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Luis Felipe Utrera-Molina es licenciado en Derecho y Asesoría de Empresas por la Universidad Pontificia de Comillas, socio del prestigioso bufete J.Y. Hernández-Canut Abogados y árbitro de las Cortes de Arbitraje de Madrid, Corte Española de Arbitraje y de la Corte del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. La Duquesa de Franco designó a Luis Felipe como albacea universal y contador partidor de su herencia.
¿A qué atribuye esa obsesión del gobierno con el Valle de los Caídos y lo que significa?
El Gobierno busca fundamentalmente dividir a los españoles con objeto de anatemizar a una parte de los ciudadanos y fidelizar a los votantes de izquierda, evitando que puedan “contaminarse” con todo lo que signifique la derecha sociológica de España. Para dividir han utilizado dos armas que para mí son verdaderamente satánicas: el odio y la mentira. Son las tres patas de la estrategia del gobierno (división, mentira y odio). Con la mentira y el odio han logrado la división, incluso la división entre los fieles católicos.
Yo ya predije este ataque al Valle tras la profanación de Franco. Muchos obispos pensaron que ya les dejarían en paz y yo les dije que no sabían con quién se estaban jugando los cuartos. El Gobierno tiene clarísimos sus objetivos y no van a parar hasta conseguirlos. Al otro lado no tienen a nadie con la firmeza necesaria para defender lo que nos es propio, un templo, un lugar de culto y su entorno.
¿Por qué resignificar el Valle sería reescribir la Historia?
La resignificación no es más que un eufemismo. Quieren utilizar nuestras propias obras para someternos a una denigración. Buscan utilizar un lugar sagrado para maldecirlo. Pretenden defender un relato absolutamente falsario de la historia y buscar el enfrentamiento y no la reconciliación, como era el espíritu inicial y fin con el que se construyó. Nos quieren hacer recordar que una mitad de españoles masacró a la otra mitad, en definitiva convertir el Valle en un museo de los horrores del franquismo. Buscan la caricaturización y demonización de toda una época. No podemos permitir que vuelvan a enfrentar a los españoles porque asegura la hegemonía cultural y una falsa superioridad moral de la izquierda. La derecha se ha plegado a la izquierda durante mucho tiempo sin poner pie en pared y ya es tiempo de reaccionar.
A nivel legal el hecho de que el Valle pertenezca a Patrimonio Nacional, ¿les da el poder de hacer lo que quieran? ¿Qué límites legales hay?
El tema de la titularidad se está utilizando de forma torticera, pues aquí no hay problema de titularidad sino de jurisdicción. El Valle de los Caídos, al ser una basílica y un lugar de culto, goza de inviolabilidad tal y como consagra el artículo 1-5 de los acuerdos Iglesia y Estado del año 1979. La inviolabilidad significa que el Estado y sus agentes carecen de jurisdicción para realizar actuación alguna sin permiso de la autoridad del recinto.
El problema para ellos es que la autoridad de la basílica estaba en el prior, el Padre Santiago Cantera. Roma ha negociado con el Estado que ellos tomen esa decisión sobre el cese del prior renunciando a la autoridad que les corresponde, como sucede con la Iglesia en China. No se puede justificar esta negociación. No tengo ninguna duda de que el objetivo final será derribar la Cruz. Ellos avanzan por erosión ante la debilidad de la Iglesia, que no defiende lo propio.
¿Cómo valora la destitución del Padre Santiago Cantera?
Lo más doloroso, humillante e inexplicable es que la Iglesia haya permitido que el Estado influyese en la destitución del Padre Cantera y se le haya desterrado del Valle, pese al voto de estabilidad que tienen los benedictinos. Me parece especialmente grave que un obispo sugiriese que el prior haya accedido voluntariamente a su cese para facilitar las cosas. Esto es mentira. El Padre Cantera ha sido desterrado y le han obligado a irse y han dado órdenes a los obispos de no declarar nada al respecto, igual que pasó en la exhumación de Franco.
