23/06/2024 20:37
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John Horvat II es académico, investigador, educador, conferenciante internacional y autor del libro Retorno al orden. Sus escritos han aparecido en todo el mundo, incluidos The Wall Street Journal, The Christian Post, American Thinker, TheBlaze, Crisis, FOX News y The Washington Times, así como en otras publicaciones y sitios web. Cada año concede más de 150 entrevistas en radio y televisión. Lleva más de dos décadas investigando y escribiendo sobre lo que ha ido mal en la cultura y la economía de Estados Unidos, un esfuerzo que culminó con la publicación de su premiado libro Return to Order: From a Frenzied Economy to an Organic Christian Society-Where We’ve Been, How We Got Here and Where We Need to Go.


John Horvat es vicepresidente y miembro de la junta directiva de la Sociedad Americana para la Defensa de la Tradición, la Familia y la Propiedad (TFP), jefe de la Comisión de Estudios Americanos de TFP e instructor del Instituto Sedes Sapientiae de TFP. Además, Horvat es miembro de la Asociación de Economistas Cristianos, la Sociedad de Filadelfia, la Asociación Nacional de Eruditos y el Gremio de Escritores Católicos, así como participante en la Universidad Acton.

Sus investigaciones comenzaron en 1986, cuando fue invitado por el profesor Plinio Corrêa de Oliveira, fundador de la TFP brasileña, para estudiar la crisis de la economía moderna y preparar una respuesta conservadora. El Sr. Horvat sigue estudiando y escribiendo, y ahora es uno de los expertos más solicitados en la materia. Cuando no está escribiendo, Horvat disfruta haciendo footing y practicando esgrima. Vive en Spring Grove, Pensilvania. Puede ponerse en contacto directamente con el Sr. Horvat en jh1908@aol.com

¿Por qué decidió escribir un libro titulado El Retorno al Orden?

El libro tuvo su origen en una comisión especial de estudio formada por miembros de la Sociedad Americana para la Defensa de la Tradición, la Familia y la Propiedad (TFP) bajo la dirección del profesor Plinio Corrêa de Oliveira en Brasil en 1986. Pensó que el libro sería muy necesario en tiempos de desorden y polarización económica y política. Así, dirigió la investigación hacia el desarrollo de una perspectiva católica de la economía y el orden social basada en lo que existía en la cristiandad.

La crisis de las hipotecas subprime de 2008 provocó una intensificación de estos estudios, que yo ayudé a coordinar. El proceso de redacción duró cuatro años y dio como resultado la publicación de Retorno al orden.

¿A qué orden se refiere y por qué hay que volver a él?

El orden es un estado en el que todo funciona de acuerdo con su naturaleza y su fin. Cuando todo hace lo que debe hacer, hay orden porque, como dice Santo Tomás, «la naturaleza es causa de orden». El orden por excelencia es el orden cristiano tal como lo define la Iglesia católica y la ley natural.

Vivimos en una sociedad postmoderna que niega la naturaleza, los fines y las narrativas. Como afirma Russell Kirk, «el orden es la primera necesidad del alma». Debemos volver al orden porque no hay otro lugar adonde ir. Sin nociones básicas de orden, todo se desmorona.

¿Qué es el modelo estadounidense dominante y por qué fracasó este modelo?

El modelo estadounidense es algo que yo llamo una unión cooperativa. Consiste en un vibrante sistema económico basado en la propiedad privada y la libre empresa dentro del Estado de Derecho. Nos proporciona una gran dinamo de producción que genera confort material, prosperidad y bienestar.

Sin embargo, también consiste en el correspondiente modo de vida estadounidense que sostiene que todo el mundo debe tener la máxima libertad para perseguir su felicidad personal siempre que no interfiera en el sueño de los demás. El resultado es un gran consenso universal, una especie de pegamento espiritual que lo mantiene todo unido. Todo el mundo está de acuerdo en llevarse bien y dejar de lado cualquier apego sólido a tradiciones religiosas, ideológicas o universales que puedan resultar divisorias. Este consenso tiende a destruir la comunidad y la moral y promueve el individualismo.

Nuestro modelo estadounidense está organizado como una empresa de accionistas. Mientras las cosas funcionen, todos están contentos. En épocas de crisis como la nuestra, todo el mundo se pelea, y la tradición abandonada se vuelve más importante. Eso es lo que está ocurriendo hoy en día.

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¿Por qué habla de la revolución industrial como un punto de inflexión de la humanidad?

La Revolución Industrial fue un punto de inflexión porque fue una revolución que no se limitó a la religión o a las ideas. Tuvo consecuencias de gran alcance en la vida cotidiana, con implicaciones económicas, culturales, sociales y políticas.

Estoy lejos de negar que la Revolución Industrial dio lugar a un gran progreso material y a una riqueza de gran beneficio para la sociedad. Sin embargo, introdujo en la sociedad lo que yo llamo intemperancia frenética. La intemperancia frenética es un impulso de la economía moderna que busca eliminar las restricciones y gratificar las pasiones desordenadas. Facilita un cambio de ritmo frenético que pone en marcha tendencias y procesos económicos que causan grandes trastornos financieros y sociales.

Creo que nuestros sistemas económicos serían hoy mucho más prósperos y ordenados si estuvieran marcados por el orden cristiano y no por la frenética intemperancia de la Revolución Industrial.

¿Cuál es la paradoja de la estandarización masiva?

Creo que los actuales mercados de consumo de masas contienen muchas contradicciones que contribuyen a la intemperancia frenética que está minando nuestra economía y nuestra cultura. Por ejemplo, promete un número casi infinito de opciones pero, debido a su vasta escala, tiende a hacer que todo sea igual sin individualización. Los mercados de masas facilitan un consumo desenfrenado por el que la gente nunca está contenta y siempre quiere la siguiente actualización o modelo.

