12/09/2024 15:03

Hay una costumbre ancestral de un español cuando quiere expresar algo que está en la otra parte del mundo, en lo más alejado, cuando dice: “Tú estás en los antípodas”.

Pues bien: En los antípodas también hay una tumba de un español; se trata del castellano Manuel José de Frutos, nacido en Valverde del Majano (Segovia).

Todo empezó cuando a principios del siglo XIX salió de España, dejando atrás su pueblo, Manuel José de Frutos con la idea de hacer fortuna al otro lado del charco. Atravesó mares y océanos hasta que se embarcó como marino en un ballenero británico y éste desembarcó en Port Awanui, en la costa oeste de Nueva Zelanda.

Allí el castellano se integró en la tribu maorí de los Ngāti Porou”, quienes le llamorn “Paniora”, es decir “espaniola”.

Este español fue bien acogido ya que llevó sus enseñanzas de la agricultura y hasta construyó utensilios de España, para que las labores del campo fueran más útiles.

Manuel José, bien tratado y considerado, se casó con cinco mujeres de la tribu, llamadas: Te Herekaipuke, Kataraina, Mihita Heke, Uruhana y Maraea, con las que tuvo 9 hijos, 41 nietos y 299 bisnietos. Y que en la actualidad tiene entre 15.000 a 20.000 descendientes.

Su muerte se calcula que fue alrededor de 1.873 y en 1.980 se levantó un mausoleo con la cruz, en donde descansan sus restos que son visitados por sus descendientes con continuos peregrinajes para llevarle flores y regalos.

Su tumba está en un sitio privilegiado entre el rio Waiapu y el océano Pacífico, sin olvidar que así lo bautizó otro español legendario.

Fue un vínculo tan inmenso de sangre que sus descendientes aman a España como sus raíces. Tanto es así que han venido varias delegaciones de los maorís para visitar el pueblo en donde nació, aunque la casa ya no existe.

No hay un neozelandés que no conozca su historia y prueba de ello es que es parte del tan llamativo lema y danza maorí, tan admirada por propios y extraños en el mundo entero.

Tan bella historia está recogida en el libro Ramas de Olivo, cuyo prólogo dice:

«Aunque descendientes de cinco mujeres, los lazos de esta familia son fuertes, la sangre española que les diste, les da un lazo común. Pero tú todavía permaneces en las sombras, un español sin pasado, un vínculo en Awa Nui, es donde tu olivo permanece firme»

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Curiosamente, este segoviano sembró allí en 1.834 un olivo con la semilla que llevaba de España y dicho olivo se conserva en la actualidad y se protege, como parte de la familia maorí.

También el mismo castellano insigne creó su propio Escudo que allí es venerado y en el que se representan tres cuarteles: El castillo de su amado pueblo, la rama de olivo y en otro los colores de la Bandera española.

Así pues, cuando oigáis o veáis la danza maorí, ahí están los genes de este español universal pero desconocido como tantos otros.

Actualmente: Paniora, cuyo significado es: “espaniola o los españoles”, es un IWI una tribu muy importante del pueblo maorí, la Iwi paniora, cuyos descendientes de su propia genética, son unos 20.000, siendo hoy en día la tribu más importante del pueblo maorí.

Todos estos datos se lo debemos a una periodista neozelandesa que consiguió conocer su origen, después de muchos estudios y averiguaciones y lo hizo público en el año 2.006.

Ese mismo año un grupo del clan viajó a España para conocer la tierra de su fundador. Después de visitar el municipio, donde se levantó un “Tótem” conmemorativo que incluye dos piedras de jaspe que trajeron de su tierra. ​

Su cultura está muy influenciada por las tradiciones españolas ​ y desde 1981 celebran un encuentro en el pequeño pueblo costero de Tikitiki, donde organizan una gran fiesta al estilo español, en la que están presentes elementos tan españoles como los caballos, la guitarra, el flamenco o los toros. En ella es habitual ver sombreros cordobeses y vestidos de flamenca, y otras vestimentas hispanas como los sombreros mexicanos o los ponchos peruanos. ​ Además, desde su primer viaje a España celebran el Día de la Hispanidad.

Su escudo familiar está compuesto por un castillo, una rama de olivo y varias franjas quebradas rojas y amarillas, y está rodeado por la inscripción «Adelante para siempre» y el nombre de Manuel José.

Su historia se hizo pública en España en 2006 a través de un documental emitido en Canal Sur titulado Debajo de tus pies, obra de Álvaro Toepke y Ángel Serrano.​ También se basa en el clan el documental El clan español en Nueva Zelanda, dirigido por Juan Manuel Cuéllar y Samuel Alejandro Pilar en 2018.​ Además, en él se ambienta la obra teatral Paniora, escrita por Briar Grace-Smith en 2014 y dirigida por Colin McColl.​

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Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Paniora

06.01.2021 Por SAMUEL A. PILAR / JUAN MANUEL CUÉLLAR

https://www.rtve.es/television/20210106/paniora-espana-corazon/1748101.shtml

Más de 20.000 neozelandeses descendientes de un español que echó raíces en las antípodas, lo recuerdan con orgullo, y mantienen vivas las tradiciones españolas en su país. Se consideran españoles, además de maoríes y neozelandeses. La nostalgia del clan de los «Paniora» por España y su antepasado emociona. Por eso hemos deseado que hoy fueran los protagonistas de este programa. Esta es la historia de Manuel José de Frutos Huerta y de sus descendientes, los «Paniora» («españoles», en lengua Maorí).

Los Paniora (La estirpe española de Nueva Zelanda)

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Miguel Sánchez

Empresario. Licenciado en Marketing y en Dirección de Ventas. Escritor de varios libros, sin publicar, aún.  Aficionado a la escritura y a la historia de España.


Caballero Legionario que fue del  IV Tercio Sahariano Alejandro Farnesio, en dónde estuvo en Mando Bandera. Escogido para portar al Santo Cristo de la Buena Muerte, representando a la Xª Bandera.


Congregante del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los Alabarderos y María Inmaculada Reina de los Ángeles, en la Catedral de las Fuerzas Armadas


Luchador nato por el  Valle de los Caídos y sus monjes Benedictinos, por nuestro Cristo Redentor, la Familia, contra el Aborto y la Patria Grande, Unida y Gloriosa, desde la muerte del General Invicto.


Amigo, seguidor y admirador de la figura más transcendental y entrañable del siglo XX español, D. Blas Piñar, mi Caudillo, siempre junto a él, tuve el honor de aplaudirle, ovacionarle, dialogar y abrazarle, porque era mi ídolo y lo seguirá siendo por toda la eternidad. Y tengo el orgullo, que de  sus magníficos libros escritos, poseo unos diez, dedicados, con cariño y con su pluma de oro, como escritor en la excelencia.


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Abelardo Jiménez

ASI ES LA GRANDEZA ESPAÑOLA

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