22/11/2024 12:01
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¿Cómo surge un mito?, ¿Qué mentiras e invenciones lo alimentan?, ¿Cuál es el proceso por el que las mentiras en las que se fundamenta el mito se transforman en fuente primaria?, ¿Cómo y por qué ese mito construido a base de mentiras pasa a ser verdad canónica e irrefutable? 
Decía Miguel de Unamuno ‘Primero la verdad que la Paz’ y ciertamente hoy en España sufrimos una Ley de Memoria Histórica que en realidad pretende reinterpretar el pasado con la intención de establecer una consigna tan falaz como simple: Izquierda víctima/Derecha represora. 
En lo que a la Guerra Civil española se refiere, la matanza de Badajoz, el asesinato de García Lorca, Unamuno Vs Millán-Astray, La ‘desbandá’ de Málaga y el Bombardeo de Gernika son los grandes 5 mitos fundacionales que la Izquierda política, social, cultural, mediática utiliza de manera recurrente de manera propagandística y falsaria, y que contribuyen a establecer premeditadamente una visión sesgada y hemipléjica de un conflicto bélico que pasados más de 80 años desde su finalización, los usufructuarios de la Memoria Histórica pretenden reiniciarlo, revivirlo y eventualmente, ganarlo. 
Cronológicamente la primera gran mentira convertida en verdad gira en torno a la toma de Badajoz el 14 de Agosto de 1936 por las columnas nacionales del Teniente Coronel Juan Yagüe. La ‘corrida de rojos’ y el ajusticiamiento de 4000 personas. ¿Cómo surge, cómo se acepta y cómo se establece una vulgar patraña en verdad indubitada? 
Es imprescindible la figura del periodista estadounidense John T. Whitaker, corresponsal del rotativo New York Herald Tribune y que cubrió para esa publicación la Guerra Civil española. El periodista aseguraba haber entrevistado a Yagüe y este haberle reconocido la matanza. Este es el extracto más conocido de dicha interviú: 
»Naturalmente que los hemos matado. ¿Qué suponía usted ¿ ¿Iba a llevar 4000 prisioneros rojos con mi columna, teniendo que avanzar contra reloj? ¿O iba a dejarlos en retaguardia para que Badajoz fuera rojo otra vez?»
Ahí tenemos la prueba palpable de la masacre de Badajoz, confesada por su principal protagonista, reconocida a viva voz a un periodista extranjero. Tan solo hay un problema: que es MENTIRA.
Whitaker jamás entrevistó a Yagüe. Es más, Whitaker ni tan siquiera se encontraba en España en agosto de 1936 y ni por asomo vivió o reportó la toma de Badajoz por las columnas nacionales. Se lo inventó todo, y no fue hasta pasados muchos años después cuando publicó esa imaginada entrevista en dos magazines estadounidenses.
La primera vez que tenemos constancia de la entrevista de Whitaker a Yagüe fue en el año 1942, cuando se publica en la revista estadounidense Foreign Affair bajo el título ‘A prelude to World War. La segunda vez Whitaker la incluyó en su libro de 1943 llamado ‘We cannot escape History’.
John T. Whitaker entró por primera vez en España, vía Hendaya, el 6 de Septiembre de 1936, sustituyendo a su compañero de rotativo John Elliott, quien había sido expulsado por el servicio de prensa y propaganda del bando sublevado al considerarlo afecto al Frente Popular. Elliot sí había entrado en España para cubrir la Guerra Civil en el mes de julio de 1936. Elliott viajó por la España sublevada y adherido a las columnas nacionales en todo momento, cubrió principalmente los combates del Alto del León en la Sierra de Guadarrama.
Su sustituto para el rotativo New York Herald Tribune, permaneció en España desde el 6 de Agosto hasta diciembre de 1936.
Durante su estancia en España, Whitaker realizó 3 crónicas, firmadas en Cáceres, Torrijos y Talavera de la Reina los días 17, 19 y 25 de septiembre de 1936. En ninguna de ellas se refirió a los acontecimientos de Badajoz ni tampoco a ninguna entrevista al Teniente Coronel Yagüe. 
En 1938, Whitaker regresa a España esta vez en el bando del Frente Popular y escribe sus crónicas para el rotativo Chicago Daily News. Tampoco hace ninguna mención a la ‘corrida de rojos’ en Badajoz ni a esa entrevista en la que Yagüe reconoce la matanza. Nada. 
Fue en París después de su estancia en España cuando Whitaker coincide con el periodista Jay Allen, y este le proporciona la cifra de los 4000 ejecutados. Allen había publicado un artículo para su rotativo el Chicago Tribune el 30 de agosto de 1936 llamado ‘City of Horros: Slaughter of 4000 at Badajoz’. Ocurre que Allen tampoco se encontraba en Badajoz cuando él asegura que ocurrieron esos hechos.
El propio Juan Yagüe ofreció en Badajoz y el mismo 15 de agosto, una rueda de prensa a la que acudieron más de 40 periodista, nacionales y extranjeros, fotógrafos y camarógrafos, en donde por supuesto los reporteros le preguntaron al Teniente Coronel por el número de muertos. Concretamente fue el periodista portugués Mario Neves quien trabajaba para el periódico Diario de Lisboa quien ofreció la cifra de 2000 fallecidos. ‘Well, perhaps not as many as that’ (No deben ser tantos), fue la respuesta que en vivo y en directo ofreció el militar español.
Un compañero periodista de Whitaker, llamado Hubert R. Knickerbocker, que trabajaba para el servicio internacional de noticias, sí entrevistó a Yagüe, interviú que se publicó en el rotativo The Tyrone Daily Herald de Pennsylvania el 10 de Octubre de 1936.
Sin embargo tenemos que ha sido una entrevista inventada, ficticia, falsa, la que ha creado el mito de los 4000 ejecutados y la ‘corrida de rojos’.
El propio Whitaker, estando en zona controlada por el Frente Popular, publicó un artículo laudatorio al ya General Yagüe y que se publicó en el Washington Evening Star el 12 de Mayo de 1938. 
La realidad es que el mito de la matanza de  Badajoz se basa en el principio Testis unus, Testis nullus’,  es decir, en la orientación del Derecho Romano por la cual un principio de evidencia donde la prueba únicamente es corroborada por un solo testigo, no constituye evidencia. Si esa prueba además se basa en una mentira, como lo es una entrevista inventada, entramos directamente en el terreno del BULO QUE GENERA EL MITO. 
Cualquier historiador que se precie de serlo, debe desechar la falsa entrevista de Whitaker a Yagüe como fuente de información fidedigna. El testimonio de Whitaker no fue coetáneo a los hechos narrados, sino completamente extemporáneo y además, ficcionado con intenciones propagandísticas, y sin embargo en esa falsa entrevista se fundamenta precisamente ‘el mito de la matanza de Badajoz’.
Como vemos, pergeñar relatos extemporáneos e inventados, es una de las características fundamentales por las que se construye la Ley de Memoria Histórica. Es nuestra obligación combatirla desde la verdad, que desde luego NO TRAERÁ LA PAZ como ya indicaba el bueno de Unamuno (víctima a su vez del bulo del enfrentamiento con Millán Astray) …y que también comentaremo

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