Los mercados de masas separan al productor y al consumidor, dándole poca voz y ahogando el desarrollo de productos basados en la cultura popular. Por último, los mercados de masas tienden a estandarizar tanto al producto como al consumidor, ya que cada uno debe encajar en categorías basadas en la escala. Creo que el objetivo principal de la producción debería ser satisfacer las necesidades individuales en lugar de adaptarlas a los mercados de masas. Los mercados deberían favorecer lo bueno, lo verdadero y lo bello y facilitar nuestra santificación.

¿Cuáles son las causas de la frustración de la tecnología y las consecuencias de su abuso?

La tecnología nos frustra de muchas maneras. Me limitaré a dos razones.

La primera es que estamos inmersos en la tecnología hasta el punto de que domina nuestras vidas y crea expectativas poco realistas que no llegan a materializarse. Constantemente se nos hace creer que el próximo nuevo invento cumplirá su promesa de felicidad permanente.

Una segunda consecuencia de la tecnología es la masificación: la reducción del hombre moderno a una masa que funciona como las máquinas que le rodean.

Hay muchas consecuencias de la tecnología de masas en nuestras vidas. ¿Puede mencionar algunas?

Una dura consecuencia de nuestra sociedad tecnológica es la manía por la velocidad y la novedad. Crea impaciencia con el tiempo y el espacio basada en la idea de que nada debe interponerse entre nosotros y los objetos de nuestra gratificación.

Otra consecuencia es la náusea por la reflexión. Cuando la velocidad se convierte en una «forma de éxtasis» para entretenernos, el ocio y la reflexión pierden su atractivo. Sin reflexión, las personas crean en sí mismas una superficialidad de pensamiento, una incapacidad para llegar a la profundidad de las cosas. Esto se ve facilitado especialmente por las redes sociales e Internet, con su manía por todo lo que es superficial y poco profundo.


Por último, mencionaré la destrucción del lugar en el mundo moderno. La manía por el movimiento y el cambio contribuye a un estado mental inestable que se manifiesta en una pérdida generalizada del sentido del lugar.

¿Por qué se produce un agotamiento del materialismo y una ausencia de lo sublime?

Creo que nuestra sociedad materialista sólo proporciona una felicidad superficial, ya que somos seres compuestos con cuerpo y alma. Los bienes materiales pueden satisfacer el cuerpo e incluso representar algunos valores espirituales; sin embargo, no pueden satisfacer plenamente las necesidades espirituales del alma.

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El materialismo niega la realidad metafísica, espiritual y sobrenatural. Para resolver este problema, debemos abordar nuestros grandes anhelos metafísicos de significado trascendental, que se encuentran especialmente en nuestra Fe. Una forma de hacerlo es la búsqueda de cosas sublimes, que son aquellas que nos sobrecogen por su magnificencia, belleza y grandeza. Estas cosas ayudan a satisfacer el lado espiritual de nuestra naturaleza y nos acercan a Dios, en quien encontraremos nuestra felicidad.

¿Por qué la sociedad moderna tiende al individualismo?

La sociedad moderna se basa en la intemperancia frenética de deshacerse de todas las restricciones, tradiciones y costumbres. Esto condujo a la destrucción de las estructuras comunitarias y a la atomización de las masas facilitada por la Revolución Industrial. El individualismo es un proceso que busca una libertad cada vez mayor sin restricciones y con pocas reglas.

Podríamos dividir el individualismo en dos clases: clásico y posmoderno. El individualista clásico consagraba la autoconservación como única norma de orden. Hoy, el individualista posmoderno hace del «derecho» a la autogratificación el único derecho absoluto, incluso cuando ese comportamiento es autodestructivo. El individualista clásico destruía las estructuras externas: la tradición, la costumbre o la comunidad. El individualista posmoderno busca destruir aquellas estructuras internas-lógica, identidad o unidad.

¿Cuál es la regla del dinero?

La regla del dinero es el mal uso del dinero facilitado por la intemperancia frenética. Hace que el dinero deje de ser un medio de intercambio para convertirse en la medida principal de todas las relaciones y valores. Todo se reduce a términos comerciales. Disminuye el papel del elemento humano, esencial para el buen funcionamiento de la sociedad y la economía. La actividad económica se vuelve fría e impersonal, mecánica e inflexible.

El imperio del dinero establece un conjunto de valores correspondientes, dejando de lado los valores sociales, culturales y morales tradicionales. Concede más importancia a la cantidad que a la calidad, a la utilidad que a la belleza y a la materia que al espíritu. Contraria a la regla del dinero es la regla del honor.

¿Cómo se podría volver a una sociedad orgánica con un orden virtuoso y providencial?

La vuelta a una sociedad cristiana orgánica sólo es posible cuando, como el hijo pródigo, nos damos cuenta de nuestros errores, rechazamos la sociedad actual y volvemos al Padre. Cualquier solución que no incluya este recurso a Dios, a lo sobrenatural y a su gracia no es una solución. Retorno al orden fue escrito para facilitar el reconocimiento de nuestros errores y el rechazo de los errores actuales. También presenta un futuro posible basado en la sabiduría de la Iglesia y en los logros de la cristiandad.

Como nota final, me gustaría añadir que el libro sólo fue posible gracias a la perspicacia y dirección del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, fundador del movimiento TFP. Tuve el privilegio de tener mucho contacto con él en los primeros días de la comisión.

De momento está disponible el enlace al libro electrónico en español

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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