21/11/2024 11:39
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El misterioso mundo de internet, con sus múltiples ventajas e inconvenientes, nos ha abierto las puertas a un fascinante universo de conocimiento de hechos, en tiempo real, que nos permite plantarnos, en un plis plas, aunque sea de forma virtual, en cualquier punto del globo terráqueo para conocer lo que allí está sucediendo.

De igual forma que esta maravilla de la moderna comunicación puede sorprendernos con sus beneficiosas aplicaciones cada día, también los hilos de la telaraña tejida por la red pueden engancharnos y convertirnos en sujetos pasivos de cualquiera de las estafas que, camufladas como siempre tras la típica piel de cordero, ocultan las fauces de un lobo feroz capaz de causarnos una más que desagradable sorpresa en forma de timo.

Atrás se van quedando aquellos timos de película española de los 60 en que el timador, disfrazado de “tonto de pueblo” o mostrando una alarmante estado de necesidad, se aprovechaba de la “buena” intención del timado que no desperdiciaba la ocasión para, poniendo en juego toda su codicia, canjear las “estampitas” de mil pesetas por una pequeña cantidad de dinero o adquirir a bajo precio el “gordo” de Navidad ante la urgente necesidad de abandonar la ciudad que embargaba al poseedor del supuesto décimo premiado.

Pese a todo, a la difusión de este tipo de hechos por medio de la prensa, la televisión o el cine, como queda dicho, la mezquindad humana no deja de funcionar y activarse cada vez que alguien propone el “negocio del siglo” aunque este suene a camelo chino y a la postre se convierta en un timo con todas sus consecuencias; es algo así como un “por si acaso” que nunca da el resultado apetecido.

Timos tan típicos y característicos como “el tocomocho”, “la estampita” o “el nazareno” han ido dejando paso a otros que, con resultados más suculentos, se ocultan tras grandes negocios cuyo origen hay que buscarlo, por ejemplo, en un lejano país del continente africano.

Los viejos timos como el del “tocomocho” que no es otro que el del poseedor del billete premiado de lotería que, por razón de urgente necesidad, lo vende a la víctima previa ratificación, por parte del “gancho”, de la veracidad del premio o el de la “estampita”, el tonto que cambia su fajo de billetes (estampitas) por una cantidad menor de dinero, van quedando casi como reliquias de otro tiempo y de ellos solo suelen ser víctimas personas de edad avanzada que caen fácilmente en este tipo de trampas.

Sin embargo, en este mundo moderno donde la vida se vive de forma vertiginosa y las comunicaciones experimentan, cada día, considerables innovaciones, hay otros timos de los que son víctimas empresarios desaprensivos que no buscan otra cosa que evadir impuestos, transgredir la norma o simplemente obtener un dinero fácil.

En esta línea se enmarca, por ejemplo, el llamado timo “nigeriano”. Esta figura consiste, muy por encima, en la proposición hecha por una Autoridad o un importante empresario de un país africano que desea, de forma clandestina, evadir una importante cantidad de dinero para lo que precisa una cuenta bancaria donde depositar ese dinero a cambio de una sustanciosa comisión. Lanzado en anzuelo con la carnaza, el presunto timado “pica” sin importarle el hecho de convertirse en ocasional cómplice de un delito de evasión de capital. Tras cruzarse varios correos electrónicos, faxes e incluso llamadas telefónicas, el contacto africano solicita a la víctima le adelante cierta cantidad de dinero, bien como aval, bien para atender unos gastos imprevistos. El timado, seguro de multiplicar su inversión, no duda en acceder a lo solicitado realizando la oportuna trasferencia de un dinero que no verá jamás como tampoco recibirá comisión de tipo alguno.

Otro de los timos característicos de la red es el llamado de la lotería, con un “modus operandi” similar al anterior. El presunto timado, sujeto pasivo del hecho, recibe un correo donde se le notifica que ha obtenido un cuantioso premio en un Sorteo de la Lotería Nacional pese a no haber adquirido billete alguno. Una vez convencida la víctima de la veracidad del hecho, se le solicita cierta cantidad de dinero para la gestión de trámites y una vez que el incauto “pique”, además de no recibir cantidad alguna en concepto de premio, pierde la totalidad del dinero desembolsado.

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La aguda imaginación del delincuente se dispara a la hora de pergeñar cualquier timo por muy extravagante y pintoresco que parezca; se trata de despertar la codicia desmesurada de la víctima que ve en la operación una forma fácil de hacer dinero. De ahí el timo de los “billetes negros” en el que los timadores ofrecen al timado, a cambio de una suma de dinero, un producto químico que permitirá “lavar” una serie de billetes que previamente fueron tratados para poder ser evadidos del país como papel sin valor y en cuya operación no se pueden detener los propietarios de los billetes al sentirse acosados por la inminente llegada de la Policía. Una vez el timado abone la cantidad convenida y los timadores abandonen la escena, tratará en vano de realizar la operación de lavado, que con anterioridad había visto realizar en sus propias narices, no obteniendo como resultado más que un montón de papeles, eso sí con forma de billetes de curso legal.

Hay otros timos, sin embargo, en los que los timadores aprovechan la buena fe de las víctimas; dentro de este tipo se enmarcan los llamados de “la Biblia” o de “la Enciclopedia”, en los cuales, los delincuentes, se hacen pasar por vendedores de libros y con ese disfraz visitan las casas de recién fallecidos, donde haciendo valer una supuesta última voluntad del finado, venden a sus deudos libros de gran valor que una vez cobrados sus importes jamás recibirán.

Son muchos los timos, al menos los más tradicionales y conocidos, que no son denunciados y por tanto se desconoce su comisión. De un lado el sentimiento de culpa de la víctima por tratar de aprovecharse de un estado de necesidad o de clara ventaja con relación al timador a quien, en el fondo, considera víctima. y de otro. por la vergüenza de sentirse burlado por tan pueril engañifa, motivos por los cuales estos hechos no afloran al conocimiento público.

Hoy, internet, la gran red, es un marco idóneo para la comisión de estafas y timos enmascarados tras ofertas de empleo, compras baratas, peticiones de números de cuentas corrientes para supuestos controles de seguridad, ofertas de oportunidades irrepetibles, y un largo etcétera que convierten a este medio en un espacio donde, a veces, nada es lo que parece.

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Se trata, en cualquier caso, de andar con cuidado y hacer bueno aquel dicho de mi Abuela que decía “nadie da duros a tres pesetas”.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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Geppetto

Que mayor timo que el que millones de estupidos sean los que tengan el poder de hacer un gobierno.

JCrespo

El mayor timo no está en Internet, lo sufrimos todos cuando encendemos la televisión…

Geppetto

Para hacer buen uso de toda la informacion que llega a diario hay que haber enseñado al receptador a pensar para que pueda calibrar lo ques es verdad de lo que es manipulacion y para evitar eso estan los sistemas politicos

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