28/04/2024 00:23

Fotografía de presos políticos encarcelados en la Cárcel Modelo de Barcelona. Entre ellos, Lluís Companys, su hijo, Ángel Pestaña, Joan Lluhí i Vallescà o Emili Granier Barrera

Con la nueva “Ley de Amnistía”

PUIGDEMONT QUIERE VOLVER

COMO COMPANYS (1936)

y entrar en Barcelona como Hitler en París. Mussolini en Roma. Fidel en La Habana. Chávez en Caracas o Perón en Buenos Aires

La Historia se repite. Elecciones Generales manipuladas, formación de un Gobierno de Izquierdas (Frente Popular) y urgente Ley de Amnistía. Las elecciones fueron el 16 de febrero y la Ley de Amnistía ya se aprobó en el Congreso el día 21 y publicada en “La Gaceta de Madrid” el día 22. Todo lo cual provocó, de inmediato, la huida del cobarde gallego Portela Valladares como Jefe del Gobierno y la llegada de Manuel Azaña al Poder (de momento como Presidente del Gobierno, algunos días después como segundo Presidente de la República)… y ello supuso también la excarcelación, sin orden ni concierto, sin normas, sin seguridad, la salida de más de 30.000 presos, 3.000 políticos y unos 27.000 presos comunes.

 Entre todos ellos estaba el Presidente de la Generalidad Luis Companys que había sido condenado a 30 años de cárcel.

 La odisea carcelaria del “loco” Companys sería para escribir un libro, ya que pasó por el Buque-prisión “Uruguay”, por la “Cárcel Modelo” de Madrid y por el penal de San Fernando.

 Como novelesco fue su salida de Cádiz el día 23 de febrero (y con él salieron sus Consejeros Gassol, Rovira, Soler, Martí Barrera y Pére Mestre), ya que fue un viaje de regreso a Barcelona triunfal, con una primera estación en Córdoba, donde también fueron recibidos en olor de multitudes. La segunda estación fue en Ocaña, donde les esperaban otro grupo de Diputados catalanes. De Ocaña llegaron a Madrid y se alojaron en el Hotel Palace y fue, ya con Azaña como Jefe del Gobierno, quién negoció con el catalán la reapertura de la Generalitat y la reincorporación a su puesto como Presidente de la misma.

Señores, no les hablo más de esta circunstancia y de este viaje y su reincorporación porque ello lo pueden leer en más detalle en el artículo que les reproduzco de “El Debate” de hace unos años.

Aunque antes me hago eco de un rumor que ya circula por Cataluña, por Waterloo y por el mundo independentista que el huido expresidente Puigdemont se ha propuesto regresar a Barcelona siguiendo la pauta de aquel regreso de Companys. O sea, quiere que sea un regreso a España con honores y concesiones humillantes. Quiere llegar a Madrid en un avión especial con la senyera y personal de su Partido… para ser recibido con honores de Jefe de Estado por el Presidente Sánchez y posteriormente con el Rey Felipe VI… y una vez aprobado todo pasearse por Madrid en coche descubierto para visitar el Museo del Prado y reinaugurar la casa de Cataluña en la capital de España, como nueva embajada.

Y ya no me digan la que piensa montar a su llegada a la capital catalana y llegar en coche descubierto y con más de 2 millones aclamándole por las calles y en su toma de posesión como Presidente de la nueva Generalitat.

Y eso es lo que hay y eso es lo que vamos a ver en los próximos días.

Bueno, pues ahora pasen y lean el artículo de César Alcalá:

 

La amnistía que liberó a Lluís Companys y mitificó a los golpistas catalanes de 1934

El 21 de febrero de 1936, se aprobó la amnistía para todos aquellos que habían sido condenados cono consecuencia de la Revolución de Octubre de 1934

Este 15 de octubre se cumplen 82 años del fusilamiento, en el castillo de Montjuic del presidente de la Generalidad Lluís Companys. Como escribió Francesc Cambó: «El fusilamiento fue un inmenso error de Franco. ¿Injusto? Él, el 6 de octubre de 1934 había cometido igual delito que los militares… y fue indultado. En 1936 él hizo fusilar a todos los militares sublevados» (entre ellos al General Goded). Su fusilamiento está relacionado con este hecho, el no haber amnistiado a los militares que se sublevaron el 19 de julio de 1936. En este artículo hablaremos del delito que cometió en 1934 y su liberación en febrero de 1936.

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El Frente Popular ganó las elecciones que se celebraron el 16 de febrero de 1936. A partir de ese momento se produjeron diferentes motines en varias cárceles y disturbios en las calles. La ciudadanía, supuestamente, reclamaba la amnistía de todos los presos. El 19 de febrero Manuel Portela Valladares estuvo al frente de su último consejo de ministros. Este creía que eran los miembros del Frente Popular los incitadores de aquellos disturbios callejeros. Cansado de todo aquello decidió dimitir. El presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, le pidió a Manuel Azaña que formara un nuevo gobierno. Este duró hasta el 10 de mayo, al dimitir Alcalá-Zamora y ser Azaña nombrado presidente de la República.

