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En 2011 hablaba con un amiguete de Bilbao de lo que ahora voy a comentarles. Ponía jeta de locuela perplejidad ante algo que las élites psicópatas pusieron negro sobre blanco. Sin cortarse un pelo. Le recordaba a este colega que nos restaban escasos diez años de una cada vez más mermada libertad.

A la sazón, mixturando tres grandes distopías cinematográficas, augurábamos nuestro mundo: Minority report, Juegos de guerra y Deep impact. Decidieron apuntalar el futuro. En nuestras manos estaba evitarlo. Tenían el guion. Más tarde, octubre de 2019, llegó el simulacro con el Evento 201. Algún mes después, marzo 2020, la representación “global” de la falsa pandemia del coronapollas. La primera fase de un horrendo porvenir, salvo que lo sorteemos.

Dictadura planetaria

Allá por mayo de 2010 había sido redactado un documento por la Fundación Rockefeller junto con GNB – Global Business Network, desaparecida consultoría globalista con sede en Usa: onusina agenda 2030 en el horizonte- intitulado Escenarios para el futuro de la tecnología y el desarrollo internacional. La pestilente fragancia de la filantropía y la ingeniería social de los mierdecillas mega-pudientes. En dicho documento se revelan y describen cuatro simulacros que conducirían a toda la humanidad a un mundo hipercontrolado. Escogieron la primera de las cuatro opciones, una falsidemia. El resto, apreciados lectores de ECDE, ya lo han vivido. Y lo que queda.

¿Y qué aparece en este primer escenario, bautizado como Bloqueo de Paso? Pandemias mundiales, provocadas por cepas muy mortíferas de gripe, que matan a millones de personas, secuestros domiciliarios obligatorios, puestos de control de milicos y maderos, tarjetas de identificación biométrica, un mundo absolutamente controlado por los gobiernos con prácticas totalmente dictatoriales. 

La peña del mundo mundial, mientras, acojonada ante el machacón miedo inoculado a tropel por la caja tonta, entregaba voluntariamente su soberanía y su intimidad a estados cada vez más omnipotentes y tiránicos, en la falsa creencia, obvio, de que estos le proporcionarían mayor seguridad y estabilidad. Al final, ni seguridad ni salud ni libertad. Nada de nada.

Ricos muy ricos, pobres muy pobres

Una inquietante y concluyente deriva desde las idiocracias actuales hacia feroces estados totalitarios, basados en un opresivo control policial sobre ideas, movimientos, economía – mientras, se iba mutando hacia otro modelo productivo- y otros ámbitos de la sociedad, donde unos ciudadanos esclavizados sufrían un perenne y pavoroso repliegue en sus derechos y libertades. Colapso económico, inversión: mega-ricachos, clases medias desaparecidas y el lumpen, mayoritario. Una chusmilla hiperdependiente, controlada en todo momento por un Gran Hermano planetario, preocupada a todas horas por llevarse un cacho de pan a la boca.

¿Les va sonando? La alucinante fascinación por la dictadura comunista china es deje habitual en las élites globalistas, a pesar de su acendrado ultraliberalismo. David Rockefeller, devoto admirador de Mao. En este primer escenario, obvio, China es el ejemplo a seguir. Semejante basura totalitaria representa el modelo del que todas las naciones deben tomar nota. Por lo visto, según Bloqueo de Paso, China logra controlar la (falsa) pandemia, precisamente por la rápida adopción de medidas totalitarias. Asevera el documento que «a algunos países les fue mejor, a China en particular, por la rápida imposición y aplicación de la cuarentena obligatoria por parte del gobierno chino para todos los ciudadanos, así como su cierre instantáneo y casi hermético de todas las fronteras, salvando millones de vidas, impidiendo la propagación del virus mucho antes que en otros países y permitiendo una recuperación postpandémica más rápida».

Hacia el transhumanismo

Estados policiales-militares que, no hace falta decirlo, se prolongarían en el periodo posterior a la falsidemia, con el pretexto de «protegerse de la propagación de problemas cada vez más globales, desde pandemias y terrorismo transnacional hasta crisis ambientales y aumento de la pobreza». Más despotismo a la hora de mandar. Puntualmente más arrestos domiciliarios. Uso obligatorio de bozales. Restricciones de todo tipo de contactos personales. El prójimo transformado en potencial enemigo. Irracionales y liberticidas tomas de temperaturas en cualquier lugar público.

Desaparecidas las pymes, pervivirán megacorporaciones y un Estado totalitario formado por el mismo funcionariado inservible y parasitario de toda la vida. Tras esta primera fase, identificación biométrica generalizada, primer jalón hacia el transhumanismo. Los ciudadanos renunciando a su autonomía y privacidad. La libertad, en cuarentena. A punto de convertirse en hermosísimo recuerdo. Las soberanías nacionales cada vez más difuminadas. A punto de ir desapareciendo. La gobernanza global, óptima respuesta ante (imaginarias e inexistentes) amenazas globales.

El transhumanismo, clave. Previamente, toda la porquería tecnológica para vigilarnos y controlarnos mejor. Adictos a las tecnologías de control, posteriormente fusión. Sistémico y sistemática utilización de tecnología invasiva, instrumento al servicio de estados policiales tecnocráticos. La 5-G facilitaría las cosas. Los chips implantados en el cuerpo, previa nanovacunación, operarían en conexión con la 5G.

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Se anunciaba, en el texto que estamos analizado, el escaneado generalizado, utilizando para ello la tecnología avanzada de imágenes por resonancia magnética funcional (FMRI) en los aeropuertos y otras áreas públicas para detectar comportamientos anormales que pueden indicar “intención antisocial” (Sic). Además de envases «inteligentes», una forma de indicar el absurdo control sobre todo aquello que bebamos o comamos. La telemedicina. Más control, más fiscalización: la misma letal iatrogenia, agrego. Y por supuesto, milicos y espías censurando contenidos en la red.

Luchar o morir

Bajo la coartada de falsas amenazas que requieren respuestas internacionales, tiranía. Se sacarán de la manga, si les peta, una falsa bandera de lo que deseen. Llegado el caso, presunta embestida extraterrestre. Destruir el mundo que conocimos no hace tanto y “reformarlo” en virtud de un satánico Nuevo Orden Mundial a su imagen y semejanza. En Bloqueo de Paso, aguardan nuestra respuesta. Probarán nuestra resiliencia (traducción: la tortura de apretujarnos los cojones y comprobar nuestro aguante). Luego protestaremos y, más tarde, otra vez al establo. ¿Y si les sale mal? Depende solo de ustedes. En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.