14/01/2025 16:34

La II República, tan añorada y defendida en la actualidad por las izquierdas españolas, no fue sino una imitación, una copia hermoseada de su hermana mayor, aquella que no alcanzó ni tan siquiera los dos años de vida, que gozó de una inestabilidad política sin precedentes, esta República federal concluyó con el golpe del General Pavía, transformándose en República unitaria hasta el pronunciamiento del General Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874, dando paso a la restauración borbónica.

Cabe recordar, como ejemplo del fracaso de este régimen, la sublevación cantonal, en donde se declararon enemigos irreconciliables unas ciudades contra otras, en fin, una orgía de caos y despropósitos con el marchamo del “ genuino español federalista” desintegrador y rupturista.

El 14 de Abril de 1931 la monarquía de Alfonso XIII, es sustituida por un régimen excluyente y supuestamente democrático, la II República española, que derivará en una cruenta y fratricida Guerra Civil.

En ese año tienen lugar las elecciones generales que dieron el triunfo a los partidos republicano-socialistas, con la imposibilidad de que las mujeres pudiesen votar.

El 10 de Agosto de 1932 tuvo lugar la “Sanjurjada”, rebelión contra la República, a cuyo mando estaba el General Sanjurjo; el golpe contó con escasos apoyos en el centro y la derecha, el grueso de esta, la CEDA, lo repudió.

El general Franco, tanteado por los golpistas, se mantuvo al margen; por entonces, su mayor preocupación era que cualquier aventura, pudiera abrir las puertas al comunismo, sin olvidar su estricto sentido de la disciplina y su aceptación de la República, aún sin simpatizar con ella.

La insurrección anarquista en Enero del 33, la matanza de Casas Viejas y la Ley de Congregaciones, indujo al Presidente de La República Alcalá-Zamora a retirar la confianza del gobierno de Azaña; por fin, con motivo de las elecciones del Tribunal de Garantías Constitucionales, Alcalá-Zamora se deshizo definitivamente de Azaña, nombrando jefe de Gobierno a Lerroux, al que no dieron su confianza los republicanos de izquierda y los socialistas, estos últimos, habían roto sus compromisos con los republicanos, y por tanto el Presidente de la República optó por nombrar jefe de Gobierno al radical Martínez Barrio, con la misión de convocar elecciones generales para el 19 de Noviembre del 33, en las que, sí pudieron votar las mujeres.

Comienza el bienio radical-cedista de Alejandro Lerroux y Gil Robles, apoyados por el partido Agrario; la CEDA entra en el Gobierno, excusa que utilizaron los socialistas para amenazar a Alcalá-Zamora con una rebelión de carácter revolucionario, dándole apariencia de acto defensivo.

El movimiento revolucionario se desencadenó el día 5 de Octubre de 1934 y el 6 se sumaba la Esquerra.

Era la Guerra Civil preconizada por el socialista Largo Caballero antes de las elecciones del 33; el 21 de Octubre este siniestro socialista, remedo de Lenin, manifestaba: si nos cierran el paso por la violencia, ahogaremos a la burguesía por la violencia”;” haremos la revolución violentamente”; ”Pongámonos en la realidad…estamos en plena guerra civil….”

Ya el 1 de Octubre, este bolchevique revolucionario, declaraba en un mitin de los tranviarios: “ Nuestro partido es, ideológica y tácticamente, un partido revolucionario, y cree que debe desaparecer este régimen(la República).

Los hilos del golpe los manejaban en la clandestinidad los socialistas Prieto y Largo; el éxito significaba la culminación del programa marxista y la destrucción del sistema burgués.

El General Franco dirigió las operaciones militares para doblegar la sublevación de Asturias el año 34; revolución abanderada por los socialistas y la Cataluña sediciosa y separatista. Sirvió con lealtad y disciplina las órdenes que dimanaban del Gobierno de la República.

En esta situación tan comprometida los monárquicos le urgieron a aprovechar la ocasión para dar un contragolpe derechista, pero él lo rehusó.

En esas fechas aciagas, en Rusia, el diario Pravda se felicitaba de “la lucha heroica y gigantesca” que abría “perspectivas nunca vistas para la revolución española” gracias a que “los proletarios españoles están curados de la enfermedad de las ilusiones democráticas”

Gran sarcasmo y cruel provocación experimenta un español de orden en esta triste y rabiosa actualidad, viendo que el personaje tiene un monumento en Nuevos Ministerios de Madrid, dos moles de bronce dedicadas a exaltar la figura del revolucionario, traidor a la República, y de su adlátere y compinche socialista, Indalecio Prieto.

Dos insignes representantes del PSOE, una pareja de hombres, a los que la Historia de la Patria debe admiración y sentido recuerdo. ¡Qué digo! idolatría y veneración.

Esto es el socialismo español, la verdad histórica, la conveniencia política, el desiderátum de la justicia social y del progreso. Un partido, que lo que no puede tener o poseer, lo destruye.

