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Hay pocas razones por las que merezca la pena salir a la calle, un domingo de otoño con pinta de invierno, en medio de un ambiente de decepción y pesimismo, y con serios nubarrones sobre nuestro futuro en común. La Nación sangra por la herida del separatismo que ha encontrado en el propio Gobierno, en este Gobierno ilegítimo y felón, su mejor aliado para la gran traición a España.

Es humano caer en el desánimo, detrás del cual siempre, sin excepción, está Satanás. Tirar la toalla, abandonar, resignarse a la fatalidad forma parte también del alma humana, igual que la alegría, el optimismo y la fortaleza interior. Todo depende de por qué o por quiénes quiera uno luchar y pelear.

España es nuestra, de todos y cada uno de los españoles, pero no para malvenderla, ni para subastarla, ni para romperla, sino para defenderla como se defienden todas las cosas que nos importan. Como defendemos a Dios Nuestro Señor y a la Santísima Virgen María, como defendemos a nuestros padres y a nuestros hijos, como defendemos la honra y la virtud, la amistad y el amor.

España vive uno de sus peores momentos, aunque el ruido del Black Friday y los primeros ajetreos prenavideños mantengan a la mayoría de los ciudadanos en su dolce far niente. Lo que ya avisaron durante la Transición los primeros patriotas que vieron con claridad la estrategia separatista a corto, medio y largo plazo, empieza ya a cristalizar de una manera evidente.

Con la derogación, en la práctica, del delito de sedición por parte de Pedro Sánchez, los enemigos internos de la nación española tienen una autopista para su indisimulado deseo de romper la sagrada unidad de España. Y la unidad de la Patria no es una entelequia inservible, no es un canto homérico, ni un anhelo de nostálgicos. Sobre la sagrada unidad de España descansan nuestros derechos y libertades, el respeto a nuestros ancestros y el futuro de nuestros descendientes. Sobre la unidad de España, y solo sobre ella, es posible construir la prosperidad y la seguridad que están en la base de una convivencia en paz.

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VOX ha convocado a los españoles a una manifestación, en la Plaza de Colón de Madrid, este domingo, 27 de noviembre, a partir de las 12 horas. Quienes no puedan venir a la capital de España, pueden manifestarse frente a los ayuntamientos de todas las capitales de provincia. Es una gran ocasión para volver a demostrar si realmente nos importa la Nación, si amamos España como amamos todo lo que más nos importa. Para gritarle a Sánchez que nos tendrá enfrente a todos, o al menos a la mayoría, si pretende robarnos la Patria con la ayuda de sus socios.

Es eso lo que está en juego. No solo el suelo que pisamos, no solo el recuerdo de nuestros mejores, ni un pasado glorioso que muchos juramos defender. Es también el futuro de nuestros hijos, la tranquilidad de nuestros mayores, la paz a la que tenemos derecho. Es la unidad de España, antónimo de veleidades republicanas y freno de aquellos que nos odian desde siempre.

Hay pocos motivos para manifestarse un domingo de otoño en Madrid. Pero uno de ellos, sin duda, es la defensa pública de la unidad de España que Sánchez, Junqueras, Puigdemont y Otegui quieren destrozar derogando el delito de sedición y propiciando un nuevo referéndum en Cataluña y Vascongadas. Nadie lo hará por nosotros. Como tantas otras veces a lo largo de nuestra Historia, España nos espera para que la defendamos, igual que defendemos a Dios o a nuestra madre.

Autor

Rafael Nieto
Rafael Nieto


Nació en Madrid en 1975. Es Doctor en Periodismo por la Universidad San Pablo CEU. Ha dedicado casi toda su vida profesional a la radio, primero en Radio España y desde 2001 en Radio Inter, donde dirige y presenta distintos programas e informativos, entre ellos "Micrófono Abierto", los Domingos a las 8,30 horas. Ha dirigido la versión digital del Diario Ya y es columnista habitual de ÑTV en Internet. Ha publicado los libros "España no se vota" y "Defender la Verdad", "Sin miedo a nada ni a nadie", "Autopsia al periodismo". Esta casado y tiene un hijo.