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El Dr. Enrique Costa Vercher es médico internista y licenciado en Medicina y Cirugía por la Facultad de Medicina de Valencia en el año 1979. Ejerce como médico de familia desde hace más de 40 años y lo hace desde una visión holística e integral puesto que cree que la medicina es una ciencia unitaria. Católico, casado y padre de familia. Es autor de varios libros: «Sida. Juicio a un virus inocente» (1993) «Hijos de un dios terminal» (2001) que están agotados y se reeditarán en breve. «Vacunas, una reflexión crítica» de Ediciones «i» (2014), «Iatrogenia, la medicina de la bestia» Editorial Cauac (2019) Estos dos últimos títulos están en el mercado en la actualidad y también se pueden adquirir en Amazon.

En esta segunda parte de la entrevista analiza por qué prácticamente todo el mundo ha llegado a creer que existe realmente una pandemia.

¿Por qué todo el mundo se ha creído la existencia de la pandemia a pie juntillas?

La respuesta es muy simple a la vez que inquietante y decepcionante: Todo el mundo se lo ha creído y ha agachado la cabeza porque somos una sociedad sin valor y sin valores, estamos inquietos y aterrorizados, hemos perdido la fe y el conocimiento, ya no creemos en Dios ni en las leyes de la naturaleza creada por Él y, por todo ello, estamos en manos del sistema mundialista, que con sus intereses económicos y la prensa que está a su servicio, es perfectamente capaz de convencernos de cualquier cosa, es capaz de crear cualquier realidad sin necesidad de que esa realidad tenga un sustrato real y, con ese poder, puede arrastrar a todos y hacer que todos estén a su servicio; la prensa, insisto, es una de las cabezas del sistema mundialista que ha creado esta alucinación y la está manteniendo y con su poder de convicción tiene seducidos a todos y cuando digo a todos, digo a todos los políticos e intelectuales, a científicos y a líderes religiosos…

Todos los partidos políticos, de derechas o izquierdas, todas las religiones, de oriente y de occidente, han creído el mensaje de la bestia como si fuese palabra de Dios y, es más, han contribuido a dar realidad a esta mentira de la pandemia y a esparcirla por todas partes; en general cabe pensar que esta fe ciega de todos y sin ningún grado de discernimiento nos demuestra que estamos perdidos y totalmente en manos del sistema mundialista; ya lo advierte el libro del Apocalypsis en el capítulo 13: «Se le concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos; se le concedió poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación»; aunque hay que decir que, a pesar de esa entrega, de esa rendición casi total al sistema mundialista y de esa desolación, existe un remanente humano, unos pocos que se resisten a la alucinación colectiva general y, por ello, no hay que darlo todo por perdido… queda una chispa de esperanza… puesto que el mismo Dios vela por ese pequeño puñado de resistentes.

Entre los convencidos por el sistema mundialista y que colaboran con él ha incluido usted a los religiosos. ¿cree usted que la Iglesia ha contribuido a propagar la «realidad» de la falsa pandemia?

No sabe usted lo mucho que lamento tener que contestar afirmativamente a su pregunta. Sí, ha contribuido y sigue contribuyendo con un interés inusitado, sobresaliente diría yo, a la difusión de la «realidad» de la falsa pandemia. Antes le he dicho que todas las religiones se han tragado la mentira; dentro de las tres monoteístas, los cristianos y los judíos han sido los que más se han dejado convencer y los musulmanes los que menos.

Yo, como médico disidente y católico practicante, he vivido con gran dolor y decepción cómo nuestros pastores espirituales, empezando por el primero hasta el último, nos han cerrado los templos y nos han negado los sacramentos durante meses; siendo, además, que esa supresión coincidió con el tiempo litúrgico más importante del año como fue La Pascua que, como usted sabe, es cuando los cristianos celebramos el núcleo de nuestra religión que es la muerte, resurrección de Jesús y, por tanto, nuestra redención que es la misión y el motivo por el que Dios se hizo hombre; cuando cerraron los templos en cuaresma me pareció una pesadilla lo que estaba pasando; no me lo podía creer. Por cierto, era la primera vez en 2.000 años que ocurría tan grave supresión; ni en la época de las persecuciones romanas ni en las persecuciones llevadas a cabo en España en la guerra civil se suprimió la Pascua; sin embargo el sistema mundialista con su método favorito que es el engaño, con una mentira sobre un virus, logró la supresión del sacrificio eterno en todo el mundo.

