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Considerando, que es del todo necesario informar a la opinión publica desconocedora por ignorancia unas veces, por desinterés otras y las más por “abducción” a través del mantra establecido y repetido hasta la extenuación “Golpe de Estado de 1936”; se hace necesario mostrar a luz pública, informaciones, datos, documentos etc., con la finalidad de que se conozca la verdad, sobre las causas y el desencadenante de la contienda española de 1936.
La “Causa Genera 1943 Ministerio de Justicia”, está al alcance de quien quiera leerla, escaneada, con las correspondientes imágenes y reseñas tipográficas, de números de documentos, acreditados todos ellos, tanto testifical como documentalmente.
Asi pues, a lo largo de estas entregas, con la inestimable ayuda y apoyo de El Correo De España, pretendo dispensar, retazos, fracciones, escritos, lugares, fechas, direcciones etc.; del mayor fondo documental existente aun a día de hoy que es la “Causa General de 1943, Ministerio De Justicia”; con el fin de facilitar una lectura más breve, progresiva y accesible; del que paso a reproducir su parte de manera textual en cursiva:
DON JOSE MOSCARDO E ITUARTE, General de División, Caballero de la Orden Militar de San Fernando y Jefe del Cuerpo de Ejército de Aragón, CERTIFICO: Que con arreglo al cuestionario de preguntas que se me presenta, declaro: A la primera pregunta: El Alzamiento Nacional en Toledo hasta quedar sitiado el Alcázar. En el año 1936 era Coronel Director de la Escuela Central de Gimnasia y Comandante Militar de Toledo. Toledo carecía de guarnición militar; en él estaban la Academia especial de Infantería y Caballería, Escuela Central de Gimnasia, Colegio de Huérfanos de María Cristina, Fábrica Nacional de Armas, Caja de Recluta número 3, Cabe cera de Tercio de la Guardia Civil y Comandancia de la Guardia Civil y una Comisión de Guardias de Asalto y locales . Todos estos elementos eran afectos al Movimiento y so lamente no se tenía seguridad de algunos elementos de Asalto (Oficiales) y de la Fábrica de Armas (Oficiales). Como el ambiente social se iba enrareciendo cada vez más, dividí la población en sectores, al frente de los cuales puse un Jefe, a cuyos Jefes reuní en mi despacho para estudiar todo lo relativo a la defensa de Toledo, caso de llegar el Alzamiento o que los rojos lo provocasen. Con motivo de un incidente provocado por un vendedor de periódicos con un alumno de la Academia de Infantería se llegó a una tirantez que estuvo a punto de hacer estallar una situación grave, pero que también puso de manifiesto la unión de todos los elementos con que se creía contar desde el principio. A consecuencia de estos incidentes la Academia fué trasladada al Campamento de los Alíjares, y el curso de Oficiales de la Escuela de Gimnasia se suspendió, como también trajo consigo la destitución del Gobernador Civil, Vicente Costales. A éste le sustituyó el de Albacete, D. Manuel María González, quien desde el primer momento se sumó a los elementos de orden, haciendo que volviese la Academia del Campamento, por cuyo motivo se le hizo un gran recibimiento por los elementos de derechas y causando gran contrariedad en los elementos contrarios, que provocaron incidentes, que fueron rápidamente zanjados. En esta situación llegó el 18 de julio, fecha en que me encontraba en Madrid preparando el viaje a Berlín para asistir a la Olimpiada de 1936, en calidad de Director de la Escuela de Gimnasia, y en esta población tuve conocimiento del Alzamiento de las guarniciones africanas, punto inicial espera do para emprender nuestra Santa Cruzada, e inmediatamente abandoné todo proyecto de viaje y me incorporé con toda urgencia a Toledo, adonde llegué sobre las tres de la tarde , e inmediatamente circulé órdenes a todos para que se incorporasen a los puestos que previamente tenían designados . Mi puesto de mando lo establecí en el Gobierno Militar, aunque el lugar de reunión durante el día era el Alcázar, con el que tenía comunicación el Gobierno sin pasar por las calles de la ciudad. Se me ofrecieron bastantes elementos de orden y se procedió a su organización, así como a la ocupación de los puntos estratégicos de la población, entre los que se contaban la Fábrica de Armas, que tenía una sección de guarnición pro cedente del Regimiento de Madrid, a la que se reforzó con Guardia Civil, y Escuela de Gimnasia, avanzada en el camino de Madrid, que fué guarnecida por fuerzas de la misma Es cuela, reforzada por algunos números de la Guardia Civil Por la noche de este día habló por radio la diputado comunista «Pasionaria» excitando a las masas para que saliesen armadas a la calle, y al final de la emisión salieron los rojos de los locales del Sindicato en dirección