Pienso que se han excedido todos los límites y a mí se me han quitado las ganas de respetar a quién no se hace respetar, de respetar a quién, siendo pastor y teniendo que dar ejemplo, ha contribuido con el mal permitiendo que triunfe. No me vale de nada que el arzobispado de Madrid saque una nota triunfalista en la que nos vendan la idea de que ha conseguido salvar la Cruz y a los benedictinos. Si seguimos así, creo que lo mejor que podemos hacer es volar la Cruz nosotros para evitar que el Valle se convierta en un museo de los errores y un espacio de odio y enfrentamiento entre españoles.
¿Debería ser declarado cuanto antes el Valle, Bien de Interés Cultural para blindarse contra futuros abusos de poder?
La Comunidad de Madrid tiene una responsabilidad enorme porque desde el primer momento ha hecho dejación de su responsabilidad, pues sin duda ninguna es competente para declarar el Valle de los Caídos como Bien de Interés Cultural. Esto es así mientras la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos no haya sido extinguida. El problema es que no hay voluntad política de hacerlo. La excusa que dio la Comunidad de Madrid es que la Ley de Memoria Democrática prevé la extinción del Valle de los Caídos, el ejercer la competencia supondría una deslealtad institucional al Gobierno de la nación. Esto lo tiene que saber todo el mundo porque es muy grave.
Plataforma 2025 y otras asociaciones tratan de organizar la resistencia contra los ataques al Valle. Pero, ¿Qué debemos hacer los españoles?
Primero tenemos la obligación de denunciar públicamente lo que es una actuación moralmente ilícita por parte de la jerarquía de la Iglesia. Los católicos tenemos que ser conscientes de que la Iglesia no solo es la jerarquía sino somos todos los fieles. La Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo ha sobrevivido 2025 años, a pesar de los errores de la jerarquía. Los católicos seglares debemos de ser conscientes de que somos Iglesia y de que tenemos derecho a denunciar actuaciones que nos parecen contrarias a la moral y a los principios de caridad.
La Iglesia está renunciando a defender lo que es propio de todos los católicos.
No podemos permanecer callados ante una verdadera infamia como es dejar en manos de los que representan el odio y el mal un lugar sagrado que se erigió para el hermanamiento y la reconciliación bajo la Cruz y los brazos de la Virgen. El cardenal Osoro me dijo algo que me dejó estremecido. El Gobierno le había pedido por carta que deshiciese la bendición que en su día se había hecho del panteón de hombres ilustres. Esto me parece algo satánico porque denota que no les es indiferente, que saben de la existencia de Dios y que les molesta lo sagrado. El cardenal Osoro les dijo que evidentemente él no podía deshacer ninguna bendición del pasado.
Autor

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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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» Ellos avanzan por erosión ante la debilidad de la Iglesia, que no defiende lo propio.»
La Iglesia es débil desde los primeros tiempos porque así lo quiso Dios mismo, que se hizo Hombre en Jesucristo, no en un Rey político mesiánico como esperaban los judíos o en un Presidente de gobierno progresista o conservador como esperan los endemoniados por la política hoy a conveniencia de sus propios intereses mundanos. La Iglesia es débil desde la misma noche en la que el Señor fue apresado por los guardias judíos y ordenó envainar la espada a san Pedro, advirtiéndole que si Él lo pedía, al instante se presentaban allí doce legiones de ángeles, pero que entonces no podría cumplir la misión por la que se vino a nosotros, nuestra Salvación y Redención, y ordenó a los Apóstoles no responder hiriendo tras atemorizar a sus captores, que cayeron al suelo cuando le oyeron por primera vez decir «Yo soy». Los Apóstoles no fueron cobardes como se suele afirmar y como se les suele representar, sino que obedecieron al Señor (solo san Pedro fue puntualmente cobarde, pero antes fueron obedientes al Señor), como ayer leímos del evangelio de san Lucas.
