
Es insultante, agraviante y miserable la postura de este gobierno formado por traidores e indeseables que desgobierna España y cuyo único objetivo, contando con el apoyo incondicional de todo el lumpen político -golpistas corruptos catalufos, filoterroristas, derechona vasca, separatistas, comunistas y demás ralea-, es cargarse España, su historia y todo aquello que nos hace sentirnos orgullosos de una maravillosa Nación como la nuestra, mancillada ahora por el deshonor y la vergüenza.
Sí, el otro día vimos, en un gesto humillante para los muchos que entregaron su vida por España, como esa filoterrorista bilduetarra, colaboradora del terrorismo, entraba en el Palacio de la Moncloa para satisfacer las ambiciones sátrapas del canalla que lo ocupa.
Sí vimos cómo, con total desprecio a tres millones de españoles, el sátrapa prescindía del tercer partido a nivel nacional, contando, eso sí, con grupos cuya representatividad está más que en entredicho y, encima, son contrarios por definición a todo lo que guarde relación con la Defensa Nacional que les importa una mierda, cuyo tema iban, precisamente, a tratar.
Sí hemos sabido que, por temor a lo que sepa el moro y pueda sacar a la luz, se ha prohibido la celebración del centenario del glorioso desembarco de Alhucemas, una de las páginas más gloriosas de la historia militar reciente. Ahora, sabemos que también los sociatas van a prohibir que el Ejército se sume a los actos que, cada 2 de mayo, celebra la Comunidad de Madrid, recordando aquella memorable jornada de 1808 en que el pueblo y una parte de la guarnición madrileña, encabezada por los insignes Capitanes Luis Daoiz y Pedro Velarde y el Teniente Jacinto Ruiz, prefirieron morir con honor que vivir con vilipendio, levantándose en armas, junto al pueblo, para impedir el dominio gabacho, dando así comienzo a la Guerra de la Independencia que finalmente dejó al sátrapa Napoleón sin plumas y cacareando, como el gallo de Morón.
Pues eso es lo que hay. Prohibición tras prohibición, viviendo en esta dictadura roja que parece que a la mayoría no les provoca ni frío ni calor, empeñados en mirar para otro lado por más que pisoteen, impunemente, nuestra dignidad, orgullo y honor.
¿Cuál será la excusa que argumenten ahora?, ¿el temor a que Macron, si se siente ofendido, desvele los secretos que guarda sobre el desgobierno de España?, o, simplemente, arremeter, una vez más, contra la presidenta Ayuso, para lo cual no importa llevarse por delante una página de las más gloriosas de la Historia reciente de España.
Todos estos corruptos están más empeñados en celebrar la muerte de Franco que en conmemorar, como se merece, los 500 años de la victoria en Pavía, con lo que ello provocó a nivel europeo y que nos reafirmó como la primera potencia del continente.
¿Qué vendrá después?, ¿la prohibición de participar en la Semana Santa?, ¿en los actos conmemorativos de la Batalla de Bailén?, ¿en los del 12 de octubre? ¿Cuál será la siguiente…?
Sin embargo, creo que, en el fondo de todo esto, subyace el temor a que el Ejército, uno de los principales garantes de nuestra libertad y de nuestro orden constitucional, se mezcle con el pueblo, sintiendo ese apoyo y calor que el sátrapa no tiene y que le obliga, como a muchos sociatas más, a no dejarse ver y, cuando lo hace, que se vea rodeado de unas medidas de seguridad extremas para evitar que le suceda como en Valencia y tenga que escapar con el rabo entre las piernas.
Lo que está sucediendo en España raya con la vergüenza y el bochorno. Mientras se pacta o se consensúa la política de defensa con tipos que odian a España y que la seguridad nacional no les preocupa en absoluto y, mucho menos, las Fuerzas Armadas y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a las que odian, se prohíben todos los actos que puedan enaltecer el sentimiento patriótico para, de esta forma, seguir con esa labor de zapa de desarmarnos de todo tipo de valores, convirtiéndonos en un país aborregado, subyugado a no sé qué siniestros poderes, sin orgullo, sin alma y, de esta forma, ellos, mientras tanto, puedan seguir con sus felonías y corruptelas, como vienen haciendo desde sus orígenes.
¿Hasta cuándo…? El Ejército, nuestros Ejércitos, no son del sátrapa, ni de los sociatas ni de toda esa patulea que lo apoya y lo mantiene en la Moncloa. El Ejército, nuestros Ejércitos son del pueblo y ese pueblo quiere que sientan su calor, sus aplausos, su apoyo incondicional, ya que son la garantía de nuestra seguridad como Nación, de nuestra independencia y de la defensa de nuestro suelo patrio.
Sin embargo, el sátrapa y su mariachi están a otra cosa, a crear un Ejército europeo, mandado desde las oscuras cloacas de una Europa débil y cobarde, gobernada por masones, que el día menos pensado si gana unas elecciones un partido de los que no les gusta a los que gobiernan Europa, nos invada lo mismo que aquellos 100.000 hijos de San Luis, que ni eran 100.000 y menos hijos de San Luis, que tanto criticó y critica la izquierda y la pijoprogresía siniestra.
Están borrando nuestra historia de un plumazo y lo hacen, cuando no con la aquiescencia, sí con la pasividad de la mayoría de los españoles. Los jóvenes desconocen, por falta de formación, nuestras gestas históricas; antes bien las estudian deformadas por esa clase docente, la mayoría de izquierdas, que domina las aulas, y los mayores, que las conocen, les parece mejor mirar para otro lado.
Que el sátrapa y toda esa pléyade de miserables serviles que le bailan el agua, no olviden que “La sangre de los que murieron por la Patria, no consiente el olvido, la esterilidad, ni la traición”.
Eugenio Fernández Barallobre
Autor

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José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.
Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.
Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.
Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.
Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022
Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)
"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)
"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)
"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).
"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).
"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).
Otras publicaciones:
"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)
"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).
"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).
"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).
"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
"En el silencio de la noche. Relatos Relatos frente al fuego" (SND Editores 2024)
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Llevamos ya muchas traiciones encima, empezando por los afrancesados, luego liberales. Traiciones que fueron digeridas por todo el pueblo (ya que los altos potentados de la Iglesia fueron dándolos por buenos). Y se hubiera digerido también la traición de la segunda república si no se hubieran excedido con la violencia desatada que ordenaron desde el Comité central, tal como hicieron en Rusia y les funcionó.
Tras el paréntesis Franco, de nuevo los potentados eclesiales volvieron a traicionar al pueblo, engañándolo para que aceptara de buen grado una tiranía satánica de partidos políticos controlados desde fuera que no representaban al pueblo ni por asomo. Juan xxiii el amigo de la masonería y Pablo vi el filocomunista nos dieron la puntilla despreciando toda la tradición española de gobierno confesional católico y entregándonos inmisericordemente a los lobos. Lobos que ya detentaban todo el poder terrenal desde 1945 (salvo en España) y a los que se blanqueó desde dentro del Vaticano, todo para acabar como estamos ahora; ateísmo militante de Estado, apostasía y mutación de la Iglesia oficial Católica, destrucción de la familia, de la patria y del individuo, robo de la propiedad privada en favor del Estado y sus multinacionales asociadas, reducción de la población y esclavización de los que puedan ser útiles.
Menos mal que la película no ha terminado, pero las generaciones post guerra mundial pasarán a la Historia con toda la ignominia y vergüenza que merecen, por haberse dejado destruir por el enemigo celebrándolo, como auténticos necios, algo nunca visto en la Historia.