22/02/2025 23:05

Le urgía a Juan Carlos justificarse y asegurar la silla, o sea el trono. Sabía que a la “derecha” la tenía y tendría siempre de su parte, pero su cobardía la hacía (y hace) ineficaz y nada de fiar.

Sabía que su enemigo, la “izquierda”, era audaz, que no le querían, que ansiaba volver al poder perdido en su día ya sabemos cómo y que al no conseguirlo con la moción de censura fracasada estaba dispuesto, como siempre también, a lograrlo por la vía revolucionaria. Sabía que a su abuelo lo habían largado con viento fresco. Sabía que él no estaba dispuesto a sufrir, que quería disfrutar de las mieles que aquel hombre le había puesto en bandeja. Sabía, también, que para conseguirlo disponía de todo el apoyo internacional, comenzando por “el jefe”, los EEUU, a cuyo servicio llevaba ya desde 1971 cuando viajó por primera vez a su capital.

Así pues, tenía que hacer lo imposible para que su enemigo le estuviera agradecido, y para ello nada mejor que facilitarle llegar al poder y cuanto antes mejor. La jugada la diseñaron unos listos con la estúpida colaboración de no pocos ingenuos y de algunos tontos de remate. Eso sí “A mí dádmelo hecho” (Juan Carlos dixit)

Si la cosa salía como estaba planeada, el PSOE llegaría al poder camuflado en un pretendido gobierno de coalición nacional mediante el cual no le sería difícil hacerse con él de forma total convocando unas elecciones que, desde el poder, ganaría; de otra forma no lo creía posible. Si no salía bien… no, no cabía esa posibilidad porque todo estaba atado y bien atado, incluidos los dirigentes políticos oportunos, especialmente Felipe González vía Múgica Hergoz en su reunión del 22 de Octubre de 1980 con el Gral. Armada en Lérida.

Desplazado por fin Suárez que se agarraba a la silla como una lapa, se consiguió la escena ideal: la elección del sustituto. Pero… el ariete elegido, el Tte. Col. Tejero, truncó el asunto.

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No importa. Sabino Fernández Campos, el Fouché de la Transición, lo solucionó todo en un periquete para “dárselo hecho” y sacó al “elefante blanco” en la televisión; sin duda todo un golpe maestro, una perfomance como nunca se pudo imaginar ni menos aún diseñar.

Y… voilá:

  • Juan Carlos I rey por derecho propio, democrático, constitucional, joven y moderno que ya nada tenía que agradecer a aquel hombre y con licencia para disfrutar sin límites… al menos hasta que dejara de ser necesario, que jamás imaginó que pudiera ocurrir.
  • Los partidos, todos, pero sobre todo dos, actores únicos e indiscutibles de una partitocracia o dictadura de partidos cuyo núcleo es una alternancia decimonónica –en España somo muy dados a repetir nuestra historia, sobre todo la peor– construyendo un inmenso negocio a costa del erario y de un pueblo reducido a masa informe, dúctil e idiotizada aspirante sólo a respirar y morir.
  • Las FFAA estigmatizadas de por vida cargando con el sambenito golpista, franquista, fascista,… y sus mandos vacunados contra cualquier posible fiebre patriótica.
  • Y en apenas doce meses elecciones y el PSOE adalid de la democracia con el aval de “100 años de honradez” (¿?) y en el poder con la mayoría más elevada hasta la fecha, siendo además único autorizado a expedir carnets de demócratas y director indiscutible del camino a seguir hasta que la fruta estuviera madura para recogerla en forma de su tradicional y sempiterna dictadura que hoy “disfrutamos”.

Y aquí paz y después gloria.

 

Autor

Francisco Bendala Ayuso
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