a la Plaza de Zocodover, y desde las bocacalles hicieron fuego sobre el retén de la Guardia Civil que había en los soportales de la citada Plaza, hiriendo a tres guardias; oídos los disparos desde el Alcázar bajé con Oficiales armados a Zocodover, repe liendo la agresión y causándoles dos muertos y varios heridos, que quedaron abandonados, y enterado que tenían cercados a los elementos de Falange y Acción Popular en el local de estos últimos, ordené se les liberara, lo que se efectuó, incorporándose todos al Alcázar, procediendo a armarlos y en cuadrarlos Como por la situación especial del Gobernador Civil con relación al Ejército no hacía falta la declaración del estado de guerra, se siguió trabajando en la organización de todos los elementos para la ocupación y defensa de Toledo, entre los que se tenía estudiados, y así se hizo la concentración en Toledo de las fuerzas de la Comandancia de la Guardia Civil de la provincia, la que se hizo en camiones desde las cabeceras de las compañías respectivas el día 21 de julio, trayendo consigo los guardias sus familias y enseres . Desde el Gobierno Civil y por teléfono me comunicaron que un Diputado socialista se había presentado con orden del Gobierno de hacerse cargo del armamento de los Caballeros Alumnos y de la Guardia Civil, y se le contestó que subiese al Alcázar, que allí se trataría el asunto ; pero el Diputado optó corno mejor solución la de marcharse a Madrid directamente, viendo, indudablemente, que no sólo no conseguiría su objeto, sino que él corría un verdadero peligro de caer en rehenes. Dándose cuenta en Madrid de que la actitud de los elementos militares de Toledo no estaba nada clara, y por otra parte no se había declarado el estado de guerra, dieron orden por teléfono desde el Ministerio de la Guerra de que se formase un convoy con todas las municiones existentes en la Fábrica de Armas, cuyo convoy debería ser escoltado por doscientos Guardias Civiles. Con objeto de obstaculizar todo pedí la orden por escrito, pues aunque se me decía que era Sarabia en persona, podía ser otra persona, y siendo asunto de tanta monta, necesitaba tener la seguridad completa de la certeza de la persona y orden. Todo esto exasperó en Madrid y dieron órdenes por teléfono en todos los tonos, y ya a la vista de la tirante z existente, se dispuso la declaración del estado de guerra el día 21 y la recogida de las municiones, que fueron llevadas, naturalmente, al Alcázar, y desde este momento empieza el asedió del Alcázar, adonde se llevó al Gobernador Civil con sus familiares y varias personas más izquierdistas en calidad de rehenes. A pesar de declarar el estado de guerra, apareció un avión rojo que arrojó proclamas para la tropa, diciéndoles estaban licenciados, que no tenían que obedecer a sus jefes, pudiendo marcharse a sus casas, y en vista de no conseguir resultado alguno, volvió nuevamente un avión que arrojó unas bombas sobre el Alcázar y sus alrededores . Los destacamentos fueron atacados al presentarse la columna que de Madrid, y mandada por el General Riquelme, tenía por misión ocupar Toledo y reducirnos. La Escuela de Gimnasia, avanzada sobre el camino de Madrid, en la que se concentraron los elementos previstos para su defensa, no reunía condiciones ningunas para ella, por lo que se trasladaron al Colegio de Huérfanos de María Cristina, en donde se encontraban algunos alumnos y profesores, y como aumentase el empuje del enemigo hubiéronse de trasladar al Hospital de Talavera, que reunía mejores condiciones. En estos destacamentos resistieron hasta que, por falta material de víveres y municiones, no se pudo hacer más, y en perfecto orden y evacuando primeramente los enfermos y ancianos, se replegaron las fuerzas sobre el Alcázar, el día 22 por la tarde, después de haber tenido detenida a la columna provista de todos los elementos y con artillería y aviación. Resistieron las cuarenta y ocho horas últimas completamente solos, pues la Fábrica de Armas se rindió a un cabo parlamentario que mandó el General Riquelme; este destacamento formaba, con el Hospital, la línea avanzada, y no habiendo comunicación con la Fábrica se hacía por intermedio del Hospital, y cuando aún se creía estaba en nuestro poder, pues reunía mejores condiciones para su defensa y con taba con más elementos materiales, ya se había rendido al enemigo sin ninguna clase de lucha. A la segunda pregunta: Elementos que contaba para su defensa (hombres, material y víveres). Los elementos reunidos en el Alcázar fueron:
Hombres
Jefes y Oficiales
Comandancia Guardia Civil 800
Tropa Academia 150
Tropa Escuela de Gimnasia 40
Falange, Acción Popular y varios 200
En total, unos .300; 1 .200 para defensa efectiva, por tener que atender a los distintos servicios los no combatientes.
