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Según el discurso de la izquierda parece que todos los ciudadanos, cuando tenemos que ir a una consulta sobre salud o a operarnos, exigimos que nos lleven a un ambulatorio u hospital público y que quien nos atienda sea un médico funcionario público. Pues no es verdad sino una gran mentira.
Lo que deseamos es que nos lleven a un ambulatorio u hospital de calidad y donde nos atienda un profesional bien capacitado. Si el ambulatorio u hospital es público o privado no nos preocupa y si el profesional es empleado del sector público o privado tampoco. Lo que queremos la inmensa mayoría de ciudadanos es que esa atención sanitaria no sea de pago, sino que el Estado la pague ya que para ello pagamos impuestos.
Sin embargo, la izquierda sigue con su actitud de engañar al ciudadano y darle a entender que la sanidad gratuita es sólo la Sanidad Pública. Pues no. Démosle un ejemplo. Existe la Mutualidad de Funcionarios de la Administración Civil del Estado (MUFACE) que ofrece a los funcionarios que están en ella, la posibilidad de optar cada año entre la Sanidad Pública, que ofrece el sector público sanitario (hospitales y profesionales sanitarios públicos) y la que ofrecen las compañías privadas (tales como ASISA, ADESLAS, etc) con su red de hospitales y profesionales privados. Para ello lo que hace la MUFACE es, teniendo como referencia el coste por asegurado en el sector público, sacar a concurso al sector sanitario privado la posibilidad de atender a sus funcionarios públicos en esas condiciones de coste. Con este sistema esos funcionarios públicos, en caso de necesitar atención sanitaria, acuden a la red privada a la que se hayan inscritos y tampoco pagan nada por su atención, ya que al igual que en la sanidad pública su atención es pagada por el Estado con sus presupuestos.
¿Qué ventajas tiene la MUFACE? En primer lugar, da la opción a sus afiliados de elegir. En segundo lugar, informa al Estado de las preferencias de los ciudadanos y en qué sentido mejorar la calidad de los hospitales y de la atención sanitaria pública. Esta información es de gran utilidad para que el gobierno mejore la gestión de la Sanidad Pública que depende directamente de él.
Por ello, en lugar de eliminar MUFACE, que es lo que pretende hacer el gobierno de Sánchez, lo que todo buen gobernante debería hacer es ofrecer un sistema similar a MUFACE a todos los ciudadanos. Por cierto, que el 90% de los funcionarios de MUFACE opta por los servicios sanitarios de las compañías privadas, lo cual es un dato muy significativo.
La izquierda debería ser más seria y demostrar que conoce el papel que tiene el Estado. Debería reconocer que realiza muchas de sus actividades contratándolas al sector privado. Debería recordar que, en tiempos de Franco, tras los destrozos de la guerra civil, las carreteras eran proyectadas por los funcionarios del Estado, ejecutadas con ayuda de Parques de Maquinaria públicos y mantenidas por empleados públicos, los llamados Peones Camineros. Hoy en día la situación ha evolucionado en profundidad. Se ha comprobado que es mucho más ágil y eficiente que el Sector Privado se encargue de construir y mantener en servicio las carreteras. Para ello el Estado contrata, por licitación abierta, los anteproyectos, los proyectos, las obras de construcción, inclusive el control de calidad de las obras, y posteriormente su mantenimiento. Obviamente todo bajo el control y supervisión de los funcionarios públicos para garantizar la limpieza de las adjudicaciones y evitar posibles corrupciones.
Hoy en día hay que abandonar los mensajes anticuados y engañosos. La cooperación entre el Sector Público y el Sector Privado no es “una rendición ante el capitalismo explotador” sino una fórmula para hacer un uso más eficiente del dinero público. Por ello la izquierda debería abandonar el uso político del tema de la Sanidad contra los gobernantes de derecha. Por su parte, la derecha debería no tener miedo a parecer la mala de la película, sino explicar que la convivencia entre la Sanidad Pública y la Sanidad Privada es más beneficiosa para los ciudadanos y, a la vez, ser capaz de denunciar con firmeza la demagogia que hace la izquierda sobre el tema.
Autor
- Administrador Civil del Estado.
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