23/11/2024 01:48
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Objetivo primordial: absoluta tiranía. Sin precedentes históricos. ¿Siguen sin verlo, apreciados lectores de ECDE? Las cosas no van bien, postrero rebuzno de Fernando Simón. Frodo, mejor Bilbo, ambos de linaje Bolson. Nuestro maño, mentiroso compulsivo, un iluminado de manual. Sus palabras hace unos días, espoleta para que el ilegítimo gobierno nacional haya modificado el protocolo de actuación ante la detección de un nuevo caso «positivo» de «coronavirus».

No es la sanidad, covidiota, es el control

Hasta ahora, todos los contactos directos de una persona que hubiese dado «positivo» debían realizar una PCR (togados: ¿no es un delito obligarte a hacer esta puta prueba diagnóstica) y permanecer en casa hasta saber el resultado de la misma.

Eso sí. Si daba negativo, te permitían darte una vueltecita por el campo de concentración de la nueva subnormalidad. Si positivo, te autoenchironabas. Si no lo hacías, el madero de turno a tu caza. Pero el ministerio de enfermedad, giro. Se caen los disfraces, ya era hora cacho canes, tanto disimulo y fingimiento: ahora, trullo casero, a seguir en  la choza durante 14 días, independientemente del resultado del fraudulento test.

Nuestra salud les importa menos que un cojón de pato. Menos que nada. Si da positiva o negativa la prueba, quia, tú a quedarte en tu queli, pringao. Anhelo principal: control mental y social de poblaciones enteras. La novedoso hoy, espectaculares saltos cuantitativo y cualitativo. Más y mejores técnicas de vigilancia y control poblaciones. Y todo tan «global». Todo el planeta, una mazmorra. Un campo de concentración, precisión quirúrgica. En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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