27/04/2025 17:30
Getting your Trinity Audio player ready...

Gabriela Triana Cardona. Profesional en Ciencia Política de la Universidad del Rosario (Bogotá, Colombia) con una especialización en Familia de la Universidad Católica San Pablo (Arequipa, Perú) y una maestría en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín, Colombia). Docente e investigadora. Directora del programa de Ciencia Política de la Fundación Universitaria Cervantes-San Agustín (Bogotá, Colombia).

¿Por qué decidió escribir un libro sobre feminidad y maternidad?

El motivo inicial para escribir el libro fue una búsqueda personal. Unos años atrás tuve una experiencia de encuentro con Dios que me llevó a cuestionar muchas cosas en mi vida. Antes de esto vivía una vida más bien indiferente frente a Dios y a la religión, también porque crecí en una familia en la que ese tipo de temas no eran muy importantes. Estudié Ciencia Política y muy pronto me dejé a atrapar por el pensamiento feminista y la teoría de género. El feminismo se convirtió en mi lucha, una causa por la que estaba dispuesta a batallar. Sin embargo, mi encuentro con Cristo me llevó a cuestionar todas mis ideas sobre la mujer y la sexualidad humana. En ello tuve dos grandes amigos: santa Teresa Benedicta de la Cruz y san Juan Pablo II. Ellos me enseñaron que la mejor manera de llegar al fondo de estas cuestiones era estudiándolas desde la filosofía y la teología. Dios me fue trayendo personas que me ayudaron a adentrarme en el pensamiento cristiano hasta que decidí lanzarme a estudiar la maestría en filosofía. El libro es la tesis con la que obtuve el título de magíster.

Elegí específicamente el tema de la maternidad porque me di cuenta de que es un aspecto central a la hora de pensar sobre la mujer. Edith Stein, por ejemplo, afirma que ser madre es lo más propiamente femenino. Desde el feminismo se dice que la maternidad es una carga social, un modo de dominación masculina, un arma de lucha, la fuente de una ética feminista, en fin, es un tema importante por el que todas las mujeres alguna vez nos preguntamos. Esto último fue un factor decisivo en la elección del tema, lo queramos o no la maternidad toca fibras sensibles del corazón de la mujer y lastimosamente hoy en día es un don que se ha desvirtuado mucho. Pienso que es necesario volver a enamorar a las mujeres de su capacidad de ser madres, tanto en un sentido biológico como en un sentido espiritual. Espero que mi libro pueda aportar a ello.

¿Por qué ha abordado el tema a través de un diálogo entre una intelectual feminista como Elisabeth Badinter y una santa como Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz en religión)?

Bueno, en este aspecto fue muy importante uno de mis profesores de seminario de investigación en la Universidad Pontificia Bolivariana, el padre Edward Posada, quien me sugirió poner a Edith Stein en diálogo con el contexto contemporáneo a partir del estudio de algún problema actual. Al principio para mí fue muy difícil, me quería dedicar solo al pensamiento steiniano. Sin embargo, investigando me encontré con un artículo de la profesora Michele Schumacher titulado “Deseos personales, inclinaciones naturales y el significado del amor”, ella presenta una crítica muy bien fundamentada a la tesis planteada por Élisabeth Badinter en La mujer y la madre. Un libro polémico sobre la maternidad como nueva forma de esclavitud. Badinter defiende una visión de la maternidad egoísta, muy del estilo autorreferencial del liberalismo moderno, Schumacher la rebatió mostrando que la mujer puede elegir ser madre y asumir los sacrificios que ello implica con amor y por amor.

Después de haber leído un poco más sobre Badinter me di cuenta de que muchas mujeres pueden sentirse identificadas con sus ideas, de hecho, es una autora que propone críticas muy agudas que tocan fibras profundas del corazón femenino. Por ejemplo, ella habla de que muchas mujeres se sienten en una encrucijada al tener que elegir entre la maternidad y un ascenso laboral o hay mujeres que encuentran en la lactancia todo un reto, pero no son capaces de decirlo. Esto es real y es doloroso. Ahí supe que era necesario confrontar a Badinter con la perspectiva de una pensadora como Stein, que propone una visión profunda e integrada de la maternidad y la feminidad.

