19/09/2024 21:33
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De momento no se asusten. La probabilidad sería de aquí a diez, puede que quince años. Con todo, es posible que no se dé.

    La esclavitud fue un delito de lesa humanidad, un genocidio, del que África subsahariana no ha sacado partido, siendo que sobre el ignominioso hecho criminal debió articular un discurso que le hubiera servido para constituir en los diferentes países africanos comunidades nacionales cohesionadas y prosperas, y no volver a los lugares de los hechos. Pero bien sabemos que no ha sido así, y es lógico que muchos piensen en la incapacidad congénita de los africanos subsaharianos para salir por ellos mimos adelante, que es por lo que prefieren emigrar a Europa. ¿Se imaginan ustedes lo que ocurriría si dejásemos las puertas abiertas de par en par a la inmigración africana subsahariana? Pues eso. Que el continente africano se quedará vacío y habría que repoblarlo.

    Abolida la esclavitud, el comercio criminal que hizo llorar a Dios, Estados Unidos debió enviar a los negros a los diferentes países de África con una carta de disculpa. No lo hizo, y el problema racial no se ha superado. Tal es así, que desde la abolición ha habido miles de muertos por esta causa, y es y sigue siendo fuente de innumerables conflictos sin visos de solución. Seamos claros, a la población negra en Estados Unidos se la tolera por obligación. Por eso el problema racial será siempre irresoluble en Estados Unidos.

    El mismo problema que tendremos de aquí a no más de quince años en Europa, y en España, principalmente. Y es que, la inmigración es un problema tridimensional: económico, étnico y cultural. Una bomba de relojería cuando se desborda por falta de medidas de control. Un problema que se agrava cuando la población inmigrante toma conciencia de sus diferencias económicas, étnicas y culturales con respecto a la población de acogida, aislándose en guetos culturales y étnicos, sin agradecer absolutamente nada al país de acogida y tomando conciencia de población herida con su consiguiente proyección de revancha. Lo que hace aparecer el racismo en unos y otros.

    La “matanza de Texas”, absolutamente injustificable, es, no lo perdamos de vista, consecuencia de una inmigración descontrolada. Tal es así, que si se hiciera una encuesta de cómo percibe el americano medio la acción criminal, seguro que una considerable mayoría, sin justificarla, la comprendería. 

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    El principal problema de España es la inmigración. Y no necesariamente por las violaciones en manada, protagonizadas mayormente por extranjeros, o por las peligrosísimas bandas latinas, problema que ya tenemos enquistado en muchas ciudades, principalmente en Madrid, sino porque la extranjería, en la proporción que nos ha llegado y nos sigue llegando, ni puede ser asimilada por los españoles ni para ellos es posible la cohesión social. De lo que se deduce, que tendremos varios millones de personas que aparentemente cohesionadas en España emprenderán una vuelta progresiva a su cultura, que proyectarán en sus hijos. Porque el individuo, cuanto más solo se encuentra, más necesita volver a encontrarse con sus señas de identidad. Una dificultad para constituir una sociedad estructurada.

    ¡Ojo!, porque hoy Texas nos puede estar anunciando, de no tomar medidas correctoras, lo que puede suceder mañana en Europa, y principalmente en España.

    Así pues. Se deberían tomar medidas. Y entre otras ya dichas, investigar todos esos despachos de leguleyos que sin conciencia de patria cooperan a la invasión extranjera mediante el asesoramiento de permisos de residencia permanente o temporal, de trabajo o estudios, de asilo, de refugio, de reagrupamiento familiar, exenciones de visado, obtención de la nacionalidad española y recursos en expedientes de expulsión… Por si su ardor defensor les hubiera llevado a cometer irregularidades. Trampas o delitos en la tramitación de estos expedientes.     

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Pablo Gasco de la Rocha
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