Franco.

En 1976 pasa a militar en Fuerza Nueva y es nombrado jefe Regional de Fuerza Joven de Galicia y Consejero Nacional. Está en posesión de la Orden del Mérito Militar de 1ª clase con distintivo blanco. Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, es desde septiembre de 2017, el miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, encargado de guiar las visitas al Pazo de Meiras. Está en posesión del título de Caballero de Honor de dicha Fundación, a propuesta de la Junta directiva presidida por el general D. Juan Chicharro Ortega.