21/11/2024 11:41
Getting your Trinity Audio player ready...

No me lo van a creer con la de zascas que le caen: el vacunófilo Steegmann vuelve a la carga con su afán inoculatorio. Dice que hay que poner la cuarta dosis a los mayores de 50. Y que, si no se ha hecho, es por vagancia y negligencia del fraudulento doctor Sánchez, alias Antonio en los foros internacionales.

Para una cosa buena que hace Sánchez, va este señor y se lo afea. No da una.

No sé qué le han hecho a Steegmann los mayores de 50, ni cómo puede pensar que es vago y negligente nuestro entregado doctor y presidente. Ni cómo no se da cuenta de que pedir cuartas, quintas o décimas dosis de una vacuna es reconocer que esa vacuna, no vacuna.

Antes, con una dosis ibas sobrado de anticuerpos. Ahora deben de conseguir un anticuerpo por pinchazo. Parece que han descubierto los fascículos vacunales y gente como Steegmann quiere la colección completa cuanto antes. Para encuadernarla será. Porque para protegerse, como que no. Y ni siquiera nuestro feliz coleccionista de dosis sabe a ciencia cierta de cuántos fascículos se compone esta enciclopedia vacunal de pacotilla.

La gente ha perdido el interés en meterse al cuerpo un mejunje de composición y funcionamiento cada vez menos claros. Oscuros como grafeno e inquietantes como proteína punzante. Después de dos o tres dosis, han tenido alguna de las mil variantes de ese virus con la misma garantía de éxito que el que no se ha vacunado. Y encima pasaron las de Caín con el pinchazo.

La gente ahora está preocupada por otras cosas. Por ejemplo, el terrible cambio climático. Que ha venido de un año para otro. De sopetón. Repentinitis lo llaman.

Las muertes por golpes de calor han crecido exponencialmente este año postvacunal con las mismas altas temperaturas de siempre. Las cifras de ahogados se disparan, los casos de cánceres fulminantes se multiplican. Y no les digo nada los trombos. Hasta en los ojos. La gente muere por la calle con inusual frecuencia en una epidemia de eso llamado repentinitis que está relacionado con el cambio climático. Por esa repentinitis, presentadores y entrevistados colapsan y mueren en directo, frente a las cámaras. Decenas. El último, un diplomático saudí. Se cuentan por centenares los deportistas muertos en plena competición o partido. Es el cambio climático. Y nuestros comportamientos de extremado riesgo como poner el aire acondicionado a menos de 25ºC o a más de 24ºC. Ya nos ha informado El País que puede matarnos. Si es que vamos como locos.

LEER MÁS:  La eurodiputada Margarita de la Pisa valora la petición de prohibir los vientres de alquiler en la UE. Por Javier Navascués

Los incendios provocados también son el cambio climático.

Nos imaginábamos que esto del cambio climático iba a ser progresivo. Que primero veríamos Lérida con mar por aquello del calentamiento de los polos. El caso es que el mar está donde estaba y el calor es, como siempre y antes de cambio, en verano. Y los polos siguen tan fríos como un Frigopie en el congelador. Pero no. El cambio climático está ahí. Algunos conspiranoicos negacionistas incluso creen que, entre dosis y dosis de vacuna, se nos ha metido el cambio climático dentro del cuerpo -el cambio climático es ladino como él solo- y por eso pasan cosas tan raras.

Yo no sé si cada vez que tuitea Steegmann contribuye al cambio climático, pero baja la bolsa y sube el pan. Y las redes lo replican para regocijo de los enemigos de VOX y malestar de bases y afines.

Tanto replique ha llevado a que nuestro antihéroe, que ya había cancelado comentarios, ahora limite la visión de los tweets a amigos y familiares. Es el canto del cisne de un tonto útil de las farmacéuticas. Que tanta paz lleve como descanso deja en las bases y votantes de VOX.

Y es que, en las bases de VOX hay mucha disidencia vacunatoria. Porque saben lo que se cuece. Llegaron a VOX huyendo de la quema, de la sartén y el fuego del siempre negado NOM pese a que sus planes son más conocidos que el tebeo y los airean con la prepotencia de quien se siente impune.

Después de apedreados, insultados y difamados, pueden imaginarse lo que les preocupa que los defensores de la salvífica vacuna les llamen conspiranoicos, negacionistas y los dibujen con un gorro de papel albal.

No son progres, ni falta que les hace. No entienden por qué el progreso es una vacuna por fascículos que no inmuniza, ni en la quinta entrega, de un virus que nunca nadie pudo secuenciar.

LEER MÁS:  Abordar de forma seria y sensata el tema de la inmigración. Por Enrique Miguel Sánchez Motos

A las bases de VOX no les engaña un ególatra farsante pillado en mil mentiras empezando por su título de doctor. No entienden que el progreso es que el tipo no dimita, ni se le anule el doctorado a la vista de las pruebas de fraude.

A las bases de VOX no les engaña un admirador de genocidas metido a revolucionario para ligar con más éxito. Una suerte para España, oigan, que nos haya salido Don Juan en vez de Stalin. Y para sus queridas, a las que ha colocado con más donaire que el mismísimo Marqués de Salamanca. Pero el noble se lo pagaba de su bolsillo. Las bases de VOX no entienden que el progreso sea que paguemos todos el mantenimiento de tales damas. Y que su pericia en el tálamo se convalide como capacidad política haciéndonos a todos la puñeta.

Las bases de VOX saben que el progreso de los progres solo les beneficia a ellos.

A las bases de VOX no les ha engañado ni el PP, partido progre por excelencia que ha sabido ponerse la piel de cordero con cierta maestría. Saben que Feijoo está ahí para no tocar una sola ley del doctor fraudulento y las queridas del Marqués de Salamanca populista. Y tienen la plena seguridad de que nombrará Ministro de Sanidad a Steegmann. O a un facsímil, si el cambio climático -Dios no lo quiera- afectara negativamente a nuestro coleccionista de fascículos vacunales.

Las bases de VOX solo quieren tener la seguridad de que no va a pasar eso con VOX.

Porque las bases de VOX no son tontas. Son gente que ha mantenido el norte con la eficaz persistencia de una brújula pese a las vueltas de campana de una Patria accidentada.

Autor

Casandra Desencadenada