20/09/2024 18:43
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Siempre grande. Inmortales batallas. Con su hermano y compañero de banda Liam. Felizmente, siempre metido en charcos. Según ha revelado el británico en una entrevista en el excelente podcast de Matt Morgan, rechazo tajante del bozal. Una cuestión de libertad.

El “virus”, por lo visto, te respeta mientras comes

“El otro día iba a Manchester y un tipo me dijo ‘¿puedes ponerte la mascarilla? Porque los agentes de transporte subirán y te van a multar con mil libras. No tienes que ponértela si estás comiendo’. Así que me dije ‘Oh, claro, este virus asesino que está por el tren vendrá y me atacará, pero cuando me vea comiendo un sándwich me dejará en paz por estar almorzando’”, certero Noel.

El músico inglés lo tiene claro. «Ahora nos están quitando demasiadas jodidas libertades”. Las mascarillas en realidad no tienen sentido, aclara Noel y son totalmente innecesarias para la evitar los contagios del “coronavirus” entre la población, algo que tampoco parece preocuparle en exceso. “ Me importa una mierda. Elijo no usar una mascarilla y si pillo el virus es cosa mía, de nadie más. Si todos los demás capullos llevan una máscara, no se la quitaré, y si la llevo yo, no me la quitarán. Creo que es una gilipollez. Son innecesarias y no tienen sentido”, ha concluido el músico.

Un blues contra los capullos covidiotas

Grande siempre lo fuiste, como músico. Ahora, como ser humano. Y siempre Whatever, tu grandioso canto a la libertad. Soy libre para ser cualquier cosa, cualquier cosa que elija. Desde el principio, Oasis demostró ser libre. Todavía hoy, Noel también. Y si quiero cantaré un blues. Contra los capullos covidiotas. En fin.

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Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.