Por otra parte, la idea del diálogo vino de la misma Stein, diría que ese carácter dialogal es una nota característica de su pensamiento. Ella puso en diálogo la filosofía medieval con la moderna a través de Husserl y san Tomás de Aquino, la fe con la razón, la filosofía con la teología, igualmente su vida tejió un puente entre judaísmo y catolicismo y, cómo no, puso en diálogo a la mujer con la sociedad. El diálogo, al final y al cabo, es el modo en el que nació la filosofía. En este aspecto, debo agradecer al profesor Tomás Calvo Martínez, quien en mis estudios de maestría me dictó un curso maravilloso sobre la racionalidad dialógica en el pensamiento de Platón y Aristóteles. Él fue muy enfático en que el dialogo filosófico, en sentido estricto, debía estar encaminado a la verdad. Así fue como quise orientar mi trabajo.

Es curioso que la primera comprende la maternidad como una nueva forma de esclavitud y el instinto maternal como un mito que carga a la mujer de obligaciones exteriormente impuestas…¿Por qué esto es una visión distorsionada e ideologizada de la maternidad?

Badinter tiene dos grandes influencias que modelan su mirada sobre la realidad. Por una parte, ella es una apasionada por el Siglo de las Luces, esto quiere decir que su pensamiento está permeado por los ideales liberales de aquella época. Por otra parte, ella se considera heredera de Simone de Beauvoir, feminista francesa que configuró buena parte de lo que hoy pensamos sobre la sexualidad. Liberalismo y feminismo son ideologías y, en tanto tal, son sistemas cerrados que no admiten nada distinto a las “verdades” que ellos mismos postulan.

Para Badinter la maternidad es una nueva forma de esclavitud y el instinto maternal un mito porque bajo su lectura feminista asume que la maternidad es un medio para coartar la libertad de la mujer. Esto teniendo en cuenta que ella comprende la libertad humana como un absoluto, como si pudiésemos, incluso, “liberarnos” de nuestra propia naturaleza. Por eso su propuesta es la redefinición de la identidad femenina, por eso habla de androginia y no de diferencia sexual. Su visión es distorsionada porque no contempla al ser humano en su realidad, sino bajo la idea común entre el liberalismo y el existencialismo beauvoiriano de que el hombre puede hacerse a sí mismo. Si bien somos seres con libertad para formarnos y llegar a ser de determinada manera, eso no quiere decir que podamos hacernos de la nada, con independencia de nuestra naturaleza. De allí, de la antropología distorsionada, parte la visión sesgada que lleva a Badinter a afirmar que la maternidad es una nueva forma de esclavitud.

LEER MÁS:  Vuelve Fran Bo, uno de los pioneros de la parodia musical sobre los males de nuestra patria. Por Javier Navascués

¿Qué otros falsos mitos hay en torno a la maternidad?

En lo que he podido estudiar he visto que a la maternidad se le trata muchas veces como una carga social, una especie de yugo pesado que la mujer debe llevar sin haberlo querido. En esta medida, se tiende a oponer maternidad y libertad de la mujer. Se asume que el hijo es una responsabilidad no querida, una responsabilidad que implica renuncias e impide a la mujer realizarse en otros aspectos de su vida. No obstante, volvemos al problema de la visión sobre la libertad. Cualquier opción de vida que tome la mujer va a implicar sacrificios, va a implicar poner prioridades, va a implicar hacer renuncias. Los seres humanos no tenemos una libertad ilimitada, por eso a la hora de decidir el norte de nuestra vida debemos elegir con sabiduría y para ello no hay nada mejor que conocerse a sí mismo, más si es a la luz de Dios.

Muchos de los mitos de la maternidad vienen de esa visión errada de la libertad. Muchas mujeres dicen: “si soy madre se acaba mi carrera profesional”, “si soy madre no voy a poder viajar o mantener mi estilo de vida”, “si soy madre no voy a disfrutar de mi juventud”, justamente porque se piensa que en la profesión, en el estilo de vida, en el disfrute está la libertad. Y en cierto sentido sí, solo que en responder al llamado más profundo del ser femenino también hay libertad.

¿Cómo refuta Santa Edith Stein a la luz de Cristo esta visión errónea de la maternidad?

La clave de la refutación de Stein se encuentra en su amor a la Verdad. Ella entiende que la verdad sobre el ser humano solo se puede conocer a la luz de Dios, por ello, en sus reflexiones pone en diálogo filosofía y teología. Así, a la hora de acercarse a la mujer ella tiene en cuenta lo revelado por Dios en la Sagrada Escritura y lo que ella desde su racionalidad puede indagar usando el método fenomenológico acompañado de algunos postulados de santo Tomás de Aquino.

