Por más surrealista que nos parezca, sabemos que el Rey, Felipe VI, el Jefe del Estado de España, está declarado por Ley como “irresponsable” según norma el artículo 56 de la Constitución: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto (art. 65.2): en la cantidad global que recibe de los Presupuestos para el sostenimiento de su Familia y Casa, que es donde tiene plena soberanía, que puede distribuir esa cantidad, que no es poca, libremente. Y para nombrar y relevar libremente a los miembros civiles y militares de su Casa.
Lisa y llanamente, Felipe VI figura, esto es, imita “algo” dentro de la ficción en la que seguimos: representante de una organización política de Gobierno y de Estado. O si se quiere, Felipe VI, esto es, el jefe del Estado, representa la capacidad de acción que no tiene.
Dicho esto, es perfectamente natural que el Rey esté sometido a la acción del Gobierno de turno, que, en el caso de un Gobierno del PSOE, llega al punto de la manipulación. Sometimiento y manipulación a la que el Rey no se puede sustraer, a menos que quiera iniciar el camino del exilio. Para muchos, que quiera dejar el negocio de ser Rey.
En el caso de la última declaración de Felipe VI en relación con la petición de un Estado Palestino, la cosa huele. Huele, porque sale en defensa de Pedro Sánchez, que, tras sus declaraciones contra Israel, se echó la tierra encima. Por lo que Zarzuela debió ser más prudente, no sea que más españoles de los que ya piensan así, terminan considerando que la Corona es afín al Gobierno, al que sea.
Más prudente, decimos, sobre todo, en la gravísima situación actual, en la que el Rey debe ser, exactamente, el símbolo de la unidad y permanencia de España, haciendo cumplir las reglas pese a su posición neutral, velando por mantener el orden y preservando la convivencia nacional entre los hombres y las tierras de España.
La guerra que sostiene Israel en Gaza, cuyas consecuencias para su población todos lamentamos, no debe, en el momento actual, hacer tomar una postura contraria a la eliminación del terrorismo de Hamás por parte de Israel, por cuanto supone un acto de legítima defensa reconocida en el Derecho Internacional. Toda vez, además, que, dentro de lo que es una intervención militar de tal calado, se intentan usar los medios y atacar los objetivos de la manera más proporcional posible. Así pues, y al hilo de este argumento, es sabio consejo que “en tiempo de tribulación, no se deben hacer mudanzas”. De lo que se deduce, que Zarzuela ha debido ser mucho más prudente.
Con todo, comprendo que la guerra que sostiene Israel con el terrorismo de Hamas no pueda ser entendido por parte del Gobierno de Pedro Sánchez y ni por una gran parte de la sociedad española, a tenor de cómo se actuó y se sigue actuando con ETA y con su mundo criminal.
Adentrándonos muy sucintamente en el problema, que internacionalmente ocupa y preocupa, con todas las matizaciones que se hagan o las razones que se esgriman, se debería partir, entiendo, de la Declaración de Independencia de Palestina de 15 de noviembre de 1988, que hacía referencia al Plan de la ONU que sirvió como base para la declaración de independencia de Israel y de las resoluciones posteriores de la ONU. Que invocaba el plan de partición como declaración de legitimidad para un Estado palestino, aunque los palestinos se negaron a aceptar la resolución de partición (en oposición a Israel, que sí aceptó el plan de la ONU).
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¿Por aquí siguen sin enterarse de que los discursos de Felpudo (o Juanqui) son preparados por el Gobierno de turno (da igual quién gobierne)?
Felpudo y su banda dicen lo que les dicen que digan. No hay más. A cambio de un pastizal y de vivir del cuento. Negocio redondo.
«…que los españoles acaben pensando que la corona es afín al Gobierno…» Bueno, tengo yo entendido que el actual emérito no sólo era «afín» a Felipe González – le dejaba las manos libres para hacer cuantas fechorías éste apeteciese, y fueron muchas – mientras a él le dejasen a su vez campo libre para las propias, bien blindado frente a la prensa, y con varias «ex» sobornadas a cargo de los Presupuestos Generales del Estado. De postre ( y deploraría que se pensase ni por un momento que hay aquí una mínima defensa al traidor Aznar ) a instancias del mismo Felipe, que ya era «Pinocho», le cambió a Aznar un ministro de Defensa ( menuda regia interferencia ) no fuese a ser que al del bigote le diera por levantar alfombras, vana precaución, dudo que existiese ese riesgo.
Ya ni al caso viene hablar de felpudo VI o mejor dicho el florero de la Zarzuela. Ya se sabe quienes son sus aliados desde que estaba el mierda mataelefantes en el poder; y comenzaron está deriva con el asesinato de Carrero Blanco, la transición y el panfleto de la constitución y todo con la ayuda EE.UU y los rojos piojosos.