A esta guarnición hay que añadir
Mujeres 550
Niños 50
procedentes, en su mayoría, de familiares de la Guardia Civil, de algunos profesores de la Academia y elementos de To ledo que se refugiaron en el Alcázar, que en total hace un a
población en el recinto de unas dos mil almas .
Material
De defensa se contaba con el armamento de la Guardia
Civil, Academia, Escuela de Gimnasia y Guardias de Asalto
y Seguridad, que tenían unos mil doscientos fusiles y mosquetones, y de la Academia se contaba con dos piezas de
montaña de 7 cm., con 50 disparos de rompedora; trece ametralladoras Hotckiss de 7 mm, y trece fusiles ametrallado res, de la misma marca y calibre, todo en uso por los alumnos en sus prácticas, y un mortero de 50 mm .
Municiones se contaba con las del Alcázar y las de las
Fábricas de Armas, que se trasladaron, que en cartuchos de
fusil y ametralladora sumaban unos 800 .000; 50 granadas
rompedoras de 7 cm.; 50 granadas de mortero Valero de
5 1 cm. ; cuatro cajas de granadas de mano Laffite—ofensivas, 200— ; una caja de granadas de mano—incendiarias25—, y unos 100 petardos pequeños de trilita y un explosivo25—, y unos 100 petardos pequeños de trilita y un explosivo eléctrico.
De material de defensa contra gases se puede decir no
existía, pues en la clase de guerra química se encontraba n
unas veinticinco máscaras, pero cada una de modelo distinto
y la mayor parte de ellas sin eficacia alguna.
Material de fortificación: sólo se contaba con algunos picos y palas de la Academia, pues Toledo carecía de Parque
de Ingenieros.
De Transmisiones, los primeros días se contaba con el teléfono automático, y cuando lo cortaron, una vez asediado
el Alcázar, se hacía solamente con el interior por líneas mili tares de campaña tendidas a los sitios y puestos que se juzgaban más interesantes. La fuerza de la Guardia Civil llevó
al Alcázar la emisora transmisora de la Comandancia; pero
por no tener grupo electrógeno, apenas cortaron el fluido
cesó su funcionamiento.
De material de transmisiones para comunicarse con el exterior había el de la Academia, pero la falta de fluido no permitía funcionar a las radios de campaña, ya muy usadas, y
tras grandes esfuerzos, reuniendo las baterías de los coches
automóviles, se pudo establecer una estación receptora con
auriculares que permitió saber la situación en el exterior.
De material sanitario se contaba con el de la Academia
(Enfermería), más el de la Farmacia Militar, que quedaba
dentro del recinto de defensa, teniendo elementos hasta mu y
avanzado el asedio, quedando al final vendajes y algodón .