Desde la Revelación Edith ve que la mujer está llamada a ser compañera y madre. Es interesante que Stein destaca que la expresión usada en el Génesis para referirse a la mujer “ayuda adecuada” no indica un papel asistencial en la vida del hombre, sino que ella es la imagen especular del varón. Entre la mujer sea más mujer, el varón podrá ser más varón y ambos podrán ser más humanos. Por el pecado la relación de complementariedad, comunión y mutua compenetración entre el varón y la mujer se vio fracturada y, como consecuencia, el varón tiende a dominar a la mujer. No obstante, Cristo vino a liberarnos del pecado y a obrar con su pasión, muerte y Resurrección una nueva creación. En la relación de Cristo y María se recrea el sentido de la diferencia sexual y en la Virgen Santísima se expresa todo lo que Dios pensó cuando creó a la mujer. La Virgen María es el arquetipo de la feminidad, ella, la madre del Hijo y de todos los hijos adoptivos de Dios, es la mujer plena.

Esa reflexión teológica es acompañada de la argumentación filosófica. Stein afirma que existe la especificidad femenina, es decir, una forma existente en el alma que estructura el ser de la mujer en su totalidad y lo configura con una orientación distinta a la del varón. El núcleo de la especificidad femenina es la maternidad. El argumento de la pensadora alemana es sencillo, partiendo de la unidad entre cuerpo y alma, ella asegura que, si el cuerpo de la mujer está configurado para acoger y gestar la vida, todo el conjunto de su ser también debe estarlo. Así, ella amplía el sentido de la maternidad de lo biológico a una realidad espiritual que abarca todo el ser de la mujer y que está presente en todo lo que ella hace. Entonces ser madre no solo es una decisión en sentido biológico, es la forma de ser de las mujeres. La decisión está en si queremos vivir luchando en contra de quienes somos o si queremos acoger y hacer crecer ese modo de ser tan único, que en cada mujer se expresa de una manera diferente.

Como podemos ver por el camino filosófico terminamos llegando a la misma conclusión que por el camino teológico: la mujer llega a su plenitud cuando vive su maternidad hasta el punto de llegar a ser una fuente de vida, en su familia, en su profesión o en cualquier otro escenario en el que se desenvuelva. La mujer que ha vivido esto en plenitud no es otra que la Virgen Santísima, la madre que con tanto amor nos acoge a todos en su seno.

Como resultado, la maternidad no es un mito, ni una carga social, ni una forma de esclavitud, es un don que las mujeres estamos llamadas a acoger para llegar a la plenitud de nuestro ser.

¿Por qué en el núcleo de la feminidad se encuentra la maternidad?

Retomando el argumento de Stein, si el cuerpo de la mujer está configurado para acoger y gestar la vida, todo el conjunto de su ser también debe estarlo. Si el cuerpo de la mujer está dispuesto para la maternidad, su alma y todo su ser también lo debe estar. La autora alemana desarrolla esta idea señalando dos características del alma femenina. La primera es la tendencia hacia lo vivo personal. Ello se ve reflejado en que las mujeres tendamos a elegir profesiones relacionadas con el cuidado o el servicio social o que estemos dispuestas a escuchar al otro o que se nos ocurran ideas para crear lazos entre las personas. Eso es lo que hace una mamá, cuidar, acoger, unir, convocar.

La otra característica es la tendencia hacia la totalidad. Esto quiere decir que las mujeres queremos llevar todo a su pleno desarrollo. Entonces no se trata solo de cuidar por cuidar o acoger o acoger, sino cuidar y acoger porque hay un genuino interés en que el otro llegue a ser lo que debe ser, en que crezca y se desarrolle. Ese es el amor desinteresado de una madre. En efecto, dice Stein que la mujer vive más desde el amor que el varón. El amor desde las entrañas propio de una madre es el amor para el que está hecha la mujer.

¿Hasta que punto considera enriquecedor el diálogo entre una santa intelectual y una intelectual racionalista?

Para mí el diálogo fue sumamente enriquecedor porque significó asumir el reto de escuchar. Para hacer un buen trabajo tuve que darme la oportunidad de escuchar la postura de Badinter, de entenderla, buscar su origen y su sentido. Después de un tiempo comprendí que sus ideas eran el resultado de su contexto, de la familia en que creció y de las decisiones que tomó. Así no estuviese de acuerdo con sus ideas entendí que detrás de ellas hay una persona, una mujer que piensa, reflexiona y se cuestiona, una mujer que busca a Dios aún sin saberlo. Pienso que hoy en día nos hace mucha falta escuchar, el diálogo, como método, nos puede enseñar a hacerlo.

LEER MÁS:  La avaricia rompe el saco. Por Eloy R. Mirayo

Adicionalmente, el diálogo entre Badinter y Stein puede ser una oportunidad para cuestionar las propias ideas con respecto a la sexualidad y a la feminidad. El feminismo ha permeado tanto nuestra cultura, que no nos damos cuenta qué tan interiorizado lo tenemos hasta que no nos enfrentamos a ideas distintas.

