24/06/2024 13:40

Además de ser un psicópata narcisista de manual de psiquiatría, Pedro Sánchez es un autócrata al más puro estilo bolivariano, de tal forma que desde su llegada a la Presidencia del Gobierno no ha tenido otro objetivo que mantenerse a toda costa en el poder. Para ello, sabedor de que su escaso carisma le impide alcanzar el apoyo mayoritario de la ciudadanía, el psicópata monclovita tiene en mente, tal y como expresó tras su periodo de reflexión, alterar las reglas del juego democrático, en consonancia con lo defendido por el llamado socialismo del siglo XXI. De esta forma, España camina vertiginosamente hacia la instauración de una “democracia iliberal”, esto es, hacia un régimen totalitario con tintes democráticos, que consagra el imperio de la arbitrariedad y la impunidad como forma de actuación de las élites asentadas en el poder, con la consiguiente merma de los derechos y libertades individuales.

En consecuencia, estamos asistiendo al desarrollo de un “Golpe de Estado” comandado por P. Sánchez y secundado por el partido socialista, el bloque comunista y el entramado independentista catalán y vasco, que de consumarse supondría la abolición del Estado social y democrático de derecho consagrado en la Constitución española. Este camino hacia el totalitarismo presenta tres tipos de actuaciones perfectamente diferenciadas, pero absolutamente complementarias de cara al propósito final, el cual no es otro que la eliminación de la Monarquía Parlamentaria y la subsecuente instauración de una República Socialpopulista. Estos tres frentes abiertos contra la democracia y el Estado de Derecho son:

1-La criminalización de la derecha política y social y la reedición del Frente Popular

2-La colonización de la Justicia, representada por el Tribunal Constitucional y el Poder Judicial.

3-El control de los medios de comunicación y la censura de la disidencia ideológica.

Dado que cada uno de estos temas presentan la suficiente enjundia como para ser abordados individualmente, en este artículo trataremos el proceso llevado a cabo por el psicópata monclovita para criminalizar a la derecha política, hasta el punto de pretender encerrarla tras un muro de contención, y a su vez consolidar un renovado Frente Popular capaz de aglutinar nuevamente a socialistas, comunistas e independentistas.

Así, con la finalidad de descalificar a la derecha política, representada por PP y Vox, los partidos socialcomunistas e independentistas llevan años lanzando a través de los medios de comunicación afines y las redes sociales el mensaje de que ambas formaciones políticas están en el espectro de la extrema derecha, presentando por ello connotaciones fascistas que les inhabilitan para participar en el juego democrático. El mensaje, aunque absolutamente falaz, al ser emitido “ad nauseam” ha acabado calando en la opinión pública, de tal forma que revertirlo se ha convertido en una tarea titánica, que además dificulta la exposición de los auténticos planteamientos políticos de la derecha española. En realidad, tanto el PP como Vox son formaciones políticas muy alejadas de cualquier tipo de totalitarismo, estando sus planteamientos ideológicos enmarcados en la defensa de la unidad de la nación española, el respeto a los valores sobre los que se asienta la civilización occidental, el acatamiento del orden constitucional, el apoyo a la celebración de elecciones libres y la apuesta por el desarrollo del libre mercado. Obviamente, todas estas señas de identidad vienen a poner de manifiesto la idoneidad democrática de ambos partidos políticos, de tal forma que, si bien es absolutamente aceptable una crítica razonada de sus postulados ideológicos, de ningún modo se puede admitir la pretensión de la izquierda de expulsarlos del tablero político.