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La Iglesia o, mejor dicho, la jerarquía predominante en este tiempo, con esa obediencia ciega al poder de la dictadura médico científica, se ha propuesto y ha logrado imponer una serie de «ritos» extraños a la liturgia que han venido a suplantar a ritos tradicionales; con esos cambios higiénicos ha conseguido adulterar más si cabe a la empobrecida liturgia que teníamos hasta la fecha:

Se ha suprimido el agua bendita de los templos y ha sido sustituida por el gel hidroalcohólico, se han impuesto como condición indispensable las mascarillas que nos obligan a rezar con la boca tapada, se nos conmina a comulgar en la mano y sin poder arrodillarnos, se nos prohíbe darnos la mano o abrazarnos en un gesto de paz, se imparte el sacramento de la confirmación con un palillo de limpiarse las orejas y sin imposición de manos, no he asistido a ningún bautizo pero no me extrañaría que, si los hay en la actualidad, se hagan con un aspersor mecánico, un spray o con guantes quirúrgicos por parte del sacerdote, se nos obliga a celebrar la misa de media noche de Navidad  al atardecer…

Se restringe el número de fieles en las celebraciones a voluntad de las autoridades civiles y en algunos países se cierran basílicas como la de Santa María de Guadalupe con la colaboración de la más alta jerarquía eclesiástica… y con toda esta conducta de obediencia ciega y aplicada al poder civil y a su dictadura sanitaria… el poder mundialista ríe a carcajadas de auténtica satisfacción porque por fin ha conseguido lo que nunca antes había logrado: suprimir el sacrificio perpetuo y alterar gravemente los tiempos, los ritos y la liturgia.

¿A quién le interesa toda esta farsa? ¿Quiénes han montado esto y con qué fin?

Voy a empezar por la última pregunta aunque voy a dar una respuesta conceptual o esencial, puesto que es un poco largo de explicar; cosa que hago en un libro titulado: «Iatrogenia, la medicina de la bestia» pero que no puedo hacer aquí puesto que necesitaríamos de todo un artículo para explicar la naturaleza de la bestia; pero, ahora y aquí, puede bastar con decir que la bestia es la cultura o la civilización dominante en el mundo actual, un mundo y una civilización que se ha atrevido a vivir sin Dios y sin su ley y donde quien manda, sin discusión alguna, es EL DINERO. De aquella sentencia de Jesús. «No se puede servir a Dios y al dinero», se deduce que en la sociedad o la cultura de la bestia la elección, sin duda, es el dinero.

En cuanto a la pregunta de a quién o a quiénes puede interesar toda esta mentira y la miseria humana que está reportando y la que reportará: la respuesta es que este caos interesa a los señores del dinero que en la actualidad tienen el poder económico y el verdadero poder político; puesto que este poder político, curiosamente, no lo poseen, ni de cerca, los políticos que fingen representar a los ciudadanos como es el caso de los presidentes de las naciones; éstos son títeres al servicio de los que verdaderamente mandan.

Los verdaderos amos están en la sombra, tienen el dinero y quieren montar un NUEVO ORDEN MUNDIAL… ¿le suena la frase? Ese nuevo mundo tiene que tener un sólo dueño, el dinero; tiene que ser dirigido por un pensamiento único, tiene que tener una sola religión, una única ideología y un sólo gobierno y sus ciudadanos tienen que ser unos esclavos miserables capaces de obedecer ciegamente órdenes y normas sin ningún sentido ni ninguna lógica;

