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La joven nigeriana Deborah Yakubu, salvajemente asesinada por ser cristiana

Nunca tuve muy claro, a tenor de la identidad de los otros que compartían conmigo idéntico espacio territorial, si me sentía europeo, al menos en el sentido de formar parte de una suerte de proyecto común capaz de aunar a todos entorno a un objetivo supranacional con capacidad de proyectarse más allá de las fronteras continentales.

Sin embargo, si antes tenía esa duda, ahora siento vergüenza y repugnancia de solo planteármelo ya que, si Europa y los europeos son el fiel reflejo de lo que acaba de demostrar su Parlamento, a mi que me borren pues me da asco de solo pensar en que puedo formar parte de algo regido por una calaña con semejante catadura míralo y humana.

En fechas pasadas, una joven nigeriana, de religión cristiana, Deborah Yakubu, fue brutalmente asesinada, dilapidándola, por una manada -encima universitarios- de talibanes sin escrúpulos de tipo alguno y, posteriormente, su cuerpo quemado cuando aún estaba viva por el simple hecho de profesar, al igual que yo, la religión cristiana que, por cierto, es sobre la que se asienta la tradición y cultura europea o lo que es lo mismo, lo que llamamos civilización occidental.

Pero si este execrable crimen, que debería hacer sonrojar y enervar a cualquiera, de por si demuestra la catadura moral de los miserables que lo cometieron, no se quedan a la zaga esos miembros del Parlamento europeo -sociatas, comunistas, podemitas y filoetarras, toda la basura junta- que no secundaron ni permitieron que se debatiese la moción presentada para condenar semejante salvajada, algo que los convierte, cuando menos, en encubridores del asesinato.

Me pregunto dónde están todas esas tipejas de la izquierda, de la progresía, de la malvada podemía y de los perroflautas en general -la ilustre llorona, la psicópata ex del cherepudo, la filoetarra, la gorda de Barcelona y demás gandalla-, esas que presumen de ser adalides de la defensa de los derechos de la mujer, aquellas que lloraban amargamente por la irreparable pérdida del perro Excalibur, ¿cómo no salen ahora a manifestarse delante de la legación de Nigeria para reivindicar la figura de Deborah Yakubu, exigiendo que se persiga y ejecute a sus asesinos?, ¿no se trataba de defender los derechos y libertades de la mujer o es otra cosa la que buscan estas tipejas con sus discursos incendiarios?, ¿es que hay alguna diferencia entre una mujer cristiana y otra que no lo es?  

Ya habíamos visto que, para esta izquierda, canalla y miserable, no todas las personas son sujetas de los mismos derechos ni poseen el mismo valor. Para esta gentuza, no es lo mismo violar a una joven cualquiera que a otra que en su pulsera luzca la Bandera de España, en la misma medida que, camuflados bajo esa siniestra careta de la supuesta “superioridad moral” -que no tienen y jamás han tenido-, no tiene la misma gravedad, ni merece la misma condena ni reproche, que alguien trate de reventar una de sus juntanzas mitineras -algo que nadie en su sano juicio hace- o que sus cachorros, exultantes de odio y rencor, revienten un acto político de Vox, por poner un ejemplo, como hemos podido comprobar.

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Pues bien, resulta que ahora tampoco la mujer posee un valor por sí misma, si no en función de sus creencias religiosas o su adscripción política y, de esta suerte, una mujer cristiana o de derechas pasa a convertirse en un elemento de segunda fila no sujeto ni siquiera al derecho de la vida.

Sin embargo, en este mismo saco de indignidad hay que introducir a todos los que en el Parlamento europeo se abstuvieron a la hora de votar la moción de condena al vil asesinato de Deborah Yakubu. Se les debería caer la cara de vergüenza pues lo único que han demostrado es que son unos cobardes y unos miserables.

¿Dónde esta la pretendida alianza de civilizaciones?,¿por qué yo tengo que respetar los ritos religiosos de esos asesinos y ellos no lo hacen con los míos?, ¿por qué tengo que soportar que nos invadan, contando con el beneplácito de esa masona e izquierdosa “agenda 2030”, ilegales venidos de países en los que se comenten esas tropelías y además facilitarles el libre ejercicio de su religión cuando ellos no respetan la mía? Son preguntas que deberíamos plantearnos si queremos que nuestra civilización no sucumba.

¿Dónde están todas esas “oneges”, una gran parte de ellas burdos chiringuitos de izquierdas, bien financiadas por los gobiernos, que tampoco han levantado su voz para exigir justicia?

Me da asco Europa, al menos esa Europa de cobardes y acojonados que ha mirado para otro lado, incapaz de levantar la voz para clamar por los derechos de una mujer, Deborah Yakubu, que fue brutalmente asesinada por una turba de criminales, por el mero hecho de ser cristiana.

Sois unos cobardes y con tipejos como vosotros me da asco ser europeo.

Elevo a Dios Nuestro Señor una oración para que, en su infinita misericordia, otorgue el descanso eterno al alma de Deborah Yakubu que, a buen seguro, ya goza de su presencia.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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