El diálogo también puede ser una oportunidad para encontrar respuestas. Hace un tiempo una mujer, madre de cinco hijos, ama de casa, después de haber leído mi libro me dijo que había encontrado en él palabras para expresar el valioso regalo que era para ella la maternidad y que, desde los argumentos de Stein, había entendido que tomó la decisión de vida correcta. En otra ocasión estuve en un evento compartiendo sobre mi libro y al final una mujer comentó que, con la explicación sobre la relación entre el cuerpo y el alma, ella había entendido por qué, después de haberse hecho la ligadura de trompas, ella se había empezado a sentir extraña, como si algo le faltara en tanto mujer. El libro puede, desde el ámbito intelectual, traer luz sobre la propia feminidad.

¿Cómo puede ayudar el libro a dar una imagen exacta de lo que es la verdadera feminidad frente al feminismo?

Es importante señalar que aquí estamos entendiendo el feminismo como una ideología con unos elementos comunes de base, pues una crítica que nos podrían plantear es que el feminismo no es uno solo. Eso es cierto, en el feminismo hay olas, corrientes, autoras, perspectivas, enfoques. Más allá de ello, aquí entendemos el feminismo como una ideología con un fundamento y un modo de comprender la realidad. Esto lo explico en el libro al abordar la postura tanto de Stein como de Badinter frente al feminismo.

Ahora bien, el libro puede ayudar en dos sentidos. Uno de los grandes errores del feminismo es prolongar la enemistad entre el varón y la mujer. No podemos negar que en la historia ha habido desigualdades y que hay situaciones en que, como lo señala el Génesis, la mujer es dominada por el varón. Sin embargo, la respuesta no puede ser continuar siendo enemigas del varón hasta dominarlo. La razón es sencilla, ese modo de actuar es lo más contrario a nuestra naturaleza. La verdadera feminidad implica vivir en armonía y complementariedad con el varón. Puede que en la cotidianidad no sea fácil, seguramente es un esfuerzo para ambos, pero no podemos pretender llegar a la plenitud de nuestra especificidad separados, justamente porque el sentido de la diferencia se encuentra en la unidad. En la feminidad es clave la masculinidad y viceversa. Esto se explica en el libro al abordar el tema de la diferencia sexual.

El segundo error del feminismo es negar la existencia de la naturaleza femenina, lo que Stein llama especificidad. Al eliminar la pregunta por el ser de la mujer, se pone en el centro el hacer. El feminismo nos ha convencido de que debemos gastar nuestro tiempo, esfuerzo y dinero acabando con las brechas de género, luchando por los derechos sexuales y reproductivos o creando políticas públicas de equidad de género, que nuestro valor depende de que hagamos una cosa o la otra, que conquistemos espacios, que ganemos premios, etc… Sin duda las mujeres somos capaces de eso y mucho más. La pregunta es, después de haber hecho todos eso ¿qué tan felices seremos? ¿qué tan en paz estaremos con nosotras mismas y con los otros?

Esta mirada del feminismo hacia el hacer y el tener, hacia el exterior, nos impide ver que nuestro primer llamado es a conocernos a nosotras mismas, a descubrirnos y formarnos para vivir en la plenitud de nuestro ser. Seguramente de ello podrán brotar acciones que serán buenas no solo para nosotras, sino para toda la humanidad.

¿Qué aporta el libro en relación a todo lo que se había escrito sobre el tema y por qué merece la pena leerlo?

El libro es un aporte en tanto trata un tema polémico en el mundo actual, como lo es la relación entre la maternidad y la feminidad, a dos voces, tres, incluyendo la mía, con la riqueza que ello implica. En ese sentido, aporta una perspectiva diferente frente a lo que usualmente se encuentra hoy con respecto al tema, especialmente porque invita a descubrir una joya como lo es el pensamiento de Edith Stein.

Merece la pena leerlo porque es una invitación a recorrer un camino. En el fondo el trabajo es mi historia personal contada en lenguaje filosófico, la historia que Dios me regaló, lo que Él me enseñó. En ese pequeño librito hay 10 años de preguntas y respuestas, confusión y claridad, alegría y llanto. No merece la pena leerlo porque sea mi historia, sino porque Dios tiene algo que decirle algo a cada persona a través de ella, sea hombre o mujer, el libro fue pensado para que juntos encontremos respuestas.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
Suscríbete
Avisáme de
guest
0 comentarios
Anterior
Reciente Más votado
Feedback entre líneas
Leer todos los comentarios
0
Deja tu comentariox