Corría el año 2011 y se llevaba a cabo un costoso proyecto de remodelación de los accesos ferroviarios a Santiago de Compostela aprobado por el Ministerio de Fomento a quien correspondía su responsabilidad.
Por motivos puramente electoralistas, para poder inaugurarlo, para hacerse la foto, el entonces ministro del ramo, José “Pepiño” Blanco, y su equipo de sociatas, sustituyó el tramo último de entrada a la estación compostelana, que debía ser recto para soportar la alta velocidad de los Alvia que iban a prestar tal servicio, por el antiguo trazado que lo hacía en una curva cerrada, acortando así el plazo de terminación de las obras, permitiendo su inauguración “electoralista”.
Y dicho y hecho. En Diciembre de 2011, “Pepiño” Blanco, acompañado, eso sí, de los máximos capitostes del Partido Popular del momento con Feijóo a la cabeza, se hicieron la tan anhelada fotografía.
Claro que para poder hacérsela y debido a que la curva no permitía el acceso de los Alvia a sus 300 km por hora habituales, lo que en las pruebas se comprobó pues los sistemas de seguridad automáticos bloqueaban el tren, se había decidido desactivar tales sistemas dejando la reducción obligada de 300 a 200 km en manos exclusivamente del maquinista, es decir, en manos humanas.
El 24 de Julio de 2013, con Rajoy como presidente del Gobierno y Ana Pastor ministro de Fomento, justo cuando el maquinista del Alvia debía reducir la velocidad para tomar la curva en cuestión, recibió una llamada en su móvil del jefe de seguridad del momento la cual atendió, olvidando, con tal distracción, reducir la velocidad, motivo por el cual el tren descarriló causando 80 muertos y 144 heridos de ellos muchos graves entre los cuales algunos sufrieron amputaciones de miembros, traumáticas in situ.
El ministerio de Fomento con Ana Pastor a la cabeza, como hemos dicho, y Renfe, intentaron colar una investigación de lo sucedido chapucera y más que sospechosa que, finalmente, ante la envergadura y gravedad de lo ocurrido, no prosperó.
Hace unos días, tras 11 largos años de espera, la sentencia ha condenado al maquinista y al jefe de seguridad a dos años de cárcel cada uno, por lo que no ingresarán en prisión, y al pago de un total de 25 millones de euros de indemnizaciones haciendo responsables directos a las aseguradoras de Adif y Renfe. La sentencia es recurrible.
¿80 muertos y ningún culpable?
La corrupción material que nos ahoga, ese meter la mano en la caja, es terrible y escandalosa, pero la moral, aún disfrazada y capitidisminuida de “negligencia” es, a mi juicio, infinitamente peor, entre otras cosas porque es la madre de todas las corrupciones.
La cadena de corruptelas “negligentes” de este caso es paradigmático de otros muchos:
1-El político de turno, en este caso el más que inepto “Pepiño” Blanco, actuó por su propio interés electoralista, y el de su partido, importándole un bledo las consecuencias.
2-Los ingenieros del proyecto no tuvieron inconveniente alguno en plegarse y someterse a él a pesar de esas consecuencias que implicaban el mantenimiento de una curva que debió desaparecer y, pero aún, para subsanar el problema del sistema de seguridad automático cometer la barbaridad de desactivarlo dejando la vida de los pasajeros en manos humanas sujetas siempre a error, a negligencias o a simples imponderables de salud como mareos o ataques cardíacos súbitos.
3-Los responsables de seguridad ferroviaria igualmente se sometieron al dictado de los anteriores.
4-El gremio de maquinistas aceptó el asunto y, más aún, cargar con la responsabilidad personal.
5-Los sindicatos, que tanto las pían cuando se trata de reclamar pretendidos derechos o exigir nuevas “conquistas sociales”, otorgaron con su silencio.
Tal cúmulo de despropósitos surtieron su trágico efecto al cabo de tan sólo un año y medio causando 80 muertos y 144 heridos algunos con amputaciones traumáticas in situ, de lo cuál, según una sentencia nada ejemplar y tardía (11 años después), vulnerando las dos premisas esenciales de la Justicia que son la ejemplaridad y la prontitud, sólo hubo dos culpables… y en realidad ni siquiera eso.
P.D.- Tras este asunto, se prohibió a los maquinistas usar el móvil mientras están de servicio, lo que no quita para que en la soledad de la cabina no caigan en la tentación de consultar el Wasap, echar un vistazo a las noticias o quién sabe si incluso ver una película, por lo que debería prohibírseles siquiera llevarlo encima. Tampoco sabemos si el sistema de seguridad automático está operativo.
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Francisco : Que vas a esperar de un País fallido como este, al final vamos a tener que tomarnos la justicia por nuestra cuenta, como pasó en Francia (Revolución Francesa)es la única solución que hay no hay otra.
Mafia de intocables al servicio de los agentes de los Illuminati (FMI, ONU, UE, PCCh,..) traidora y enemiga del pueblo español. Nadie de entre ellos y sus colaboradores (los restantes partidos parlamentarios y demás furcias judiciales y mediáticas) se responsabilizó en la Bestial oleada liberticida y genocida iniciada en 2019. Ahora, por permitirles robarnos la democracia y haber agallinado con nuestros muertos y enfermos pos cacunales, envalentonados inician la segunda gran oleada genocida, engañándonos y amenazándonos como siempre hacen los títeres de los Illuminati en sus engañabobos teatros pseudodemocráticos
El principal culpable es el maquinista, que tenía la responsabilidad de llevar a los pasajeros sanos y salvos a su destino y, en lugar de eso, descarriló el tren por desatender su deber. Si hubiese justicia el frívolo e inepto maquinista estaría cumpliendo cadena perpetua y, si este tuviese conciencia y dignidad, se habría suicidado el día después de descarrilar el tren.