 Liberación de Companys

La primera decisión del nuevo gobierno fue hacerle caso al clamor popular. Por eso la Diputación permanente de las Cortes, el 21 de febrero de 1936, aprobó la amnistía para todos aquellos que habían sido condenados cono consecuencia de la Revolución de Octubre de 1934. El documento decía…

«Siendo inequívoca la significación del resultado de las elecciones a Diputados a Cortes en cuanto a la concesión de una amnistía por delitos políticos y sociales, en favor de la cual se ha pronunciado la mayoría del Cuerpo electoral, y tratándose de una medida de pacificación conveniente al bien público y a la tranquilidad de la vida nacional, en qué están interesados por igual todos los sectores políticos; de acuerdo con el Consejo de Ministros, a propuesta de su Presidente y previa la aprobación de la Diputación permanente de las Cortes. Vengo en disponer lo siguiente: Artículo único. Se concede amnistía a los penados y encausados por delitos políticos y sociales. Se incluye en esta amnistía a los Concejales de los Ayuntamientos del País vasco condenados por sentencia firme. El Gobierno dará cuenta a las Cortes del uso de la presente autorización. Dado en Madrid a veintiuno de Febrero de mil novecientos treinta y seis. Niceto Alcalá-Zamora y Torres. El Presidente del Consejo de Ministros, Manuel Azaña Díaz».

También se decretó que fueran readmitidos los trabajadores despedidos y los empresarios tuvieron que pagarles todos los salarios no percibidos desde octubre de 1934

Con la aprobación de este decreto de ley, alcaldes y concejales fueron repuestos en sus cargos. Dicho de otra manera, desde octubre de 1934 a febrero de 1936 los consistorios habían funcionado con una gestora. Pero no acabó aquí la cosa. También se decretó que fueran readmitidos los trabajadores despedidos y los empresarios tuvieron que pagarles todos los salarios no percibidos desde octubre de 1934.

 Proclamación del Estado Catalán

Pues bien, aquel 21 de febrero de 1921 se abrieron las puertas de las cárceles. Aquel día, según cifras oficiales, salieron unos 30.000 presos. Se calcula que salieron unos 3.000 políticos y unos 27.000 presos comunes. Entre todos ellos estaba el depuesto presidente de la Generalidad Lluís Companys. Recordemos que se levantó, el 6 de octubre de 1934, proclamando el Estat Català de la República o, un Estado independiente dentro de la República española. Una figura retórica que no significaba demasiado, pero tenia contento a los de ERC. A las pocas horas fue depuesto, juzgado con gran parte de su gobierno, y condenado a 30 años de cárcel. Desde aquel momento una gestora dirigió la Generalidad y poco después fue disuelta.

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Al abrirse las puertas del Penal del Puerto de Santa María salió Companys y sus consejeros Comorera y Lluhí. De la cárcel de Cartagena salieron los consejeros Gassol, Rovira, Soler, Martí Barrera y Pere Mestre. Todos ellos empezaron una peregrinación de regreso a Cataluña. Por los pueblos que pasaron el recibimiento fue multitudinario. Ocurrió en Córdoba, Ocaña o Madrid. A Ocaña se desplazaron, para recibirlos los diputados catalanes Santaló, Tomás y Piera y Marial; los diputados socialistas Bugeda, Hernández Zancajo, Araquistain y Álvarez del Vayo; los diputados de Izquierda Republicana Carlos Esplá y Velao.

De Ocaña llegaron a Madrid, alojándose en el Hotel Palace. Aquí Companys negoció con el gobierno para que se restableciera la Generalidad. Manuel Azaña aceptó las peticiones de Companys. Con el tema resuelto, regresaron a Barcelona el 2 de marzo de 1936. El recibimiento fue espectacular. Miles de personas lo recibieron y vitorearon. Tomó posesión de su cargo y nombró, de nuevo, a los consejeros destituidos en su día. Un protagonista de primera mano de esos acontecimientos fue Josep Tarradellas. Sobre todo aquello escribió…

Yo siempre pensé que Cataluña necesitaba de España, que era España, al igual que España necesitaba a CataluñaJosep Tarradellas

«Yo estuve allí y lamento decir que aquel día el pueblo catalán se volvió loco, porque aquella jornada se echaron a la calle más de 2 millones de personas enfervorecidas y esquizofrénicas para aclamar al «mártir» Lluís Companys y sus Consejeros y reclamar la independencia. Fue algo increíble y para mí un disparate, sobre todo cuando alguien gritó «¡Muera España!» y miles de voces corearon al alimón aquel grito, como si fuese la salvación de Cataluña y todavía más sorprendente que el repuesto presidente se sumara al griterío con gestos de estar loco… ¡Mon Deu, fue el comienzo de mi viacrucis particular!, pues yo siempre pensé que Cataluña necesitaba de España, que era España, al igual que España necesitaba a Cataluña… Era el anticipo de lo que vendría después, la despiadada Guerra Civil, de la que es mejor ni hablar…».

A partir de ese momento el partido Estat Català y el sindicalista FAI pidió que se persiguiera a las derechas por no haber apoyado el 6 de octubre de 1934, una reforma de la constitución para que encajara con las pretensiones de Cataluña, más autogobierno y promover la independencia. Unas reivindicaciones que no fueron atendidas al estallar, poco después, la Guerra Civil”. (César Alcalá – “El Debate”)

Por la transcripción

Julio MERINO

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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