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Entrevista a Rubén Villamor, autor de una decena de libros relacionados con temas bélicos de Asia, normalmente en la Guerra del Pacífico, pero también en la Primera Guerra Mundial y la Edad Moderna, incluida una monumental obra en castellano sobre el Frente de China, entre 1931 y 1945. Hablamos con él sobre su último libro, “Eso no estaba en mi libro de la Guerra del Pacífico», publicado por la editorial Almuzara.
Rubén Villamor, autor especializado en la Guerra del Pacífico
Ha escrito muchos libros sobre la guerra en Asia, ¿de dónde le viene ese interés?
Básicamente porque desde pequeño me ha atraído todo lo relacionado con Japón. Y luego amplíe esa atracción a toda Asia, a su cultura, costumbres y, por supuesto, su historia militar.
El ejército japonés fue tristemente famoso por su brutalidad y protagonizó atrocidades como la masacre de Nanking. ¿Qué llevó a los japoneses a esos extremos de crueldad?
Si, de hecho he estado en Nanking y tuve ocasión de visitar las fosas comunes. Lo cierto es que hay muchos motivos y los historiadores no se ponen de acuerdo. Una de los teorías más aceptadas es una mala interpretación del Bushido, el código del guerrero samurai. Para el código no existe mayor deshonra para un soldado japonés que la rendición, pero el problema está en aplicar ese código a los soldados enemigos que se rendían y tratarlos en consecuencia. A esto añadiría el ultranacionalismo japonés que se impartía a la tropa. Y por último, en muchas de las campañas en las que se producen matanzas los japoneses habían librado previamente batallas muy duras. Sin embargo, cuando conquistaban una zona con facilidad no se daban acciones de este tipo. En mi opinión estos tres motivos son los más importantes para entender la crueldad del ejército japonés.
El último motivo es una táctica de terror muy antigua. Si te rindes te perdono, pero si te resistes…
Efectivamente. En Nanking, los japoneses venían de combatir en la batalla de Shangai, que si la comparamos a Stalingrado sería la segunda batalla urbana más sangrienta de la historia. Los japoneses ganaron a costa de muchas bajas y cuando llegaron a Nankin desataron una verdadera matanza.
Además de casos conocidos, como es Nankin, en su libro también habla de otros que no lo son tanto, como Indonesia.
Indonesia sufrió la ocupación japonesa y hay una aldea en la sucedió algo muy parecido a lo que hicieron los alemanes en Lidice, mataron a toda la población y arrasaron los cimientos de la aldea. No obstante, la represión fue mayor en otros sitios, pero en Indonesia se produjo, quizá más por negligencia, una hambruna. Los japoneses reclutaron a miles de trabajadores forzosos, a los que llamaban romusha, para construir defensas y eso provocó un colapso y una catástrofe económica que causó entre 3 y 4 millones de muertos por hambre. Aunque hay que señalar que no toda la responsabilidad fue de los japoneses, sino también de sus colaboradores indonesios y de un personaje, Ahmed Sukarno, al que Occidente considera un gran estadista.
Ha mencionado la hambruna. La invasión anglo-soviética de Irán también provocó una hambruna.
Así es. Británicos y soviéticos invaden Irán para apoderarse del Corredor Persa, que une el Cáucaso con el Golfo Pérsico, en agosto de 1941. Este corredor era necesario para poder suministrar material militar a la Unión Soviética y evitar su colapso. Los aliados se reparten el país, posteriormente asignan una parte a EEUU que también despliega tropas allí, y lo que hacen es esquilmar todo, el arroz, el azúcar, las industrias textiles, etc. También requisaron todos los vehículos, en un país con unas comunicaciones pésimas, lo que generó un desabastecimiento que acabaría provocando una hambruna y toda clase de epidemias. Según las fuentes murieron entre 2 y 4 millones de personas, la mayoría por hambre y unos 400.000 por una epidemia de tifus. Después provocaron una guerra civil, azuzando a unas minorías contra otras. Fue un auténtico desastre.
Dos comandantes soviéticos y uno británico en la invasión de Irán
Es parecido a lo que sucedió con los británicos en la India, la “hambruna de Bengala” que dejó 3 millones de muertos.
Sí, es muy parecido. En ambos lugares hubo unas requisas de alimentos brutales, pero en Irán hay que añadir el clima de guerra civil fomentado por británicos, estadounidenses y soviéticos.
