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Desde Felipe González no ha faltado ministro destinatario de chistes y chascarrillos.  Uno de los primeros, dicho sea, con respeto, fue Fernando Morán, a quien se le aplicaban todos los chistes como cuando preguntó por la temperatura de Rusia para saber qué ropa llevar en un viaje. Al contestarle que “cero grados”, su respuesta no se hizo esperar: “¡Cojonudo, ni frío ni calor!”. Un ministro que se hacía querer y cuya cara delataba toneladas de bonhomía.

Con José Luis Rodríguez Zapatero, allá por el año 2008, fue nombrada ministra de Igualdad, Bibiana Aído, la ministra bloguera de 31 años. Con su disparate de “miembros y miembras” comenzó el circo inclusivo que hoy pretende continuar la actual ministra, Irene Montero. Esta última ha conseguido retorcer el esperpento, caer en el ridículo y lograr que se ría de ella medio mundo.

No deja a nadie indiferente, pero no es por su formación, elegancia, saber estar y preparación; más bien por todo lo contrario. Ha intentado extender el lenguaje inclusivo y le ha estallado en la cara. Los maestros españoles no quieren ni oír hablar de esas insensateces. La última vergüenza que hizo pasar a la gente de ‘Hundidas’ Podemos fue por el uso del trípode paranoico de “-o, -a, -e” (niño, niña, niñe).

En los gobiernos de la derecha, aunque por otras cuestiones distintas al analfabetismo o la candidez, tampoco han faltado ministros para ser destinatarios de chistes y chascarrillos. Tanto la derecha de Aznar como la de Mariano Rajoy sí han sido destinatarias de ellos y algunos muy graciosos. Esperanza Aguirre fue la primera diana que soportó los agrios ‘disparos’ de la siniestra, sobre todo siendo ministra de Educación, al igual que pasó después con Pilar del Castillo y con el más cercano, Wert.

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El machismo de la izquierda ha hecho que siempre ‘apedrearan’ a las mujeres ministras y/o ministrables de la “derechita cobarde”. Curiosamente también en la izquierda ha habido y hay muchas dianas: Leire Pajín, Bibiana Aído, Ribera, Carmen Calvo, etc. Incluso aparece algún hombre como destinatario de memes: Pablo Iglesias, Echenique, Iván Redondo, Pedro Sánchez, Marlasca, Pedro Duque… En la derecha van al alza en memes el propio Casado y su lugarteniente.

Si hay que destacar ahora un hombre, se lleva la palma Pedro Sánchez. Éste es el  destinatario de los memes propios del caradura, el vago, el narcisista, el chulo ramplón y el aprovechado. Y todo por su falsa y falseada tesis, de la que ha negado las evidencias del plagio más descarado, comprobado e hipócrita: hasta en Europa se han mofado de él cuando ha dimitido la ministra alemana de Familia, Franziska Giffey. Y eso que sólo había sospecha de plagio hasta que los medios de comunicación volvieron a estudiar la tesis con detenimiento y demostraron que había muchos párrafos sin cita.

Entre las mujeres de nuestro Gobierno y del Congreso son destacables la actual ‘menestra’ de Igual-Da y la portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados: Adriana Lastra. Twitter es uno de los destinos de cientos de memes, incluso algunos no iban dirigidos a ellas, pero los tuiteros los han adaptado al analfabetismo que se achaca a ambos personajes (nadie espere que diga “personajas”).

En uno de los diálogos de sordos adaptados, se cuenta que en un mapa de España se representan las islas Canarias donde se suele poner la estela de cualquier mapa. En este caso esas islas aparecen justo debajo de Huelva (ver mapa) apareciendo a la derecha la parte saliente de África donde están los enclaves de Tetuán, Tánger y Ceuta. Mirando el mapa de frente vio Irene que estaban a igual distancia Baleares que Canarias, por lo que reaccionó sin entender que, desde Madrid, se tardaran 45 minutos a Mallorca y 2 horas a Canarias. “¿Alguien me lo explica?” – dijo Irene.

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En Twitter se siguió la broma hasta el infinito y se pusieron varias respuestas en boca de Adriana Lastra: “Al estar Canarias cuesta abajo, el piloto debe ir frenando”. En otra respuesta decía Lastra: “Al pasar por Andalucía, tal vez obliguen al piloto a dormir una hora de siesta”. Pero el más gracioso era el que, según Lastra, decía que “Era inexplicable porque, además, Canarias está cuesta abajo”.

En fin, si eso hubiera sido cierto nos hubiéramos mofado de lo lindo, como lo hacemos de sus salidas de pata de banco reales y a diario. Nos hubiera faltado tiempo para exigir a ambas que volvieran a ver Barrio Sésamo y atendieran a las explicaciones de Coco, preguntando cuanto no entendieran.

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Jesús Salamanca Alonso