Víveres
Escasearon desde el principio, pues la Academia, en s u
vida normal, tenía un economato muy bien surtido; pero por
la reducción de Academias, su número de alumnos (unos setenta entre Infantería y Caballería) y empezar el Alzamiento
en julio, época de vacaciones, no estaba previsto y sólo quedaban pequeñas cantidades de lo más necesario, como era n
judías, garbanzos, arroz, aceite, sal, azúcar, café, especias,
y aparte esto había botellas de vinos finos en cantidad, así como laterío de anchoas, espárragos y almejas, pues aunque su cantidad no resolvía nada en las comidas que confeccionar, y por tanto desde un principio se dispuso no tocar nada y sólo por excepción de un trabajo excesivo o para enfermos se tomaban de allí vinos generosos, vermús o laterío . Víveres para comer un plato en cada comida había para cinco o seis días, y pan; como tampoco había servicio de Intendencia, en Toledo se tenía por contrato con una panadería particular, así que apenas comenzó el asedio no se pudo suministrar. Agua: Aunque se racionó para evitar su despilfarro, había en abundancia en los distintos pozos aljibes del Alcázar, que permitió no faltase este elemento vital tan necesario, pero que en todo momento estuvo debida y rigurosamente inspeccionada, tanto en su distribución diaria como en el traslado a diversos lugares para evitar su pérdida por bombardeos de artillería y aviación. La falta de pan se pensó subsanar al principio consumiendo el trigo agorgojado que había para alimentación del ganado, como así se empezó, y después consumir la cebada del ganado; pero afortunadamente se descubrió un depósito de trigo propiedad de un Banco que estaba en las inmediaciones del Alcázar por la parte Este, que contenía unos dos mil sacos de trigo de noventa kilos cada uno y de excelente calidad. Con este hallazgo providencial y los caballos y mulos de la Academia y Guardia Civil se resolvió el problema de la alimentación, aunque en forma muy precaria, hasta que terminó el asedio, ya que la ración de pan que se podía fabricar en el horno de campaña no llegaba a los 180 gramos por el número tan elevado que había que producir y lo poco que rendía la pequeña molturación de trigo que había en el Museo de Intendencia ; la carne tenía que estar severamente racionada, pues el asedio se prolongaba, y baste decir que al final de éste sólo quedaron sin sacrificar un caballo y cinco mulos, que hubiesen permitido, a lo máximo, la alimentación escasísima durante seis días . A la tercera pregunta: Fecha del comienzo y fin del asedio. Aunque los elementos se concentraron en el Alcázar el18 de Julio de 1936 y sólo por contadas necesidades se bajó a la población, la verdadera fecha de comienzo del asedio fué la de 22 de julio, día en que se replegaron al Alcázar todas las fuerzas que prestaban servicios exteriores, con excepción de algunos destacamentos a los que no les fué posible hacerlo por la entrada de los rojos en Toledo. La fecha final del asedio fué el 28 de septiembre de 1936, día en que entraron las columnas en Toledo y salimos los sitiados en el Alcázar El día anterior, sin embargo, ya subieron y pernoctaron en el Alcázar elementos de las columnas liberadoras, como fué una compañía de Regulares de Tetuán y la Quinta Bandera de la Legión. A la cuarta pregunta: Ataques de todas clases que resistió. Desde que comenzó el asedio, el tiroteo de fusil y ametralladora era casi permanente y con alternativas en su violencia, que aumentaba en el centro del día y disminuía por las alternativas en su violencia, que aumentaba en el centro del día y disminuía por la noche. Asaltos con Infantería, en plan de lograr entrar en el Alcázar, se hicieron dos: uno, el 18 de septiembre, en que llegaron a coronar las ruinas de la fachada Norte, donde colocaron una bandera roja, siendo rechazados, intentando seguidamente tres veces más, pero cada vez con menor decisión, hasta que desistieron y degeneró en el diario tiroteo, con un poco más de violencia. Con artillería fué también el ataque casi permanente. En los primeros días emplearon una batería de 7,5 centímetros , que aumentaron al poco tiempo con otra de 10,5 centímetros ; pero, en vista del poco efecto material que causaban al Alcázar, trajeron dos piezas de 15,5 centímetros, que emplazaron en la Dehesa de Pinedo, a unos 3 .500 metros del Alcázar y en las inmediaciones de la carretera de Madrid . Hacían fuego al principio solamente durante el día: una vez, sobre las siete de la mañana; otra, sobre las doce, y últimamente por la tarde, alrededor de las cinco y media, y cada vez duraba aproximadamente una hora. Conforme fué avanzando el asedio y la resistencia del Alcázar no cedía aumentaron el número de piezas y la intensidad en el fuego, que al final lo efectuaban hasta de noche, para lo cual iluminaban el Alcázar con potentes reflectores. Llegaron a emplear dos baterías de 10,5 centímetros; dos de 7,5 centímetros; piezas sueltas de 7 centímetros; dos de 15,5 centímetros en Pinedo ; cinco de 15,5 centímetros en los Alijares, y dos antiaéreas, una terrestre y otra de marina , también en los Alijares, y que hicieron fuego sobre el Alcázar . Hacia