La Iglesia no ha sido fuerte jamás, pues la mayoría odia a Jesucristo como Él mismo nos enseñó (Jn 15, 18 ss.) y sigue el ancho camino de la perdición, además de honrarle algunos solo con los labios, y todo el mundo lo sabe. La Iglesia vive gracias a Dios de modo totalmente milagroso, su supervivencia es totalmente imposible en términos humanos. Los cismas prueban la infidelidad que padece en los corazones, incluso de prelados. San Juan advirtió que los anticristos saldrían de nosotros, y que nos guardásemos de ellos. Solo Dios hace triunfar a su Santa Iglesia Católica sobre todos sus enemigos y la hará triunfar definitivamente contra todos sus enemigos, derecha con sus mercaderes incluida, por mucho agorero y falso profeta interesado que pretenda desacreditar la Santísima Voluntad de Dios revelada según la cual las puertas del infierno (que ahora vivimos plenamente) no prevalecerán sobre su Iglesia. Así ha sido y así será, y todo el que contra ella se oponga, será inequívocamente aplastado.
Y en España, el reino más cristiano católico y evangelizador-misionero de la historia de la humanidad, el reino que más mártires, santos, misioneros y soldados de Cristo le ha dado a la Iglesia Católica, el reino católico más fiel y evangelizador de continentes enternos, desde 1931 hasta 1939 no pudo defender a buena parte de sus prelados, consagrados y fieles de su horrorosa tortura y martirio por su fe, ni tampoco buena parte de su invalorable patrimonio, también importante como el Valle de los Caídos, su Cruz y su Basílica, y como las cruces que están derribando de todos los lugares. No es que no quisiera la Iglesia defenderlos, sino que no pudo en su totalidad. Y sí derramó la sangre de sus miembros, nuestros parientes a quien Dios tenga en la gloria, por defenderla: del más de millón de hombres que lucharon en el bando nacional católico de Franco, más de 950000 (más del 95%), eran miembros fieles de Cristo, bautizados, hijos de la Iglesia Católica fiel y verdadera, aunque se les acuse de cobardía ahora, en 2025, por parte de personas de derechas, que no derramaron ni una sola gota de sangre, ni entonces, ni hoy, que llama a los católicos cobardes, lo que son ellos, a los que solo interesa sus negocios y nada más.
La derecha acusa a los católicos de cobardes porque hacemos lo que el Señor nos mandó (orad por vuestros enemigos y por quienes os persigan), salvo casos extremos, lo que el Señor nos viene mandando desde la noche de Jueves Santo cuando mandó «¡Basta!» y se le obedeció, de momento, pero la derecha no ha derramado ni una gota de sangre por defender, en país alguno, la Santa Iglesia Católica Apostólica y a sus miembros, y sí la sangre de otros millones engañados por la derecha y sus sectas protestantes al gusto de sus negocios (la predestinación del rico al Cielo y del pobre al infierno), y algunos de los suyos en búsqueda de sí mismos y de su gloria, no la de Dios, por extender los errores de Rusia por toda la tierra como la historia ha demostrado aunque lo intenten borrar y ocultar o tergiversar a sus masas de votantes. En esa tarea, la derecha fue crucial. Lo negarán, pero el Día del Juicio Final no podrán eludir su satánica responsabilidad. La derecha favorece la expansión del comunismo por toda la tierra a conveniencia de sus intereses mundanos políticos y mercantiles o de negocios. China es hoy un ejemplo incontestable de interés mercantil, tan defendido por las derechas.
Los católicos no solo no tenemos ni un solo apoyo en la política, sino todo enemigos de los que Dios nos libre atendiendo nuestras oraciones o que nos permita exterminarlos a todos mandándolos al infierno, dado que su contumacia en instrumentalizar a su propia conveniencia mundana cualquier conflicto con los siervos de satanás, ya pasa de ser mera enfermedad, testarudez o locura, ya es maldad demoníaca irresoluble.
Dios nos autorice o capitanee para exterminar a todos los enemigos de la Iglesia Católica según consta en Ap 19, pues claro está que no atienden llamado alguno a la conversión y a la penitencia.
«Lo más doloroso, humillante e inexplicable es que la Iglesia haya permitido que el Estado influyese en la destitución del Padre Cantera y se le haya desterrado del Valle, pese al voto de estabilidad que tienen los benedictinos.»
¿Recordamos lo que queremos recordar y olvidamos lo que nos conviene?
¿Qué pasó con el cardenal Segura en 1931?
¿No fue expulsado de España por el gobierno satánico izquierdista de Azaña por críticas acerbas a aquel régimen?
