El PSOE de Pedro Sánchez consiguió el poder a pesar de tener el menor número de diputados de la historia, pero el mayor número de asesores de todos los países europeos. Los casi novecientos asesores se ganan sobradamente el sueldo, ya que son auténticos expertos en mantener el poder aplicando doce reglas prohibidas en política, basadas en el engaño y la mentira, como método infalible para mantener el poder:
La regla de la simplificación o del enemigo único la vienen aplicando con VOX, ya que es el único adversario al que aún no ha vencido y no es fácil entender como estos novecientos asesores aún no lo han hecho después de deshacerse de mucha gente del PSOE, de Podemos, de Ciudadanos, del PP de Casado y ahora de Sumar, por lo que no parece una tarea imposible hacer lo mismo con VOX.
La regla del contagio, que han usado con el PP de Feijoo al acusarle de extrema derecha por mantener pactos autonómicos con VOX, la cual al parecer ha producido el efecto deseado en este nuevo Casado acomplejado.
La regla de la transposición consiste en cargar al adversario los propios errores y defectos. Esta regla es clave para entender por qué los ciudadanos creen que la izquierda representa la libertad y el progresismo, cuando realmente representan el colectivismo y la pobreza en todos los países donde gobernaron, pero los liberales y conservadores no son progresistas: aunque generen riqueza, progreso y bienestar y defiendan la libertad, que es su esencia ideológica.
La cuarta regla es la de la desfiguración y exageración, de forma que cualquier frase sacada de contexto hace parecer al PP y a VOX partidos de extrema derecha. En su día se tildó de insolidarios con la paz a la Asociación de Víctimas del terrorismo, y ahora llaman insolidario a VOX porque no quiere extender la política de importación de MENAS e inmigrantes ilegales que tanto defiende la izquierda.
La regla de la orquestación hace años que la practican, al tener controlados a la mayoría de medios de comunicación, cualquier noticia desfavorable a Ayuso y a VOX es repetida de forma insistente y desde varios puntos de vista, para que parezca una enorme monstruosidad, recordando lo que Goebbels decía: “la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas repetidas de forma incansable y presentadas desde distintos ángulos, pero siempre confluyendo en el mismo concepto”.
La regla de la vulgarización consiste en hacer a través del humor la ridiculización de los personajes más destacados del PP y VOX y el desprestigio de sus argumentos al presentarlos de forma ridícula. Quizás por eso se entienda el sueldo de Broncano.
Otra regla es la de la renovación, según la cual el PSOE genera continuamente informaciones, noticias y argumentos nuevos a un ritmo tan rápido que hace que cuando VOX responde un argumento ya sea viejo, debiendo responder a una propuesta nueva, aunque sea falsa, dando una sensación de caos y confusión en la oposición, ya que ninguna de las quejas se termina de resolver y todas quedan como pataletas de alguien intolerante que no se conforma con su papel actual.
La siguiente regla es la del globo sonda, que consiste en el lanzamiento permanente de proyectos que nunca se realizan y que sirven para crear una sensación de que se está gestionando, aunque no sea así.
Otra regla relacionada con la anterior es la de la verosimilitud, por la que cualquier globo sonda que se lance se confirma desde diferentes medios de comunicación afines, así como por reputados técnicos o científicos también afines que dan carta de viabilidad al proyecto, aunque sea descabellado, un ejemplo de esta técnica fue la del grupo inexistente de expertos que asesoraron en la pandemia del coronavirus.
La décima regla es la del silenciamiento, como ocurrió con la sentencia de los ERES y su perdón por el Tribunal Constitucional, que siendo el mayor escándalo de un gobierno en la historia de España, ahora ya exigen las disculpas a los delincuentes condenados que están saliendo de la cárcel.
La penúltima regla es la de la transfusión, en virtud de la cual se está apelando continuamente a sentimientos preponderantes en la multitud, cuyos ejemplos más claros son los temas de la autodeterminación de Cataluña y País Vasco, las leyes de género, la gestión del Gobierno en la crisis del coronavirus, y el perdón a los golpistas catalanes, entendiendo que aquellos que no comparten ese criterio, no están en contra del PSOE, sino en contra de toda la sociedad.
La última de las doce reglas es la de la unanimidad, en virtud de la cual se considera que las opiniones públicas no son más que la suma de conformismos y que se sostienen más que por la propia opinión del individuo por la opinión general que se pueda generar a su alrededor, tal como se aplicó en las manifestaciones realizadas con el “nunca mais”, el “ no a la guerra”, el cordón sanitario a VOX o las manifestaciones frente a las sedes del PP, haciendo ver que se tratan de asuntos de tal importancia que cualquier ciudadano de bien debería apoyarlos.
Ese grupo de los novecientos asesores siguen descubriendo nuevas técnicas, como lo que acaban de hacer acusando al novio de Diaz Ayuso, a Nacho Cano y finalmente con el órdago del reparto de MENAS, sabiendo que con ello romperían los gobiernos autonómicos del PP con VOX, y así tapar durante unos días el escándalo de la familia del Presidente y todo para que el PSOE pueda seguir en el poder un poco más.
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Son hijos de su padre, el diablo, y hacen las obras de su padre, que es mentiroso y homicida desde el principio.
Lenin lo ratificó: «Contra las almas la mentira, contra los cuerpos la violencia».
No hay más, ese es el modus opendi y siempre lo fue.