el 18 de agosto hicieron los primeros disparos las piezas de 15,5 centímetros de Pinedo, y en tres días dispara ron 98 granadas, y en los últimos días del asedio lanzaron en un solo día 478 granadas, calculándose muy exactamente en 3 .500 los disparos de 15,5 centímetros efectuados durante el asedio, y en unos 10.000, aproximadamente, los hechos con calibres inferiores. Ataques con mortero no se efectuaron, y sí sólo de vez en cuando lanzaban algunas granadas sobre la explanada Este y alguna que otra en el patio central. Si este arma la hubiesen sabido emplear habrían causado bastante daño a los defensores; pero, o no supieron usarla, o ignoraban sus efectos La aviación enemiga, aunque no con muchos aparatos, atacaba casi diariamente el Alcázar, empleando bombas de12 kilogramos y de 5 0 kilogramos, que causaban desperfectos materiales, sobre todo en el edificio de Capuchinos, que desapareció a consecuencia de un bombardeo de aviación. Además de bombas lanzaban latas de gasolina, con el intento de incendiar el Alcázar, lo que no consiguieron; esto lo intentó unas ocho veces, y, al ver su fracaso, desistieron. Atacaron también con gases de colivacetofenona (lacrimógenos), lanzados en bombas desde avión, cayendo algunas en el patio central, tejados y calles próximas, produciendo las molestias consiguientes, que se soportaron hasta con regocijo al comprobar que no eran gases sofocantes, como se esperaban fuesen usados. También fueron empleados en el asedio toda clase de petardos y líquidos inflamables, que lanzaban con hondas, des del Hospital de Santa Cruz, sobre los edificios del Gobierno Militar, Pabellones, Farmacia y Cuadras de la Academia, que formaban conjunto dentro del recinto de defensa. Hicieron también dos ataques con mangas de gasolina sobre la cuarta cuadra y fachada Norte (principal) del Alcázar, no consiguiendo efectivo positivo ninguno. Como colofón, en sus medios de ataques, viendo que nada doblegaba el alto espíritu y patriotismo que animaba a los defensores del Alcázar y del honor de España, recurrió el enemigo a la guerra subterránea, a la guerra de minas , que pudieron hacer impunemente por no contar en el Alcázar con elementos para contrarrestar los trabajos de estas minas . Construyeron tres : una que, partiendo de una casa de la calle de Juan Labrador, se bifurcaba ; una que iba a caer bajo el torreón Sudoeste del Alcázar, y otra bajo los cimientos de la fachada Oeste y en las proximidades de la puerta de Carros ; las cargaron con 3.000 kilogramos de trilita cada una, y las volaron con explosivo eléctrico desde el Ayuntamiento, habiendo previamente evacuado a la población civil a los montes cercanos a Toledo, el día 18 de septiembre de 1936, y causando enormes efectos materiales en el edificio, y milagrosamente sólo cinco bajas entre los defensores . En este día estaba preparado el asalto definitivo, para lo cual prepararon todo ello con gran meticulosidad. Empezó la preparación artillera a las seis de la mañana , lanzando las piezas de 15,5 centímetros unos 90 proyectiles , desde los Alijares, contra la fachada Este, con objeto de que mujeres, niños y enfermos se concentraran, naturalmente , en los sótanos del lado contrario, Oeste, y a las 6,21 de la mañana, calculando estarían ya donde ellos esperaban, hicieron explotar las minas, y a los cinco minutos, una vez que fueron disipándose los gases, se lanzaron con todo ímpetu al asalto en dos direcciones : una, por la fachada Norte, a la que llegaron a cubierto por los escombros del Hotel Imperial y zig-zag, y otra por la parte Sur, en los comedores y de pósito de víveres (corralillo), creyendo aniquilados a los defensores, los que en ningún momento abandonamos nuestro puestos y rechazamos con gran espíritu todos los ataques desencadenados ese día .
Autor
- Andrés Céspedes Ruiz, es Graduado en Gestión y Derecho de la Seguridad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Director y Jefe de Seguridad acreditado por la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil. Es así mismo, Perito Judicial en Seguridad Privada e investigación de incendios y Docente de Formacion de seguridad privada, acreditado por la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil. Mecánico Armero y Especialista en Armamento y Tiro. Director del Centro de Formacion Onboard Security Academy. Presidente de la "Red Internacional de Profesionales En Seguridad” en 2022, compuesta por veintidós países. Conferencista Internacional. Presidente de "El Foro" de Agentes de Seguridad Privada de Hispano América. Ostenta el Galardón Internacional a la Excelencia, por el trabajo, dedicación y compromiso, en pro del conocimiento y capacitación de los Agentes de Seguridad Privada de Hispanoamérica. Asesor de Seguridad para diversas entidades públicas y privadas de Costa Rica. Instructor de Defensa Personal Integral. Tiene en su haber más de treinta años de experiencia en seguridad privada desde la escala más básica hasta la alta dirección en seguridad. Director del programa sobre seguridad, "Zona Protegida", de ÑTV. Caballero de honor de la F.N.F.F.
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