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Si eres un español que se siente integrante del pueblo soberano, si eres un espíritu libre y si eres gente de bien, y tienes derecho a votar en las próximas elecciones, sin duda que te plantearás interrogantes en no pocos aspectos. Me refiero a quienes están al margen de partidismos, hastiados de la casta política, que escuchan con vergüenza ajena a los demagogos varios pregonar su mercancía porque ha llegado el momento de vender más barato, más bueno y más fresco que la competencia. Es el momento de repetir las argucias y los engaños de siempre, poniendo el máximo énfasis y el máximo cinismo, ya que no es posible, entre los actuales políticos, hablar de sutilezas.
Nadie os va a decir, entre ellos, que tenemos una Constitución tendenciosa, unas instituciones secuestradas, ni que tus intereses y tu verdadera conveniencia no te las van a satisfacer, como no lo han hecho hasta ahora. Nadie te va a recordar que votar es un derecho, no una obligación, y que si votas estarás votando a los doctrinarios de turno, al Sistema. Nadie va a hablarte de Ceuta y de Melilla con claridad, ni de Marruecos, Gibraltar o Anglosajonia.
Van a pedirte, sí, que hipoteques tu alma a sus mixtificaciones, que sigas siendo tan crédulo como hasta ahora y sigas confiando en la justicia áulica, en la corona áulica, en la educación pervertidora, en la sanidad dependiente de «monos y pangolines»; que no seas otra cosa más que un militante banderizo y genuflexo, un juramentado de ese Sistema que sólo te concede legitimidad si aceptas su propaganda.
Y que votes, sí, con los ojos cerrados, a los mismos que te han traído hasta aquí, a los que te prohíben hablar en español, mientras derriban cruces y sodomizan a tus hijos y nietos. A los amigos de ETA, de Maduro, de Soros… A los vendidos a Marruecos y a Anglosajonia. A todos los que para su ventaja nos están haciendo las leyes y marcando el camino de nuestra destrucción.
Y que no se te ocurra abstenerte, porque te convertirás en amotinado y anarquista. Que te olvides, en fin, de suspicacias y dudas, de incomodidades y penurias, de corrupciones y escándalos. Que ignores los secretos de la política y del Estado, que tengas fe y esperanza en los mentirosos y criminales, que delegues tu papeleta y embargues tu alma a los guardaespaldas, administradores, tesoreros y lacayos de Satanás, que son la reata de ablandabrevas que te harán de veras libre y mejorarán tu vida y la del común.
Que votes, sí, a los mismos partidos que llevan a sus espaldas varias décadas de corrupción personal y pública, expoliando los fondos públicos, utilizando el crimen de Estado, arruinando nuestra economía, protegiéndose y protegiendo fiscalmente a los oligarcas, desuniendo la nación, degradando el mercado de trabajo y la sociedad entera. Que votes, sí, para proteger el patriotismo clientelar y de partido, para que te identifiques ideológicamente con la hispanofobia, la estulticia, la ineficacia y la perversión.
Que votes para que sigas haciendo el juego al Sistema y sigas alimentando el alma de la vieja y podrida política de todos los tiempos oscuros, la de las urnas podridas y los votos clientelares, a cinco pesetas.
Autor
- Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
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