Dicho esto, parece necesario establecer que planteamientos de la derecha son los principalmente tildados de reaccionarios por una izquierda obscenamente instalada en un supremacismo moral a todas luces insostenible. Pues bien, en primer lugar, la izquierda, empeñada en destruir, ha promulgado la llamada Ley de Memoria Democrática, la cual resulta manifiestamente sectaria, ya que, reabriendo viejas heridas, establece la existencia en España de dos bandos irreconciliables, mostrando al bando nacional como la representación de la maldad en estado puro y al bando republicano como la quintaesencia de la bondad. Obviamente, semejante muestra de maniqueísmo no concuerda ni por asomo con lo realmente acontecido, tal y como se han encargado de demostrar numerosos historiadores de reconocido prestigio. Para contrarrestar tan perverso planteamiento la derecha ha planteado una “Ley de Concordia”, la cual tiene como principales objetivos, por un lado, ofrecer a la ciudadanía, sin cortapisas de ningún tipo, los distintos puntos de vista sostenidos por todo aquel historiador implicado en el estudio de lo sucedido durante la II República y la Guerra Civil y, por otro lado, evitar que la división social y el enfrentamiento vuelvan a abrirse paso en el seno de la sociedad española.

En segundo lugar, la izquierda se ha mostrado defensora a ultranza de la llamada ideología de género, la cual establece la autopercepción como el único fundamento del género y el sexo de los individuos, negando de esta forma su existencia en base a parámetros biológicos, para a continuación criminalizar de forma apriorística a los hombres y victimizar a las mujeres, a pesar de que según su propio planteamiento ambos sexos no existen “per se”, lo cual es el colmo de la incongruencia. Además, para plasmar jurídicamente dichos planteamientos, el Gobierno socialcomunista ha promulgado una serie de leyes entre las que se encuentran, la “ley de violencia de género” que consagra la desigualdad ante la ley de hombres y mujeres e invierte la carga de la prueba, la “ley trans” que permite comenzar el cambio de sexo a partir de los 16 años sin que para ello se requiera el consentimiento paterno ni la existencia de informes médicos, lo cual constituye una indefensión manifiesta de los adolescentes, y finalmente, la “ley del solo sí es sí” que supuso la puesta en libertad o la disminución de la condena a más de mil depredadores sexuales. Evidentemente, ni el PP ni Vox están de acuerdo con semejante cúmulo de despropósitos, defendiendo la existencia biológica de hombres y mujeres, la libertad a la hora de vivir plenamente la propia orientación sexual, la igualdad ante la ley de ambos sexos y el endurecimiento de las penas para los violadores, todo lo cual no es otra cosa que una muestra de racionalidad y sentido común. Es más, ninguna de las dos formaciones políticas pretenden en ningún caso minimizar la existencia de violencia contra la mujer, pero sí de establecer, mediante los pertinentes estudios, cuáles son las causas implicadas en dicha situación -como pueden ser el machismo, la inmigración ilegal musulmana, las enfermedades mentales o el consumo de drogas- para de esta forma estar en disposición de dar una respuesta adecuada al problema que supone la protección integral de la mujer, algo que no ha conseguido el Ministerio de Igualdad, ya que no ha logrado disminuir la violencia de género, aunque, justo es reconocerlo, lo que sí ha conseguido es mejorar el nivel de vida de las numerosos activistas que forman parte de la red de ONGs feministas espléndidamente subvencionadas por el Gobierno socialcomunista, fundamentalmente con fines clientelares.