Esto último, ¿no es lo que ya está pasando?…

Sí, querido amigo, ese nuevo mundo tiene que estar habitado por humanos-borregos que no piensen y que sólo obedezcan órdenes absurdas sin rechistar, sin reflexionar, sin disentir y motivados por lo más convincente que hay, es decir, por el miedo a la muerte… tal como ocurre ahora. La sociedad que nos espera es parecida a la que vemos en las calles en el momento actual que están llenas de ciudadanos anónimos, sin cara, sin expresión, obedientes y disciplinados, atentos a las órdenes que se impartirán a través de las pantallas y vigilados por unos policías que tendrán poder para entrar en la intimidad y poner multas a los ciudadanos que no se hayan lavado bien los dientes o que no coman la comida indicada por el sistema y a la hora marcada o que no tomen la medicación que les conviene o que salgan de casa a una hora que no les corresponda o que no se vacunen o… en definitiva, que no obedezcan al Sistema Único que vela por nuestra salud… lo que vemos hoy en la calle es un ensayo de lo que nos espera.

Por último ¿Qué opina de la vacuna o las vacunas que están empezando a distribuir?

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Ya puede usted deducir lo que pienso de estas vacunas, después de lo que le he explicado: Que son un fraude tóxico dentro de otro fraude o, podríamos decir también, que son un negocio fraudulento y producto lógico del embuste y la invención de una «nueva amenaza» provocada por un «nuevo» virus. Ya le he dicho, también, que la poderosa industria médico-farmaceútica va sacando, periódicamente, al mercado «nuevos» virus que, para mí y para unos pocos médicos y científicos disidentes,no son otra cosa que «artefactos» irreales pero que terminan siendo muy rentables para la nombrada industria; este año ha sido el coronavirus pero en las últimas décadas ya hemos conocido otros «artefactos» víricos fraudulentos como el sida, el sarampión, el ébola, la fiebre aviar, la gripe A… y lo que te rondaré morena; todos estos virus y las enfermedades que se les atribuyen han sido y son verdaderos fraudes que, eso sí, han representado grandes negocios para la industria anteriormente nombrada.

Estoy seguro de que esto que estoy diciendo le sorprende muchísimo a usted y a los lectores que nos lean y no me extraña puesto que, como le he explicado antes, la bestia y su prensa logró dar tanta «realidad» a estos artefactos fraudulentos, como la que está dando al fenómeno covid-19; y, por eso, todo el mundo creyó en la «realidad» de aquellos artefactos con el mismo convencimiento con el que se creen este último… crear «realidad» es así de sencillo para el poder mundialista.

Dicho todo esto, lo que más me preocupa es que, con este ambiente de abuso aceptado por todos sobre las libertades individuales básicas, impongan la vacunación obligatoria como lo han sido los arrestos domiciliarios y las mascarillas; eso es lo que más me preocupa.

Siempre me ha llamado la atención la incongruencia y el poco sentido lógico que manifiestan los que defienden las vacunaciones obligatorias ya sean éstos gobiernos, partidos políticos o individuos, puesto que su postura es ilógica, abusiva, incoherente y sin ningún sentido ya que si verdaderamente creen en la eficacia de la vacuna que se ponen, por lógica, deben de creer que les protege del posible contagio porque, si no es así, porqué se la ponen; y si creen que la vacuna es eficaz y les protege ¿qué les puede importar que otros no se vacunen?… ¿no están protegidos? No es lógico, pues, que se sientan amenazados… o ¿es que, en realidad, no creen en el efecto protector de su vacuna?… ¿usted entiende algo?

Por tanto, para concluir, no creo en el efecto protector de las vacunas que van a comercializar, no creo que nos puedan proteger de una amenaza que no existe y, por supuesto, creo firmemente en la libertad inalienable que tenemos las personas para decidir sobre nuestra vida, sobre nuestra salud y sobre lo que nos conviene y mucho más si con el ejercicio de esa libertad inviolable no perjudicamos a nadie, como es el caso.

Por último hay que decir que estas vacunas parecen estar compuestas de cadenas de ARN sintético y es la primera vez que se utilizan este tipo de vacunas; lo cual hace que esta novedosa inoculación masiva sobre la población sea un experimento inédito hasta la fecha y por tanto es una experiencia cargada de incerteza; lo cual, está motivando que muchos médicos y sanitarios estén haciendo comentarios sobre la poca disposición que tienen a dejarse utilizar como cobayas de este gigantesco experimento.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.