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Primero porque el confinamiento domiciliario es completamente ilegal. Primera sentencia del constitucional, memento. Imagina, entonces, ese difuso ente político-jurídico bautizado como autoconfinamiento. Pura y abstracta mierda, sin más. Las leyes injustas se deben incumplir. Necesidad ética. Entonces las meras sugerencias (en El Paso, Los Llanos de Aridane y Tazacorte), tan tiránicas como  TODAS sus recomendaciones, ni te cuento. Ya sea con la excusa de un inexistente virus o mediante el ridículo pretexto de haber superado «el umbral de dióxido de azufre».  Gentuza totalitaria. No hagas ni puto caso a los siempre liberticidas pikolos, dóciles perrazos del amo que les toque, dando la brasa, recorriendo la ínsula, flagelando con sus megáfonos. Ni caso, y acabarás vistiéndote por los pies, como un hombre. Ni caso a la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias. Ni cabildo ni hostias. Ni taifa ni gobierno nacional. Ni caso a encarnados semaforitos ni delirantes polladas de emergencias varias. Ni caso. Eso sí, si les quieres hacer caso a tus cocainómanas y terroristas autoridades, asume las consecuencias, culocagado.

Los hombres libres viven sin miedo

Vuestra contigua y  lanzaroteña paisana, la cantante Rosana. Mejor vivir sin miedo. Tal vez, » sin miedo, lo malo se nos va volviendo bueno». Puede, sin miedo, que nos hagamos «aves, sobrevolando el suelo». Del miedo algunos son esclavos…y devienen tal. Miedo a la muerte y miedo vicarios y sucedáneos diversos. Lo dicho, valor.

Ya está bien, palmero, español, hombre libre, viviendo sin miedo no hay riesgo de convertirte en esclavo. Ni del NOM, ni de nada. Otra vez, la lanzaroteña. «Sin miedo a la locura, sin miedo a sonreír». Pues eso. Libres y salvajes, como debe ser.

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Los hombres libres mueren humanos

Campofrío se desmarca del NOM. Bien, muy bien, ya era hora. Acojonados, excelentísimo título para un cortometraje (spot) anti-PLANdemia, protagonizado por Makarra Elejalde y Carlos Areces y dirigido por Iciar Bollaín. Ninguno del citado triunvirato “santito” de mi devoción de ateo, valga la paradoja, ni como artistas ni como personas (por el feroz saqueo y el partidismo comunistoide – y, presunta aporía, ultracapitalista – del mayoritariamente deplorable cine español).

Campofrío, es posible que sus ventas estuvieran cayendo de forma pavorosa y por eso han decidido variar el rumbo, es muy posible. Campofrío decide apostar por la más nuda humanidad.  Joder, algo tan básico, además palabrita de irredento solitario: disfrute y alegría en compañía. Y la multinacional cárnica Campofrío, brutal fábrica de maltrato animal y humano… ¡pero, coño, en tiempo de guerra cualquier agujero deviene trinchera! ¡Y honda gratitud a todos los que han participado en este corto/spot! Y a todos los que aman la vida, la libertad, la verdad, la justicia. Y el sentido común, coño. La humanidad, vamos. En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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