En tercer lugar, la izquierda no solo se muestra incapaz de luchar eficazmente contra la inmigración ilegal, sino que con su política de subvenciones a los inmigrantes en situación irregular provoca un efecto llamada que ha hecho que la llegada de ilegal de inmigrantes, según datos oficiales, haya aumentado en el año 2023 nada menos que un 82%. Evidentemente, tan desmesurada afluencia hace imposible que los inmigrantes puedan ser absorbidos convenientemente, de tal forma que tan solo les queda integrarse en la economía sumergida o dedicarse a la delincuencia, con el consiguiente perjuicio para la economía nacional y la seguridad ciudadana. Además, se da la particularidad de que muchos de estos inmigrantes ilegales son musulmanes que acaban ocupando barrios enteros, para así formar guetos donde imponer la sharia o ley islámica, contraviniendo de esta forma el ordenamiento jurídico propio del país de acogida, algo que ya está ocurriendo en muchos países europeos que adoptaron políticas de aceptación masiva de inmigrantes. La derecha por su parte no está en contra de los inmigrantes, pero sí del descontrol migratorio y por ello plantea un reforzamiento de los controles fronterizos, una repatriación inmediata de los inmigrantes con orden de expulsión o que cometan delitos y el establecimiento de acuerdos de acogida con terceros países que permitan a las personas que llegan a nuestro país insertarse en el mercado laboral y llevar una vida digna. Por último, por no extendernos demasiado, la izquierda acusa a la derecha de estar al servicio de los empresarios, siendo por ello un peligro para la supervivencia de la sanidad y la educación pública. No es necesario extenderse demasiado en rebatir tal acusación ya que los hechos demuestran que allí donde ha gobernado la derecha no solo no han desaparecido los servicios públicos, sino que ha aumentado la renta per cápita y ha disminuido el número de parados, es decir, ha mejorado la calidad de vida de los ciudadanos en general y de los trabajadores en particular. En definitiva, ninguna de las principales acusaciones vertidas contra la derecha por parte de la izquierda tiene un soporte racional, por lo que solo pueden entenderse como parte de una campaña de agitación y propaganda implementada con la única finalidad de mantener a la opinión pública sumida en el oscurantismo socialcomunista.

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Por lo que respecta a la reconfiguración del Frente Popular es necesario señalar que: en primer lugar, supone una traición a la nación española por poner en peligro su integridad territorial, en segundo lugar, constituye un pacto contranatural por albergar en su seno a opciones políticas con programas no ya diferentes sino palmariamente divergentes y, en tercer lugar, provoca una situación de ingobernabilidad absoluta derivada de la imposibilidad de desarrollar una acción de gobierno sólida, coherente y capaz de contemplar un escenario que vaya más allá de la permanencia en el poder. Buena prueba de todo ello es el resultado de las elecciones regionales catalanas en las qué, si bien se ha producido una victoria del PSC y una importante bajada del voto independentista, el resultado final nos remite a un escenario en el que P. Sánchez se encuentra en una situación de absoluta subordinación al nacionalismo catalán si, como todo parece indicar, pretende seguir instalado en el Palacio de la Moncloa.

Continuará

Autor

Rafael García Alonso
Rafael García Alonso
Rafael García Alonso.

Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, Especialista en Medicina Preventiva, Máster en Salud Pública y Máster en Psicología Médica.
Ha trabajado como Técnico de Salud Pública responsable de Programas y Cartera de Servicios en el ámbito de la Medicina Familiar y Comunitaria, llegando a desarrollar funciones de Asesor Técnico de la Subdirección General de Atención Primaria del Insalud. Actualmente desempeña labores asistenciales como Médico de Urgencias en el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid.
Ha impartido cursos de postgrado en relación con técnicas de investigación en la Escuela Nacional de Sanidad.
Autor del libro “Las Huellas de la evolución. Una historia en el límite del caos” y coautor del libro “Evaluación de Programas Sociales”, también ha publicado numerosos artículos de investigación clínica y planificación sanitaria en revistas de ámbito nacional e internacional.
Comenzó su andadura en El Correo de España y sigue haciéndolo en ÑTV España para defender la unidad de España y el Estado de Derecho ante la amenaza socialcomunista e independentista.
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Ana calonge

Aparte de ser un psicópata, narcisista de manual de psiquiatría. Se le olvida a Vd otras cosas más, es afeminado de andares chulescos de ademanes crónicos, se le da muy bien ocultar su condición.

Alvar

Llevamos 200 años concediendo y entregando. Ya queda poco por entregar.
A la víbora se le aplasta la cabeza, cuando estemos preparados para entenderlo, entonces tendremos una oportunidad.

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