«Doña Begoña, la “Pelela” juguetona de Valderas (León) en sus años jóvenes, se ha negado a responder a las preguntas de la comisión investigadora de la Asamblea de Madrid».
Decíamos ayer que no hay Gobierno en España porque hay una absoluta carencia de dirección política en el país. Asimismo, afirmábamos que tampoco teníamos presidente del Gobierno, sino simplemente un dadivoso egoísta y frentista para independentistas, golpistas, proterroristas, nacionalistas y antisistema. Y esas prebendas llevan aparejadas una intencionalidad maliciosa como es el «do ut des»: te doy lo que pidas, con tal de que yo pueda seguir en Moncloa. Demasiado liberal la traducción, pero cierta. A ello hay que añadir «su desatención del bien común como hecho irrefutable, su nula valentía, humillante cobardía y permanente desprecio por la ciudadanía».
No toca hablar hoy sobre su vulgar desprecio y habitual intención de humillar a la Corona, pero sí toca hacerlo de la «catedrática» de la Complutense, que es como gusta a doña Begoña que se dirijan a ella, aunque haya demostrado que no es capaz de hilvanar tres frases seguidas, salvo leyéndolas. Eso sí, entre frase y frase, muletilla arrastrada tras doble muletilla. Con razón afirma el rector de UCM que «no hay ningún perfil similar» al de la doña de Moncloa en toda la universidad.
La paranoia que arrastra le ha llevado a sentirse Cristina de Borbón, pero en mudo personaje. Doña Begoña, la “Pelela” juguetona de Valderas en sus años jóvenes, se ha plantado, negándose a responder preguntas de la Asamblea de Madrid. Ésta y su acobardado marido son los mismos que se comprometían a explicar cuanto fuera preciso ante el juez, pero cada vez que los citan se callan como puertas, intentan enmarañar la cuestión, escaquearse, engañar, entorpecer a la Justicia y poner en marcha su mafia de opinión sincronizada. ¿Recuerdan la patraña de «Sor Angélica del bulo fácil» con los dos DNI del juez Peinado y su inmenso patrimonio? Pues quien lanzó el bulo, hoy es consejera en el Consejo de TVE. Favores pagados. En su corazón llevan el odio y la maldad a flor de piel.
Quien calla, otorga. Si algo le sobran al juez Peinado son pruebas contra ella. A ver qué defienden ahora los de la mafia criminal de la Opinión Sincronizada. Ante la comisión de investigación de la Asamblea madrileña, doña Begoña se ha negado a responder. Tan sólo definió su caso como «simple campaña de bulos». A todo lo llaman bulo, pero los bulos los lanza Moncloa y Grande Marlasca. Una y otra vez el juez saca los colores a la «presidenta», al igual que los tribunales a su mentiroso y cobarde marido.
Piensen, amigos lectores, que ella al no tener estudios universitarios, ni siquiera hubiera podido matricularse en la cátedra de la que es codirectora. Si carecía de titulación universitaria, ¿por qué presionaba a la UCM y al rector Goyache para que figurase en su currículum la titulación de «licenciada», además de como «catedrática» de sus dos cátedras? Confieso que, ante tanta insistencia y petición ilegal, yo le hubiera puesto en el currículum «catedrática de la estupidez» o «saltimbanqui del sentido común».
Tanto calla y oculta como miente y se contradice. Compruebo que el ínclito juez Peinado se ha bajado los pantalones ante la visita de la «presidenta» al G-20, donde no ha sido invitada, sino que lo ha tramado con la esposa de Lula da Silva (Rosângela Lula da Silva, más conocida como Janja Lula da Silva) para poder salir de España y no enfrentarse a su detención al regreso. Por cierto, no estaría de más que doña Begoña copiase un poco de Janja Lula da Silva, brillante cabeza y convencida feminista (muy alejada del chiringuitero y denostado y mal llamado feminismo español), socióloga, activista histórica del PT y especialista contrastada en desarrollo sostenible.
En su entorno y en la vida de doña Begoña (quizás demasiadas eñes) no hay más que mentiras, engaños, abusos, chantajes y ninguna buena fe en sus actos, a la vista de lo que conocemos. No sé cómo saldrá esta pareja de Moncloa, pero no saldrán bien y lo harán más pronto que tarde. No tienen más que preguntarle a la doña argentina, Cristina Kirchner, quien, tras intentar engañar a la Justicia e inventarse un atentado contra su persona, le han caído seis años de cárcel e inhabilitación a perpetuidad. Y eso que el fraude era solo 1.000 millones de dólares. Doña Begoña debería recordar que «cuando veas pelar las barbas del vecino, pon las tuyas a remojar».
Volviendo a la nuestro, hay que decir que la citación del titular del Juzgado a doña Begoña era para que se personara en la sede de los Juzgados de Madrid, con el fin de darle a conocer la ampliación de la querella en la que se añaden posibles delitos: apropiación indebida e intrusismo profesional en lo que al software se refiere y que ella utilizó en «su cátedra» de la UCM. Que dé gracias doña Begoña por no haber tenido pasarela para el hazmerreír en la Asamblea madrileña, aunque no tardará en tenerla en el Juzgado correspondiente.
Y si la investigada calló ayer en la Asamblea de Madrid, alguno se caerá de espaldas cuando sepa la cantidad de las dotaciones económicas aportadas a la cátedra por Javier Hidalgo y por Globalia. No se extrañen que salieran corriendo cuando vieron adónde les había metido la presunta corrupta de Moncloa, traficante de influencias, apropiadora indebida (ladrona, pero con matices jurídicos) e intrusa profesional. Habría que preguntarse, ¿por qué presuntos delitos no está investigada?
La buena fe del juez Peinado, le ha llevado a ser condescendiente con la «presidenta». Se ha sabido a posteriori que su abogado detalló al juez Peinado, titular del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid, que el presidente de la República brasileña, Luiz Inácio Lula da Silva, le había cursado una invitación con la que añadía una misiva de Janja Lula da Silva, primera dama brasileña. Todo falso y todo conchabado. La ya conocida “Pelela” de Valderas (explicado en su día) –localidad famosa por la preparación del bacalao en Gatito, Zoilo y Rebeco– no aprende y no será porque no tiene mafiosos a su alrededor.
Mis disculpas a los lectores por el reiterado tratamiento de «doña Begoña» y «presidenta», no exento de mofa y chanza, pero tras su silencio ante el juez y ante la Asamblea madrileña, no me ofrece esta moza ningún respeto.
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