Con motivo de la condena a muerte del Cte Pérez Farrás, jefe de las fuerzas rebeldes en la Generalidad de Cataluña, las izquierdas y los nacionalistas se movilizaron para el indulto, que Alcalá-Zamora concedió violando la legalidad; Gil Robles pensó en una actuación de fuerza que restaurase la legalidad, contactando con los Generales Goded y Fanjul. Estos le recomendaron, una vez solicitada la opinión de Franco, que no se estimaba prudente ni conveniente tal actuación.

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A principios del año 35, D. Niceto, con el propósito de impedir cumplir el plazo de 4 años al Gobierno de derechas y frustrando su intento de revisar la Constitución, resolvió deshacerse de la CEDA y promover la disolución de las Cortes; los generales deliberaron sobre la posibilidad de salvar el espíritu de la Constitución; de nuevo el General Franco les convenció de que no podían contar con el Ejército para el hipotético golpe de timón.

No es asunto de esta reflexión analizar los orígenes de la Guerra Civil y cómo se llegó a la decisión del levantamiento militar y civil que evitó que España se convirtiera en un satélite de la Unión Soviética, en una colonia del genocida Stalin.

Así como España ha salvado en los siglos VIII y XVI a la civilización europea de la ponzoña del Alcorán, la victoria de los nacionales en la Guerra Civil, bien podría estimarse que fue un factor a considerar, para que en cierta medida Europa no fuese infectada por el virus mortal del comunismo.

Solamente decir que, con justo criterio, Madariaga y otros muchos, destacan que la división del PSOE fue una de las claves para el despeñamiento de la Patria hacia la Guerra Civil; y más aún, la hegemonía del sector bolchevique y revolucionario que encarnaba el “Lenin Español”, Largo Caballero, sobre el grupo que representaba el moderado socialista, Besteiro, y sobre el del infausto Prieto.

¿Quién, una vez, conocidos estos datos históricos, puede afirmar que el general Franco era una persona con tendencias innatas a la sublevación, al pronunciamiento contra el orden establecido?

No se ha hecho referencia a la deriva revolucionaria que se instauró en España, tanto antes de las elecciones de Febrero del 36, como después de ellas; asesinatos, quema de iglesias, asaltos a las sedes de los partidos, secuestros, fraude electoral, extorsiones, y el PSOE y los partidos de izquierda, cada vez más bolchevizados y sometidos al comunismo de la URSS.

¿Hasta dónde puede llegar el comunismo? No tiene límites, su inventario es extenso, veamos: el “crimen en masa” contra las personas, que es la esencia del terror; crímenes contra las culturas universal y nacionales; “contra la paz” (reparto de Polonia, agresión a Finlandia, anexión de los países bálticos…); “crímenes de guerra” (liquidación de la oficialidad polaca en 1939, asesinato o muerte de centenares de miles de alemanes capturados entre 1943-45 en el Gulag….); “contra la Humanidad”(Lenin exterminó a los cosacos en 1920, “descosaquización”, de 1930-33, Stalin acabó con los “kulaks como clase” que se resistían a la colectivización, la gran hambruna ucraniana de 1932-33, 6 millones de muertos, utilización del “arma del hambre” racionando los alimentos en función del mérito o demérito, hambruna de 1922, 5 millones de muertos…)

De estas atrocidades se pasó a la política de represión cotidiana; la “memoria del terror” aseguró la eficacia de la amenaza represiva.

A todo esto hay que añadir la supresión de los derechos individuales, la libertad de tránsito, de expresión, la eliminación de la propiedad privada…..Conclusión, un universal “redil”, “un “paraíso en la Tierra”.

El proyecto comunista tiene vocación mundial, una parte de la Humanidad es declarada indigna de existir. Para matar a los “kulaks, había que declarar “los kulaks no son seres humanos”.

¿Por qué ese débil eco en la opinión pública de los crímenes comunistas y del silencio académico?

Voluntad de los verdugos de borrar sus crímenes o justificarlos cuando no se podían ocultar; intimidación de las víctimas o de los encargados de sacarlas a luz; perversión del lenguaje y poder propagandístico; prostitución de algunos intelectuales; ceguera de Occidente por temor al poderío soviético y cinismo amoral de políticos y especuladores.

Paradisíaco cuadro el aquí reseñado, lo tremendo y descorazonador es que Lenin y Stalin siguen vivos, sin necesidad de traspasar las fronteras, los españoles sufrimos a Pablo Iglesias y sus camadas comunistas, soportamos impertérritos al execrable alpargatero”, muñidor y pregonero de la criminal narco-dictadura venezolana, depredador de las esencias nacionales de España o afligiéndonos a diario en silencio clamoroso y cobarde apatía con los bandazos infortunados y calamitosos del enfermo de la Moncloa, sujeto tan despreciable como amoral, corruptor insaciable de la convivencia y destructor por fascículos del entramado constitucional.