Volviendo a la guerra del Pacífico, la imagen del conflicto es la de los estadounidenses saltando de una isla a otra.
Sí, es una imagen muy de las películas de John Wayne. Aunque hay series como “The Pacific” que es muy buena y que narra con mucho detalle los combates en las islas. De hecho, esta basada en las biografías de tres marines que combatieron allí.
Precisamente en esa serie vemos por primera vez a los soldados estadounidenses llevándose los cráneos de sus enemigos muertos, algo que sólo asociábamos a la guerra de Vietnam.
Es algo muy parecido. Los soldados buscaban dientes de oro o se hacían “trofeos humanos”. Hubo casos documentados de marines que enviaron a casa el cráneo de un soldado japonés como un regalo para su novia, y la novia luego lo enseñaba orgullosa a sus vecinos.
Acaba de celebrarse el aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki. Entonces se justificó su uso diciendo que salvaría la vida de decenas de miles de soldados estadounidenses. ¿Cuál es su opinión sobre este asunto?
El objetivo de las bombas atómicas no era Japón, era la Unión Soviética. En Yalta y Postdam se había acordado que, tres meses después de terminada la guerra con Alemania, la URSS se sumaría a la Guerra del Pacífico. El presidente Truman estaba mirando ese calendario. EEUU había deseado la entrada de la URSS durante el conflicto, pero justo en ese momento ya no les interesaba. Las bombas fueron un aviso a la URSS y sirvieron para que Japón se rindiese antes y la URSS no pudiera apoderarse de los despojos del Imperio Nipón.
Foto de la portada del libro
Lo cierto es que los soviéticos aplastan a lo mejor del ejército japonés en Manchuria.
El ejército de Kwantung era considerado el mejor en 1931, pero en 1945 era una sombra de lo que había sido. Contaba sólo con la mitad de sus fuerzas porque habían trasladado a muchas de sus divisiones y tenía graves problemas de suministro de combustible. Los soviéticos les pasaron por encima.
¿Esos problemas de abastecimiento impedían a Japón continuar la guerra?
Así es. En Japón ya se estaba pasando hambre y las raciones estaban reducidas al mínimo. Además, después de Okinawa ya se estaban produciendo negociaciones a través de Suiza y el primer ministro Suzuki ya era partidario de la paz. Las negociaciones estaban muy avanzadas y seguramente la paz habría llegado en otoño porque todos sabían que Japón no tenía nada que hacer. El problema era la entrada en el conflicto de la URSS y eso era lo que preocupaba a Truman.
¿Por qué Hiroshima y Nagasaki?
En primer lugar se escoge Kyoto por su importancia simbólica, pero se crea un comité de expertos, muchos de ellos civiles, que decide por unanimidad no bombardear Kyoto. Las elegidas son Hiroshima y Kokura. Esta última se salva gracias a las nubes y el avión que lleva la bomba atómica, el Bockscar, la suelta sobre Nagasaki. Esta ciudad fue destruida por pura casualidad.
De las historias que relata en su libro, ¿cuál cree que puede resultar más interesante o sorprendente para los lectores?
Por lo que estamos viviendo creo que el capítulo dedicado al bombardeo de Wuhan. La ciudad estaba en manos japonesas y la fuerza aérea estadounidense realizó una serie de bombardeos durante varios días con napalm y fósforo que causaron decenas de miles de muertos, se calculan unos 95.000. En su inmensa mayoría chinos, es decir, nacionales de un país aliado. Después de Tokio, con 200.000 víctimas, e Hiroshima, con 140.000, Wuhan es la tercera ciudad con más muertos por bombardeo.
Para terminar, hablenos de la carga Banzai en territorio estadounidense.
Esto sucedió durante la desconocida campaña japonesa contra Alaska. Los japoneses ocuparon tres de las Islas Aleutianas en 1942, Attu, Kiska y Agattu, donde permanecieron un año y medio. La carga Banzai fue una medida desesperada ante el avance enemigo y fue una de las más exitosas de la guerra porque estuvo a punto de arrojar a los estadounidenses al agua, bajo la niebla y con una temperatura de casi -30 grados. Y es una campaña muy poco conocida y que EEUU siempre ha mantenido muy discreta porque les resulta humillante que durante un año y medio el enemigo ocupase una parte de su patria. Para echar a esos 15.000 japoneses, EEUU y Canadá tuvieron que movilizar a medio millón de hombres en toda la costa de Alaska. Estratégicamente fue un gran éxito de Japón.
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