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El presidente del PP no ha trabajado lo suficiente para tener el salto de votos que le ‘pían’ las encuestas, sino que debe agradecérselo a Díaz Ayuso y a Martínez-Almeida, entre otros.
Veo a Pablo Casado inmaduro para el liderazgo. Está pinzado por su derecha y por su lado siniestro. Cada día estoy más convencido de que Pablo tiene que mover ficha aprovechando el desconcierto inicial de las ocho caras nuevas del Gobierno. Debe hacerlo con contundencia y sentido común porque no estamos para fuegos de artificio. Pablo ha de tener en cuenta que no es suyo el éxito del varapalo del Tribunal Constitucional por el estado de alarma. ¿Por qué? Sencillamente porque el Partido Popular avaló las tres primeras prórrogas. Y eso se lo pueden echar en cara en cualquier momento.
Reviso mis datos y compruebo que, efectivamente, en el primer debate insistió en que ese estado de alarma superaba la Constitución. Para ser preciso dijo que “desbordaba el marco constitucional porque era un estado de excepción encubierto”. Eran momentos de caos en el Gobierno, pero también de desconcierto en la oposición. Si algo le puede librar de llevarse más críticas es la exigencia a tiempo de una ley antipandemias. Y eso sí lo hizo. El caos al que me refería no sólo era organizativo sino también jurídico.
No dejo de dar vueltas a esa inmadurez para el liderazgo. Ha cruzado charcos que le han salpicado y no ha planificado bien las estrategias desde que se inicio la actual legislatura. Si Álvarez de Toledo le sacaba impoluto de todos los charcos, llegando a hacer sudar al ‘coletas’ y poniéndolo frente a sus contradicciones y su deficiente preparación política, no tardó en cambiar de caballo, pero lo hizo a peor. No intente nadie convencerme de que son más eficaces y efectivos el tal Teo ‘lanzahuesos’ y Cuca. El PP precisaba de alguien sereno, preparado y con buen regate; precisamente eso lo tenía Álvarez de Toledo, habilidades que no veo en los dos ‘estorninos’ que le flanquean a diario.
Ahora tiene una buena oportunidad en el envite que le ha hecho el ‘Doctor Plagio’, al proponerle la renovación pendiente del Poder Judicial. No puede ignorarla porque la imagen de la Justicia está por los suelos y la suya también. Pablo Casado no ha trabajado lo suficiente para tener el salto de votos que le ‘pían’ las encuestas, sino que debe agradecérselo a Díaz Ayuso y a Martínez-Almeida, ambos han extendido la tendencia alcista que ya existe en todo el territorio nacional
No olvide al ínclito presidente autonómico de Galicia. Además, piense en el presidente andaluz como baluarte de presente y de futuro. Llegado a este punto, confío en que no vea en Alfonso Fernández Mañueco a un ganador porque nadie le arrendará las ganancias y, si vuelve a ocupar el Palacio de la Asunción, será porque los votantes de Ciudadanos vuelven al redil de origen, además de que siempre suma la nefasta oposición que hacen tanto los socialistas de Luis Tudanca como los comunistas de ‘taburete y sombrilla’.
Voy más lejos. Este humilde ‘juntaletras’ entiende que es el momento de desbloquear la renovación del Poder Judicial y acabar con tanto debate estéril y absurda cabezonería. ¿Recuerdan aquel “NO es NO” de Pedro Sánchez con Mariano Rajoy? Pues ahora el señor Casado actúa igual cuando le hablan de la renovación del citado Poder.
Algo de madurez política sí observo cuando Casado insiste en mantener la independencia judicial. Y si Pedro Sánchez no piensa así es porque le falta un “tiro de tiradera” o, si se prefiere, un par de hervores políticos más. Los dos ‘apóstoles’ se culpan del bloqueo y uno por otro la casa sin barrer. Con lo fácil que es seguir la recomendación de la Comisión Europea y que, como mínimo, la mitad de los jueces se elijan entre ellos mismos. El desprestigio, en este caso, es tanto para la Justicia como para el Ejecutivo y el principal partido de la oposición.
Tanta discusión por la deficiente gestión de la pandemia y por ennegrecer la democracia (amenazas y patoso autoenvío de balas y navajas falsas hasta que Ayuso lo desmontó con un chascarrillo) han difuminado la esencia de la política: el consenso y la adopción de acuerdos. Pero también hay que reconocer que, con ministros de segunda fila y tercera división en el ala extrema de la izquierda, no es fácil avanzar porque su único objetivo es entorpecer y ‘joder la marrana’: críticas a los jueces y a sus sentencias si no les favorecen (Serra, Echenique, Montero II, Monedero…), ataques ignorantes al Banco de España, dudas sobre el Tribunal de Cuentas, nulo conocimiento sobre el CGPJ que llegan a confundir con el Tribunal Supremo….
Hace unos días, señor Casado, leyó las esquelas de los ministros defenestrados y del dron de Pedro Sánchez. Aquel partido lo perdieron entre todos. Acaba de empezar el segundo tiempo y el contrario ha hecho ya ocho cambios por abrasamiento y asfixia. Demuéstrenos que no está tan inmaduro como creemos y que tiene recambio en el banquillo.
Por cierto, el señor Casado tiene una inmejorable ocasión para quitarse ese sambenito de “derechita cobarde”. Alguien de sus fieles debe decirle que la verdad no está de parte de quien más grita.
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