¡Ojalá que no tengan más bien que el que yo les desee!

El oscense, Joaquín Costa, jurista, político, pensador e historiador, máximo representante de regeneracionismo, exclamaba con tristeza y desesperación ¡No tengo hombre!, glosando un texto del Evangelio de San Juan, en referencia al amargo grito que España lanzaba, al ver que la Patria en su crisis presente no encontraba el hombre que pedía y necesitaba.

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En la situación en que España se encontraba, con una República ulcerada, corrompida, enferma, sin futuro vital, avizorando y apercibiéndose de que la Nación demandaba a gritos un hombre, ¿no sería razonable y patriótico pensar que hubiera un español que se pusiese al frente de otros millones de ciudadanos que no estaban dispuestos a consentir, que la única solución para la Patria fuese la sepultura?, ya que “no querían dejar a sus hijos motivo para que los maldijesen, solos, sin Patria, en medio de la noche” (J. Costa )

Ante la campaña, grosera , falaz, sesgada y descarnada, siempre muy alejada de la verdad histórica, inspirada en el revisionismo, en la visceral revancha y en el desquite vengativo, la izquierda en sus diferentes matices, ha desplegado sus baterías mediáticas en un fuego a discreción sobre un terreno, que ya perdieron en su día, y que a toda costa con trapacerías y trilerismos históricos intentan reconquistar en tiempos de paz. Ninguna ley puede reescribir ni cambiar la Historia, pero sí los socialistas, que se conceden a sí mismos patente de corso, mientras la acomplejada derecha, ni sabe ni contesta.

El problema estriba, no en lo que declaran y manifiestan, sino en que tienen secuestrada la escuela, la educación del futuro Cuerpo electoral, que quedara huérfano de discernimiento sobre materias tan necesarias como la comprensión, cuando menos, de la reciente Historia de España.

Estos desalmados carecen de cualquier escrúpulo para tachar de “Brigantes”, reos del grave delito de defender a la Patria, a aquellos que a pesar de darse cuenta de que España está perdiendo el pulso, siguen amándola, atendiéndola y sufriendo por su enfermedad.

Se vislumbra, considerando las actuaciones, hechos y silencios de la clase política que España “está viviendo una nueva época”, sí, los políticos no hacen Nación, lo que hacen es gozarla. ¡Basta ya de chanzas!.

Y qué decir de la llamada clase media, en gran medida, la mayoría, soportan los agravios con su acostumbrada resignación, amodorrados, somnolientos, estabulados y acobardados, aceptando con paciencia ovejuna la tempestad provocada por la política Nacional.

Los hay, que hasta rehúsan, declinan comentar la situación en la que la Nación se encuentra, sienten que se altera su conformada, estable e infecunda existencia, dicho esto, en términos de la manifiesta incapacidad que demuestran para solidarizarse con los graves problemas de España. Da la sensación que por sus venas no fluye la sangre, sino que se pasea.

La Nación se disgrega, los políticos discursean, hacen promesas que no tienen intención de cumplir, mienten, engañan, son como mujeres que, si les cortaran la lengua, hablarían con las narices; J. Costa los define con precisión: “secos y enjutos los cerebros, especie de racimos prensados, que no destilan una sola gota de espíritu para proveer a la salvación de la Patria”.

España vuelve a gritar, que necesita un hombre que afronte con determinación y valentía los gravísimos problemas que la casta política le está planteando, es de imperiosa necesidad que los constantes obstáculos que a diario entorpecen su camino, se despejen con celeridad y sin más dilaciones; tuvimos que padecer al “execrable” y a continuación compadecer y llevarnos un “chasco monumental” con “D. Tancredo”; si queremos resolver los problemas que constriñen a España, y los más graves, por descontado, son el de los independentistas, los hijos del terrorismo etarra, la corrupción política, el afianzamiento constitucional, en definitiva, Sánchez y sus sicarios, debemos reclamar con urgencia en las urnas, que resucite El Cid, pero el de Santa Gadea, cuando obligó a Alfonso VI a jurar que nada tuvo que ver con el asesinato de su hermano, el rey D. Sancho.

Ese es el hombre que demanda España, EL Cid de la toga, y no me refiero a otro traidor instalado en el Tribunal Constitucional, el que se negó, acorde con los Fueros castellanos, a aclamar al nuevo Rey si no juraba su inocencia en el asesinato perpetrado por Bellido Dolfos en las murallas de Zamora. El que replicó ante los brazos del reino: ¡Lo manda la ley!

Delante de las urnas abiertas y con el protocolo que convenga, el candidato a la próxima Presidencia del Gobierno, tendrá que ser obligado por todos los estamentos del reino a jurar: ¡Lo manda la Constitución!

E incluso así, a los españoles nos darán “gato por liebre”.

Antonio Cebollero del Mazo.

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Antonio Cebollero del Mazo
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