¿Y alguien entonces reprochó a los obispos españoles que no se sabían defender? ¡Claro que no! Por entonces quedó indignada la mayoría de españoles contra Azaña y su gobierno, nunca contra Segura, que decía verdades como puños y no se callaba ni bajo el agua, aunque a Franco, con posterioridad, le provocó dolores enormes injustamente, todo hay que decirlo.
¿Por qué estos argumentos tan falsos para declarar su apostasía cuando más necesidad tenemos de unidad ante ataques del enemigo? Que muchos obispos, que deberían ser sucesores de los apóstoles, se comporten como ministros del gobierno o de la oposición blanda y colaboracionista, no quiere decir que
«Si seguimos así, creo que lo mejor que podemos hacer es volar la Cruz nosotros para evitar que el Valle se convierta en un museo de los errores y un espacio de odio y enfrentamiento entre españoles.»
Solo faltaría eso. Si los españoles católicos de 1936, tras cinco años de vejaciones, destrucciones, incendios, asesinatos, palizas, detenciones, torturas, etc., hubiesen reaccionado así seducidos por los de derechas, culpando a los obispos y sacerdotes de sus desdichas, no hubiera quedado recuerdo alguno de Jesucristo Nuestro Señor en España y los prelados y consagrados no hubiesen tenido que esperar a las chekas y a los paseos, pues hubiesen sido los mismos terratenientes, aristócratas, empresarios, ricos y derechistas los que les hubiesen matado en masa y los hubiesen exterminado por su supuesta «cobardía» en no defender la Iglesia de sus enemigos rojos y antiespañoles, del mismo modo como hicieron conato de lograrlo en pleno siglo XIX cuando quisieron aprovecharse de su patrimonio creando el Estado liberal (conservador) a base de amortizaciones (saqueo y requisa de todo bien eclesiástico que el humilde pueblo regaló a Dios por amor para el culto y que tanto rédito económico podría dar en manos del conservadurismo de negocios entonces llamado liberalismo).
Vaya salvajada lo que este señor acaba de decir, vamos: «no me matas, soy yo el que me mato antes de que tú lo hagas». A lo que llega la soberbia atea o protestante a conveniencia de no confiar en Dios, de no creer en absoluto en Él, de no ser católico verdadero y de querer que la Iglesia no sirva a Dios, sino a la ideología de cada cual.
Solo faltaba que unos «señoritos» acaudalados de derechas enfadados, arrastrasen con engaño a votantes de sus partidos, con un gobierno macro genocida, ultra corrupto y de degenerados de todo tipo rojo y antiespañol ahora, la emprendan como Mendizábal y Madoz y haciendo que paguen las víctimas su frustración. No, si ya creo yo que los del la ideología de Churchill y Eisenhower no son excepción, sino la norma. No. Definitivamente, no se puede confiar en los políticos de ningún tipo, iscariotes como mínimo, sino demonios encarnados.
Evidentemente jamás habrá paz entre los españoles. Entre otras cosas porque tras la muerte se separa a los bienaventurados de los condenados de modo definitivo y eterno. Solo se convive aquí. Y aquí no hay paz ni nunca la ha habido. Lo que no entiendo es porqué se alega la «paz» cuando todo el mundo sabe que no puede haber paz entre trigo y cizaña, entre los que están con Cristo y los que están contra Él. No entiendo por qué se insiste en engañar a los católicos con mentiras sin término, cuando lo que habría es que dar testimonio de la verdad. Solamente puedo sospechar que para no pocos la fe no es más que un pretexto para atraer votos a su opción política, algo así como el fariseísmo o los saduceos en el mundo judío de los tiempos del Señor, que solo persiguen fines mundanos. Qué horror. No, si esta persecución en definitiva va a tener, después de todo, una buena consecuencia: va a sacar a la luz a los verdaderos fieles a Cristo frente a los falsos, que lo único que quieren es instrumentalizar a la Iglesia entera a favor de su partido político y cualquier excusa le vale, el Valle de los Caídos por ejemplo al que no dudarían en volar por los aires antes de que lo hagan otros (por pura soberbia), de tan triste y dolorosa presencia para los que somos católicos y rogamos a Dios que nadie lo toque ni en el más mínimo detalle. La desesperanza destroza incluso a los más aparentemente fieles.