19/09/2024 23:00

Si quienes gustan de criminales y los eligen y reeligen supieran que los agravios de éstos habrían de caer sólo sobre sus cabezas de sectarios electores, se guardarían bien de escogerlos. Pero saben que la cochambre que los seleccionados van a generar con sus delitos se extenderá por la totalidad del tejido social, arruinando la convivencia y la patria. Los votan porque, como el arquetipo del envidioso resentido, prefieren sacarse un ojo si al vecino le arrancan los dos. Esa es la naturaleza de estos sufragistas nacidos del infierno. Y por culpa del rencor que corroe las almas de una buena parte de la muchedumbre, el chirriar de dientes lo sufrirá la ciudadanía entera.

En esta contemporaneidad nuestra tan amarga, a aquél que desea que las cosas funcionen bien, que España sea una nación unida, libre y en progreso, que la justicia sea justa, los educadores virtuosos, los intelectuales honestos y los dirigentes incorruptibles, a esa persona, digo, todos los vagos y maleantes al unísono, es decir, toda la escoria, toda esa variopinta canalla formada por depravados, pesebristas, corruptos, odiadores, sectarios y tontos útiles, toda esa gentuza, toda esa repulsiva morralla incapaz de vivir en la excelencia, tiene la consigna y la pulsión innata de tildarle con el epíteto de fascista, franquista o ultraderechista. Y si la chusma vil le acusa de ello, la persona así calificada ha de deducir, por mera lógica, que tal apellido ha de llevarlo como una distinción favorable.

Porque pide justicia para los criminales de todos los colores, es ultraderechista.

Porque ama la verdad y la belleza, es ultraderechista.

Porque ama la vida y está contra la cultura de la muerte, es ultraderechista.

Porque defiende la Cruz, la propiedad privada y la libertad, es ultraderechista.

Porque no cree en la ley del embudo de los falsos demócratas, es ultraderechista.

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Porque desea la unidad de su patria, España, y defiende sus símbolos y tradiciones, es ultraderechista.

Porque declara que la Transición, o el Régimen del 78, junto con su Constitución, han sido una farsa y una trampa, es ultraderechista.

Porque trata de alcanzar la virtud y la excelencia, es ultraderechista.

Porque defiende la religiosidad natural del ser humano, es ultraderechista.

Porque defiende el humanismo cristiano, la cultura y la tradición occidental, un código de principios, la familia…, es ultraderechista.

Porque reclama una educación con textos y enseñantes doctos e íntegros, es ultraderechista.

Porque abomina de nuestros políticos corruptos y traidores, es ultraderechista.

Porque denuncia la hipocresía de los instalados y de sus seguidores, es ultraderechista.

Porque afirma que las instituciones se han convertido lamentablemente en los pilares del Sistema, es ultraderechista.

Porque aborrece las matanzas de nasciturus y la degollina de todos los inocentes, es ultraderechista.

Porque anhela un mundo con leyes justas que se cumplan, calles seguras y enaltecimiento al esfuerzo, a la abnegación y a la prudencia, es ultraderechista.

Porque advierte que los depravados están tratando de mancillar a la infancia y abusar de ella impunemente, como bestias sodomitas y enfebrecidas, es ultraderechista.

Porque dice alto y claro que la tiranía LGTBI es perversión, insania, esterilidad y muerte, es ultraderechista.

Porque sostiene que legislar contra la memoria, contra los sentimientos y contra la vida es el colmo de los extravíos, es ultraderechista.

Porque no ve ni lee los infundios, las insidias y las desinformaciones que los medios de comunicación venales han decidido que vea y lea, es ultraderechista.

Porque no acepta inactiva ni indolentemente las injusticias y los abusos de poder, es ultraderechista.

Porque reacciona ante los desafueros que diariamente acontecen a su alrededor y los cuestiona y recrimina, es ultraderechista.

Porque no forma parte del rebaño, de cualquier colectivo sumiso y tembloroso incapaz de defender la realidad frente a sus impugnadores, es ultraderechista.

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Porque no se pone camisetas pacifistas ni luego va con ellas a propagar odios, incendiar símbolos y sembrar destrucciones, es ultraderechista.

Porque sabe que el buenismo, el pensamiento débil y lo políticamente correcto son falacias adormecedoras y humillantes, es ultraderechista.

Porque grita «Gibraltar español», defiende una hispanidad proverbial, aboga por blindar nuestras fronteras y reivindica nuestra neutralidad activa y arbitral en los asuntos exteriores, es ultraderechista.

Porque está convencido de que los amos del Sistema y sus lacayos son indecentes, codiciosos y genocidas, es ultraderechista.

Porque no tiene miedo a defender en público todo lo anterior, que son sus convicciones, es ultraderechista.

No me espanto de que en el mundo haya necios, pandilleros, cogetrapos, ni gañanes de concejo; tuercebotas, perroflautas, buscayernos, pijoprogres, uranistas…, mas votantes socialistas, rojos visa y lameculos peperos es cosa que no comprende mi longevo entendimiento. Dar papeles a una urna, y decir: «¡Róbame, Pedro!». ¡Por la mula de Belén, que están locos, son canallas o coexisten como puercos!

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
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