05/10/2024 20:11
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Es fama que los yanquis llaman al 7 de diciembre, día del ataque japonés sobre la base de Pearl Harbor, “el día de la infamia”. Es menos conocido que, la mayor infamia cometida ese día, no fue por parte japonesa, sino del presidente Franklin Delano Roosevelt. Conocedor del ataque con mucha antelación, prohibió informar al jefe de la base, para aumentar el daño y estimular a sus conciudadanos a entrar en una guerra que no querían.

Pues Netanyahu y el gobierno israelí han hecho lo mismo este 7 de octubre. Ni el más estúpido se puede creer que los preparativos de un ataque tan sofisticado, con tal despliegue de medios, por tierra, mar y aire, puedan haber pasado desapercibidos al mejor servicio de inteligencia del mundo: el Mossad. Y si lo sabían ¿por qué no se preparó al ejército israelí para repelerlo? Pues lo mismo que en Pearl Harbor. Si la población no quiere guerra, habrá que animarla de algún modo. Ni Roosevelt ni Netanyahu necesitaron ordenar los ataques. Bastó no ponerles obstáculos, y el resto se hizo solo.

Porque para propiciar guerras y conflictos, y no para otra cosa, se creó el artificial estado-polvorín de Israel, contra el deseo de sus habitantes originales y todos sus vecinos.

Los argumentos esgrimidos por la ONU para robar la mitad de su país a los palestinos parecen de chiste. Es como si mañana la Liga de Estados Árabes convenciese a la ONU para que robase a España un par de provincias (Valencia y Granada, por ejemplo) para retornar a los sucesores de los 350.000 moriscos expulsados por Felipe III a principios del siglo XVII. ¿Locura? No menos que lo ocurrido con Israel.

Desde que, contra la razón y el derecho internacional, se inventó Israel en 1948, los palestinos han sido humillados, depauperados y maltratados por el estado israelí. Por su parte, los israelíes sufren con mucha frecuencia ataques crudelísimos de terroristas palestinos. Ambos bandos tienen poderosas razones para odiar al otro, porque ignoran que los verdaderos culpables están muy por encima. Son las élites globalistas los que azuzan ese odio, en su propio beneficio.

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El polvorín lleva siglos organizándose y funciona a la perfección. Y como los españoles no lo veamos muy claro, podemos ser los siguientes, porque nos sobran polvorines encendidos por los globalistas. Desde hace más de 500 años, España tiene uno en el norte de África. Son incontables los enfrentamientos que hemos tenido con los habitantes del Magreb, antes incluso de que Marruecos existiese como país. Y ahí la OTAN no nos va a ayudar. Al contrario. Y si no se lo cree, investigue el 11-M. No se diferencia mucho de lo ocurrido en Gaza.

Otro nos lo han montado las élites globalistas en Cataluña, subsidiando a los políticos dispuestos a apuntarse a un irracional independentismo, que está a punto de estallar. Otro, compartido con el resto de Europa, es la invasión cada vez más acelerada de foráneos, que en lugar de adaptarse, reclaman la adaptación de los naturales –usted y yo- a sus costumbres. Y no está lejos el día que la quieran imponer por la fuerza.

En Israel podemos aprender que todos los conflictos son artificiales y el enemigo no es nuestro vecino, sino el tirano local que sigue órdenes globalistas (¿le suena la agenda 2030?).

Si aprendemos la lección, cuando estos canallas intenten encender un polvorín, sabremos apagarlo y hacérselo pagar muy caro. No existen nuevos virus ni terroristas incontrolados. Todo está bajo control.

Autor

Galo Dabouza
Galo Dabouza
Guerrillero insurgente. El sistema lo describe como negacionista, conspiranoico, anticientífico, egoísta e insolidario. Él se cisca en el sistema y no ceja esfuerzos para derribarlo. No usa trabuco, pero a su ordenador lo llama “La MG-42”.
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Pilar

Extraordinario análisis. Historia pura y dura sin buenismos y sin falsas banderas.

Aliena

Un excelente artículo desde la lapidaria afirmación respecto al publicitadísimo ataque a Pearl Harbour ( no hace ni tres días salía en la tele un documental sobre esto mismo; los que narraban no paraban de repetir que ellos, los estadounidenses, en su gran inocencia, jamás habrían podido imaginar… y la voz de la narradora, con un tono entre lúgubre y espantado, era de traca ); aunque Roosevelt no se limitó a «saber» que se iba a producir un ataque y hacerse el despistado, sino que había multiplicado las provocaciones a Japón para ver si éste «picaba», con el fin de poder decir a su «pueblo»: «¡Ahora ya se ha atacado a territorio americano ( sic )!» pero sin duda eso el autor el artículo lo sabe mucho mejor que yo.
Y muy clara la «lección», pero no parece que haya en España ( y fuera ) muchos dispuestos a aprendérsela.

Geppetto

Los norteamericanos estuvieron provocando al Japon hasta que este, para abrie el bloqueo al que USA los sometia, atacaron la base anval que de forma ilegal mantenian en Filipinas, ataque buscado y que sabian cuando se produciria, hasta la hora del ataque sabia el miserable de paralitico presidente norteamericano.
Ahora es un ataque terrorista

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