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Arnaldo Otegui, como reputado secuestrador, solo ha sido condenado en una ocasión. Secuestro de Luis Abaitua Palacios, director de la planta de neumáticos de Michelín en Vitoria. Según el fallo judicial, el criminal hecho se produjo a las 13,45 horas del 19 de febrero de 1979 en la capital alavesa, Arnaldo Otegi Mondragón (al que apodaban el Gordo, 20 años) y otro etarra, de nombre Luis María Alkorta Maguregi (alias el Bigotes), dieron “cumplimiento a las consignas y órdenes recibidas de la cúpula de ETA pm».
¿Jugando a la ruleta rusa con el secuestrado?
Al día de hoy, hasta cuatro sentencias, han condenado por este secuestro a Otegi y a otros siete miembros de la banda asesina ETA (entre ellos, dos mujeres). Al Gordo y al Bigotes los consideraron “autores y criminalmente responsables de un delito de detención ilegal”.
Aparte, como afirma la familia Abaitua, lo bien que se lo tuvieron que pasar mientras duró el secuestro, echándose unas risas imagino, jugando con Abaitua a la ruleta rusa. Según la referida sentencia, debían cumplir “seis años y un día de prisión mayor” e indemnizar a Luis Abaitua “por daños físicos y morales”, de forma conjunta, con “100.000 pesetas” (más de 1.330 euros, al cambio actual). Ambos terroristas se declararon insolventes. Hasta hoy.
¿Robos y estragos?
De todas formas, en algo coincido plenamente con El Gordo, celebérrimo hombre de paz, Zetapé y sus minas de oro dixit. La mafia judicial española me merece muchísima menos consideración que a él. Como payaso milikito (los crueles polimilis que se negaron a disolverse), frase memorable en la basura hagiográfica de Antoni Batista. «Por lo menos eso es lo que dice el juez». Cuando te conviene, Milikito. Por lo cual, prefiero rememorar sus peculiares absoluciones en su avatar explícitamente criminal. Y otro memento, poro siempre abierto. Asunto que dejo para el final, posible vinculación al asesinato de Pedro Luis Arias Ergueta, directivo de Michelin.
Rememoremos. Fue investigado por al menos tres secuestros más, uno de ellos frustrado, y por otros ataques que datan de los setenta. Por ejemplo, en un sumario de 1980, el Gordo fue imputado por robos y estragos de banda armada. La sentencia acabó condenando sobre este asunto a varios terroristas en 1985, pero en octubre de 1987 se declaró el sobreseimiento libre por prescripción en lo que respectaba a Otegui.
¿Secuestró Otegui a Javier Artiach y Gabriel Cisneros?
El primer secuestro con el que se le relacionó tuvo lugar el 25 agosto de 1978. Fue el de Javier Artiach Meng, presidente de la fábrica de galletas Artiach y de Harino Panadera. También junto al Bigotes. Sobreseimiento en 1988. Otro secuestro, más conocido. Cinco meses después del probado judicialmente secuestro de Abaitua, el 3 de julio de 1979, el intento de rapto en la Villa y Corte del diputado de UCD Gabriel Cisneros, que asombrosamente logró deshacerse de los terroristas y salvaguardar la vida tras ser ametrallado. Consecuencia: gravemente dañado en el estómago. El posterior político pepero siempre señaló «el tiro de Otegi» como la más dolorosa génesis de amargura y desconsuelo y congoja de toda su vida.
¿Secuestro Otegui a Javier Rupérez?
El 11 de noviembre de 1979 se produjo el secuestro de Javier Rupérez, también ucedista. Y el nombre de Arnaldo Otegi no sólo lo dieron los investigadores. Tres compis de fatigas terroristas le vincularon directamente. La etarra francesa Françoise Marhuenda mencionó que el Gordo iba al volante del coche en el que metieron a Rupérez. La otra condenada, Begoña Aurteneche, expuso que alojó a Otegi en su piso y le dio las llaves de su chalé en la abulense Hoyo de Pinares.
Igualmente, uno de los jefes de los polimilis, José Antonio Alcocer Gabaldón (alias Zapatones), atestiguó que Otegi había participado en el secuestro. Eso sí, por falta de pruebas materiales, absuelto. Eso sí: paradigma de sentencia absurda y chapucera. Según dicho detritus jurídico, donde el testimonio de las condenadas no fue utilizado en la vista oral, ni siquiera pudo acreditarse “que ellos fueran conocidos con los apodos de Bigotes y Gordo” ni que formaran parte del llamado comando Kalimotxo. Sic.
El libro ETA pm, El otro camino…o el asesinato de Luis María Hergueta
Magnífico libro publicado en diciembre de 1997 por la editorial – excelente, por otra parte- Txalaparta. Escrito por Giovanni Giacopuzzi.
…Extractos, sin desgaire:
Página 123: “… En la tarde del 19 de febrero de 1979 el comando polimili Jonan Aranguren–Ihara secuestra en Gasteiz al mismo Luis Abaitua Palacios (Directivo de Michelín-Vitoria). En el comunicado de reivindicación ETA pm pide a la dirección de la empresa abrir las negociaciones con los representantes de los obreros….”
Página 194: “… El mismo día (25 de junio de 1980) y en Gasteiz, un comando compuesto de tres personas se acercaba al jefe de las oficinas técnicas de la factoría Michelin de Gasteiz, Luis Hergueta Guinea. Un miembro del comando dispara un tiro en la nuca de Hergueta que muere en el acto. Es la segunda acción mortal decidida de los polimilis después de la escisión de los bereziak”.
Página 194-195: “En su comunicado de reivindicación, la organización polimili señala a Luis Hergueta Guinea como organizador de los servicios de seguridad interior… de Safen-Michelin en Gasteiz”… Según ETA pm durante “el interrogatorio del director de la factoría, Sr Abaitua”, llevado a cabo por la organización el año anterior, se permitió determinar “la estructura de mandos intermedios, esquiroles y colaboradores del servicio de seguridad interior del que era responsable Hergueta “* Kemen, 28, noviembre de 1980. (Boletín interno de ETA pm)….
Y ahora tras la relectura de estos tres fragmentos literarios, me hago la pregunta del millón. ¿Se podría “inquirir” a Arnaldo Otegi, jurídicamente hablando, sobre su «conocimiento» de las informaciones obtenidas al secuestrado Luis Abaitua y que concluyeron, según la propia reivindicación del atentado, con el salvaje asesinato de Luis María Hergueta Guinea?
La banda asesina ETA, dirigiendo el Estado
El narcorrégimen pedófilo del 78, adquiriendo nueva y atroz pieza en el puzzle de su liberticida y criminal consenso. El universo etarra, nuevo miembro del macabro club. El Moñas, brutalmente cristalino: se robustece el bloque para la nueva «dirección de Estado». Y quien estas líneas garabatea, obstinado y latoso, prefiriendo que la impunidad no devenga indefinida. Y definitiva. En fin.
Autor
- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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