El criminal Pedro Sánchez aún en posesión de los recursos del Estado para obstaculizar la acción imparcial de la Justicia

La expectativa de que Ábalos traicionara a Sánchez ha sido del todo absurda pues los chantajes de unos y otros siempre se resolverán a favor de los imputados y de cuantos están detrás como sospechosos de la maquinaria de corrupción comandada por el número 1. Los acuerdos para no levantar las alfombras deberían darse por hechos antes que pensar en la revelación de los delitos que puedan inculpar a Sánchez. Y en ese juego de engaños públicos y pactos secretos-seguramente el indulto- ha encontrado el gobierno criminal otro pretexto para atacar a la acción de la Justicia. Todo está medido para que Koldo o Aldama se conviertan en los chivos expiatorios como autónomos obradores del delito que investiga la Justicia.

En este pulso de la mafia gubernativa contra valientes jueces en el cumplimiento de su deber, está la demonización de los tribunales y la estrategia de la distracción con el ajado comodín de Franco que todavía sirve para jugar ante los gilipollas esta partida amañada por delincuentes comunes que mantiene secuestrado el poder en España. Porque eso es lo que sucede: una banda criminal sigue en poder de los recursos del Estado para hacer y deshacer al antojo y subvertir la naturaleza legal de las investigaciones en curso. No les quepa duda de que las presiones individuales que soportan jueces y agentes de la ley son las mismas que se han practicado durante años para que Sánchez haya salido hasta ahora impune de sus acciones criminales, encubiertas tras la manipulación de las instituciones y el asalto sectario de los tribunales. Sin embargo, la operación de intoxicación parece haber quedado a medio camino con la resistencia de un Tribunal Supremo que sirve todavía de presa para que el tsunami sanchista no arrase, como en Valencia hasta la destrucción, a España.

En tanto sigue en la presidencia moviendo las fichas ventajistas para despilfarrar las arcas del Estado a su interés delictivo, su corrupción sigue emergiendo con múltiples tramas que convierten La Moncloa en el núcleo criminal todavía influyente. El mayor contendiente contra las mentiras del psicopático ladrón es el pueblo que se manifiesta a través de las redes sociales que no puede controlar. Es por ello que vuelve a regar con 125 millones de euros a los oportunistas y prostituidos medios de desinformación sin conciencia ni vergüenza, para reforzar y contrarrestar las denuncias de la ciudadanía y envenenar de manipulación las fuentes digitales y redes sociales. Así todo, con un Marlaska coaccionando a las Fuerzas de Seguridad del estado y otra Robles frenando la acción del Ejército, también en las garras de mandos afines-o acobardados-al compendio delicuescente del antro monclovita en que se ha convertido la presidencia de España.

La aún temerosa España, cada vez más despierta lejos del letargo que la sumió en la complacencia, la aceptación de los perjuicios que padecía desde que Pedro Sánchez accedió al poder de modo torticero, es consciente de hallarse en una tesitura de supervivencia una vez identificado el depredador que pretende devorarla. La gestión por no decir la ejecución de antes y el después de la tragedia de la Dana en Valencia y Letur, ha puesto en alerta el instinto de sobrevivencia con la certeza, que no sospecha, de que un gobierno criminal se rodea de un halo de oscurantismo sin límites en la intención criminal. Con una masiva destrucción de la vida de personas inocentes, asoma la oscuridad demoníaca de una insensibilidad caracterizada por la sociopatía y cierta intencionalidad revanchista de unos dementes impávidos ante la catástrofe que no han dudado en agravar con la omisión de socorro, a propósito de extender la agonía después de abrirse las compuertas de las presas cuyas aguas salvajes arrasaron a la inadvertida ciudadanía. Millones de españoles sospechan la premeditación y el paso de los días con la actitud del consejo de ministros en pleno levanta aún más sospechas de que hubo alevosía antes y después del paso de la gota fría usada con rastreros fines políticos. Nada es más cierto que el sádico cinismo del monstruo monclovita con absoluto desprecio hacia las víctimas abandonadas.

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Una España aún vacilante que acusa las amenazas de los matones y sicarios del gobierno, aunque despierta, porque de ser consciente del precio verdadero de la libertad ya habría actuado contra su principal enemigo que es el criminal atrincherado en La Moncloa, dispuesto a usar todos los recursos a su disposición para jugar aún más sucio en la huida hacia adelante que le libre de la acción imparcial de la Justicia tras el rastro de masiva corrupción desencadenada sin freno con influencia en todo el gobierno socialista.

La Justicia sigue su curso sorteando las trampas de los criminales. Librarse judicialmente de quien maneja el poder al antojo es un objetivo con sentido de urgencia, cuando Sánchez ha quedado expuesto ante el mundo entero como el delincuente que todavía permanece en la presidencia que no le pertenece ni moral ni legalmente.